viernes, 5 de julio de 2013

J.C.F CAP: 2




Lali lo miró confundido, ¿no sería…? De pronto los labios de peter estaban contra los suyos, sus manos en su espalda apretándola contra él, y su lengua entrelazándose con la suya… tardó unos instantes en comprender la situación.
Puso las manos en el pecho de peter y lo apartó de un empujón…
-¿Qué haces? –preguntó pasándose la mano por la boca.
-Terminar lo que tú empezaste.
-Yo no empecé nada, simplemente saludé a mi nuevo vecino, y ahora si no te importa, me gustaría vestirme…
-Me importa.
-Me da igual, bye cariño.
-Eso no quedará así –le advirtió él.
-Claro que no, pero ya hablaremos, hasta mañana, cielo.
lali lo empujó hasta la puerta y luego la cerró, apoyándose contra ella y soltando un suspiro, se agachó y recogió el cepillo de dientes que había dejado caer inconscientemente. No había planeado que él respondiera así, pero acababa de comprobar que lo podía controlar, y el plan seguía adelante.

Peter cerró con un portazo la puerta de su casa, haciendo que todo resonara, estaba furioso, y frustrado, se había quedado sin sexo, ahora no tenía a la rubia, esta no lo había llegado a excitar, pero la castaña… la castaña lo acababa de dejar tirado, pero eso no iba a quedar así, ella acabaría en su cama, ya se cobraría el que lo hubiera dejado en semejante estado, ahora lo que necesitaba urgentemente era una buena ducha de agua fría, muy fría, y luego dormir y relajarse.

Su segundo café en medio de la noche. lali no conseguía dormir, no conseguía quitarse la sensación de los labios de su vecino acariciando los suyos, sus manos acariciándole la espalda…
-¡Estoy totalmente loca! –gritó en medio del silencio.
Con un gruñido, se metió de nuevo en la ducha, necesitaba despejarse, y el baño era el mejor sitio, su paraíso… Mientras se bañaba planeó el día siguiente, tenía que tener a peter vigilado, sobre todo si no quería que las mujeres se le acercaran, eso significaba seguirlo a todas partes. Ella no tenía que trabajar, tenía dinero suficiente para vivir tres vidas, así que no se tendría que distraer en el trabajo ni nada por el estilo, podría dedicar su tiempo a fastidiar a peter lanzani, algo que iba a hacer encantada.
Eran las tantas cuando se durmió, pero el reloj marcaba las seis de la mañana cuando oyó la puerta de enfrente, de un salto se levantó del sofá y se asomó a la mirilla de la puerta.
¿Qué hacía tan temprano levantado peter un sábado?
Iba de deporte y estaba mirando el reloj, se disponía a ir a correr, eso le daba tiempo para ir duchándose y poder despejar la mente tranquila, no iría a ligar a las seis de la mañana principalmente porque la gente dormía.
No lo hacía todos los sábados, pero este le hacía falta, necesitaba correr y despejarse, ya que la cama no le había servido de nada, no había podido pegar ojo, cada vez que los cerraba se imaginaba a cierta vecina en sus brazos rodando por la cama entrelazados… era mejor alejar esos pensamientos, y si corría seguramente los podría alejar.
Dos horas más tardes lali estaba asomada en la ventana de su casa, mirando a la calle, pendiente de la vuelta de peter, estaba empezando a impacientarse cuando lo vio llegar, estaba increíblemente atractivo, las mejillas coloradas, el pelo revuelto, el pecho agitado…
-¡Ya lali!
Lo vio entrar a la cafetería de abajo y se apuró a coger el bolso y salir. Al entrar lo vio sentado con un periódico en las manos gesto que la sorprendió, y una taza de café delante, también vio que las chicas se le empezaban a acercar, y coqueteaban con él. peter bajó el periódico y comenzó a hablar con las chicas con una de sus sonrisas en los labios, lali se apresuró y se acercó a él, le rodeó la cintura con los brazos…
-Hola cielo –lo saludó- perdón que tardara en bajar, no sabía que volverías tan pronto de correr.
peter se encogió al sentir los brazos y oír la voz, era la de su vecina, la misma que la noche anterior lo había dejado con el calentón, las chicas que estaban a su alrededor desaparecieron, y tras ellas, la castaña se separó de él y se sentó en una silla ignorándolo. Lo comenzaba a sacar de sus casillas, le estaba espantando a las chicas, y eso no le gustaba un pelo. Debería hablar con ella y decirle que lo dejara en paz, o que por lo menos le explicara su conducta.
Se giró y se dispuso a mirarla…
-¿Y bien? –preguntó. Comenzaba a hartarse se ese juego.
Ella lo miró y él se quedó clavado, perdido en sus ojos marrones… agitó la cabeza y la miro con indiferencia.
-¿Si? –preguntó ella.
-¿Me vas a explicar porque has hecho eso? Ahora no me puedes decir que saludabas al vecino…
-Pues eso es exactamente lo que hacía, me gusta llevarme bien con mis vecinos, y tú vives justamente en frente de mí, nos debemos de llevar bien.
-Una cosa es que nos llevemos bien, y otra ¡es que te hagas pasar por mi novia!
-¿Yo hice eso? –preguntó mirándolo asombrada- no, yo solo saludaba a mi vecino…
-¿A todos tus vecinos los saludas así?
-Puede…
peter arqueó una ceja, y ella se le sonrió.
-Señorita aquí está su café –la avisó la camarera.
-Gracias –contestó ella, y se giró ignorando a peter.
-Bueno, pues a partir de ahora hazme el favor y no me sigas saludando así, me espantas a todas las chicas. Y no me gusta que lo hagas.
Peter giró sobre sus pies y salió del bar, directo a su casa para darse una buena ducha, mas le valía que su vecina no lo siguiera saludando así, si no terminaría por pegarla contra una pared y… pero eso no iba a pasar, ella no se le volvería a acercar si era consciente de eso…
«Lo siento mucho cariño, pero esto no se va a acabar» se dijo lali con una sonrisa, por mucho que no quisiera seguir acercándose a peter, lo iba a hacer, prometió que peter estaría sin chicas un tiempo y así sería, no iba a tener sexo, no iba a besarlo mas, con unas simples palabras las chicas se irían, un cariño, o hola cielo, mi amor… cualquier adjetivo cariñoso haría que las chicas cogieran la indirecta, aunque fuera una mentira, porque ella era de él, lo mismo que él de ella: nada.

Una vez se hubo duchado estaba más tranquilo, seguro que ahora que le había dicho aquello a su vecina lo dejaría en paz, ya no le espantaría a más chicas, ahora se daría una buena noche, se arregló y decidió que iría a comer por hay, haría de vago lo que quedaba de día, total… era sábado, salió a la calle, llamaría a gas para que saliera con él, no a gason no, estaría con su chica, mejor a nicolas, nico pensaba igual que él, seguro que le apetecía salir por hay a dar una vueltecilla… si, definitivamente llamaría a nico. Sacó él móvil del bolsillo y buscó en la agenda el número de su amigo…
-¿Si? –preguntó una voz aguda al otro lado del teléfono.
-nico, soy peter, ¿te apetece ir a buscar entretenimiento?

lali acababa de salir del bar donde había ido para buscar a Justin, al salir se frenó en seco, peter hablaba por teléfono… se acercó sigilosamente para que él no la viera…
-Está bien, nos vemos en el bar de siempre en una hora.
«¿En el bar de siempre?, ¿Cuál era el bar de siempre?» Maldito fuera, ahora no sabía hacía donde lo tenía que ir, solo le quedaba una opción: seguirlo.
Lo vio girarse y entrar en el edificio, lo siguió, bien, iba a casa, por lo menos tendría tiempo para cambiarse de ropa… ¿con quien habría quedado?, seguro que con alguna tipa, una rubia tonta…
Esperó a que él entrara en su casa, y ella entró en la suya, se cambió de ropa, no se iba a arreglar mucho, pero tampoco iba a ir vestida de diario… se maquilló lo justo y esperó detrás de la puerta hasta que lo escuchó, se sentía rara, no era una costumbre suya el ir espiando a la gente y menos seguirla, pero hacer eso, la hacía sentirse en un juego, no podía ser descubierta, y eso la divertía.
Al fin él salió del departamento, y se metió en un ascensor, ella hizo lo mismo, lo siguió. Al cabo de un rato lo vio entrar en un bar, y por fin, ella entró sin temor a que la viera, «Uhm… bonito sitio, no tiene mal gusto el nene» se dijo.
Entró con la cabeza alta, estaba dispuesta a divertirse, a disfrutar, a fastidiar a peter…
peter se quedó de piedra cuando vio a la castaña, ¿pero como…? Casualidades de la vida, ¿pero es que no podía perderla de vista ni un momento? ¿lo habría seguido?, no, eso era imposible, se habría dado cuenta, dispuesto a pasárselo bien, independientemente de ella, la sonrió para luego girarse sobre sus pies y buscar a su amigo… quien no estaba. «Que raro» pensó, bueno, mientras él podía divertirse, buscando alguna mujer con quien pasarlo bien… Si, se lo pasaría de miedo ese día.
Estaba charlando con una rubia impresionante cuando alguien le tocó el hombro, ¡por fin había llegado nico!, se giró para sorprenderse, no era su amigo, era la castaña.
-Hola cariño –lo saludó.
-Ho… hola –saludó él, ¿Por qué tartamudeaba?, si él era famoso por su seguridad, y su dominación a la mujer…- ¿Cómo estás?
-Hay… no me trates como si hiciera años que no nos vemos, sabes perfectamente lo bien que estoy…
¿Se estaba insinuando? ¡Maldita!, se giró para hablarle a la rubia, pero no estaba, se giró de nuevo hacia su vecina, pero no estaba tampoco, ¡maldita fuera! Esa se la iba a cobrar, le estaba espantando todos los ligues, ¿quería jugar? Pues nada, jugarían los dos…

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