miércoles, 30 de octubre de 2013

CAPITULO 19:


Sentí como se me revolvió el estómago con la insinuación, la escenita de la cocina estaba muy fresca en mi mente y no quise ni pensar como hubiera terminado si no hubiésemos interrumpido, volteamos, pero él seguía sosteniendo mi mentón.

– Perdón, no quise interrumpir, la cena está casi lista, pasen y después vemos como nos acomodamos – exclamó eugenia desde el umbral de la puerta, peter estaba detrás de ella con una mirada de pocos amigos, como si quisiera fulminar a alguien.
– Gracias eugenia, pero nosotros acabamos de comer, además supongo que vosotros querreis estar solos, creo que será mejor que pablo y yo nos vayamos a un hotel – dije separándome de él, pero entrelacé mi mano con la suya.
– De ninguna manera, el que se confundió fui yo, los que debemos irnos somos eugenia y yo – dijo peter abrazándola por la cintura.
– No, peter, por supuesto que no, es tu casa, además la culpa fue mía porque primero te dije que vendríamos el siguiente fin de semana y apenas el martes te avise que siempre llegaríamos hoy, yo fui el de la confusión.
– Nadie se va a ir a ningún lado, quizá no somos los mejores amigos del mundo pero será grandioso convivir este fin de semana y conocernos más, ¿verdad, nene? – dijo eugenia dandose mirando a peter y le dio unas palmaditas en la mejilla.
– Yo encantado, esta es su casa y eugenia tiene razón, no veo ninguna razón para que no la podamos pasar bien los cuatro – respondió mientras chocaba delicadamente su cabeza con la de ella que le sonrió.
– Yo tampoco le veo mayor problema, es que lali tenía la ilusión de que estuviéramos solos ella y yo – intervino pablo dándome un beso en la comisura de los labios.
– lali, no te preocupes por eso, compartirán habitación, y peter y yo podemos usar tapones en las orejas contra el ruido.
–eugenia, pero que cosas dices.
– Ay A lali i, ya todos somos adultos aquí, no tiene nada de malo, anda, acompáñame a la cocina a terminar la cena – exclamó eugenia tomándome de la mano que tenía libre obligándome a caminar.

Con dificultad solté a pablo, yo seguía con el estómago hecho nudos por las muestras de afecto entre ella y peter y cuando pasé a su lado le corrí la mirada furiosa y él desvió la suya. Me excusé con eugenia diciéndole que estaba muy cansada y que mejor aprovecharía para subir a acomodar mis pertenencias. Cuando salí de la cocina peter y pablo miraban la televisión y sostenían una copa cada uno, sólo les dije buenas noches y subí corriendo las escaleras.
Abrí la puerta de la primera habitación y sólo había una maleta que supuse era la de peter y eugenia, me dieron ganas de arrojarla por las escaleras, pero sabía que tenía que guardar la compostura, nos quedaban tres largos y tortuosos días que no sabía cómo iba a sobrellevar. En la habitación contigua estaba mi maleta y la de pablo. Tomé la mía y empecé a desempacar, aún era temprano, pero me puse mi pijama y me metí a la cama, no estaba dispuesta a bajar y seguir presenciando las expresiones de cariño entre eugenia y peter, no tenía idea si podría evitar hacer una escena de celos que no venía al caso porque también estaba mi novio.

No supe en qué momento me quedé dormida. De pronto, sentí el peso de alguien sentándose en la cama y una suave mano que empezó a acariciarme la espalda, abrí los ojos y giré mi cabeza, era pablo que me miraba con deseo y aunque estaba que reventaba de los celos no iba a tener relaciones con él sólo por venganza.

– pablo no estoy de humor ahora, me duele la cabeza, estoy cansada por el viaje.
– Está bien, como quieras, luego estás reclamando y ahora sales con que te sientes mal – dijo molesto levantándose de la cama.
– Claro, yo sí tengo que aguantarme que tú prefieras trabajar que hacerme el amor y con una vez que yo me niego me lo echas en cara.
– No quiero volver a discutir contigo mariana, ya tuve suficiente por hoy de recriminaciones, ¿no que te duele la cabeza?
– Pues sí y mucho, buenas noches – dije molesta y me puse la almohada sobre la cabeza.

Minutos después él se acostó a mi lado, apagó la luz de la mesa de noche y me dio la espalda sin decir nada. Apreté la almohada de coraje, estaba por levantarme para ir a dormir al sofá cuando mi telefono sonó, lo tomé y era número oculto.

– Hola – contesté desconcertada.

– Tienes cinco minutos para bajar a la cocina o subo y le cuento todo a pablo, recuerda que tengo una prenda que te pertenece – sentenció peter y me colgó.

El enfado que yo sentía se transformó en pánico, por el tono de su voz, supe que su amenaza no era en vano y no podía permitir que eso sucediera, no tenía la menor idea de cuál sería la reacción de pablo y francamente no quería averiguarlo y menos con la mini discusión que acabábamos de tener.

– ¿Quién era? – preguntó pablo sin voltear a mirarme.
– Nadie, me colgaron, voy por un vaso de agua para tomarme una pastilla – respondí poniéndome las pantuflas y levantándome de la cama.

pablo no me dijo nada más y salí de la habitación con el pulso hasta las nubes, ¿qué se creía peter para amenazarme de ese modo?, cuando él estaba de lo más contento con su noviecita, me iba a escuchar, si a esas íbamos yo también tenía varias cosas que contarle a eugenia, que seguramente no le agradarían para nada.

Desde la sala se distinguía la luz proveniente de la cocina, tomé un respiro y entré. peter estaba parado, recargado en el mueble junto al lavabo, sosteniendo mi pañuelo entre sus manos. Mis ojos se abrieron de par en par al verlo, definitivamente no estaba jugando, estaba dispuesto a decirle todo a pablo y entregarle pruebas contundentes.

– ¿Qué pretendes? – pregunté seria y molesta cruzándome de brazos.
– No quiero que él te toque – respondió usando el mismo tono de voz que yo.
– Es mi novio, ¿lo olvidas?, ¿acaso yo te estoy prohibiendo que lo hagas con tu novia?
– ¿Cuántas veces tengo que decirte que eugenia no es mi novia?
– Que cínico eres, ¿cómo te atreves a negarla después de lo que he visto hoy?
– Pues no se compara con lo que yo vi – exclamó acercándose a mí.
– Pues yo no niego a pablo, sabes perfectamente que es mi novio – dije caminando hacia atrás
– No me lo recuerdes – dijo acercándose más – no me hagas recordar que lo vi dándote un beso.
– Pues eso es lo que hacen los novios, ¿no?, no sólo cocinan y cantan juntos y se toquetean frente a otros – seguí caminando y topé con la nevera.
– Con un demonio – exclamó exasperado a pocos pasos de mí – ¡eugenia no es mi novia!, es mi amiga de toda la vida.
– Mira qué casualidad, pablo y yo también nos conocemos desde niños.
– Ahora comprendo porque recurriste a mí – dijo sarcásticamente poniendo sus manos al lado de mis hombros impidiéndome el paso.
– ¡Cómo te atreves! – exclamé y quise darle una bofetada, pero me atajo la mano.
– Sabes que tengo razón, si él cumpliera con sus obligaciones no tendrías ninguna necesidad de citarte con un extraño.
– Fue una estupidez de la que ahora me arrepiento – exclamé soltándome, pero él rápidamente subió el brazo y volvió a hacerme prisionera.
– ¿En verdad te arrepientes? – preguntó a milímetros de mis labios y aspiré su aliento embriagador – ¿estás segura? – agregó acariciando suavemente mi cuello y luego descendió su mano a uno de mis senos que masajeó encima de la ropa, mirándome fijamente a los ojos.
– Basta, por favor – dije con un hilo de voz, no podía controlar mi cuerpo cuando él me estaba tocando y tenía su aliento clavado en mi nariz.
– ¿En serio quieres que me detenga? – susurró en mis labios mientras su mano bajaba por mi costado hasta mi nalga que apretó y luego pegó su cuerpo al mío, uniendo nuestros sexos que sólo los separaba la delgada ropa de nuestras pijamas.
– Alguien puede bajar – dije con dificultad, olvidando todo el enfado.

Su respuesta fue lamer mis labios y levantar mi pierna para pegar mucho más su cuerpo al mío y rozar más nuestros sexos moviéndose suavemente, sin dejar de mirarme, un jadeo se escapó de mis labios, no podía evitarlo, él me hacía perder completamente el sentido de todo y, aunque la cabeza me gritaba que detuviera esa locura, mi cuerpo entero lo reclamaba, no tenía fuerzas suficientes para detenerlo.
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bueno chicas este es el capitulo y creo que queso mas que claro que es eugenia de peter... aunque lali no lo quiera creer -BESOS Y FIRMEN HARTO 

martes, 29 de octubre de 2013

Capitulo 16-17-18


Cap: 16:

– Debemos regresar al desfile – dije en voz baja.
– ¿Siempre eres así de responsable? – replicó en tono serio.
– Incluso más.
– Escapémonos, te aseguro que nadie se dará cuenta.
– Ni pensarlo, es la gran noche de tu hermana.
– Podrá perdonarme.
– ¿Siempre eres así de terco?
– Incluso más.
– En serio debemos regresar, para mi es trabajo y mi jefe está aquí – insistí poniendo mis manos en su pecho obligándolo a separarse, aunque sentí un hueco enorme cuando finalmente salió de mí.
– Está bien, tú ganas esta vez – dijo entregándome mi ropa interior.

Nos arreglamos las ropas en silencio y le dije que yo saldría primero, no estuvo muy de acuerdo, pero aceptó, no entendía porque era tan descarado. Abrí la puerta y me asomé sigilosamente, me dispuse a salir de ahí y peter me dio una cariñosa nalgada que me hizo sonrojar, no quise voltear a verlo porque seguro aceptaría escaparme con él y tenía que recordar que estaba en horas de trabajo. Me fui directo al baño a retocarme el maquillaje y ponerme perfume, una amplia sonrisa había en mis labios, él había dicho mi nombre y yo el suyo, no habia más reglas y eso me entusiasmo sobre manera, aunque en realidad no sabía que pasaría de ahora en adelante.

Llegué al salón y ocupé mi lugar, pocos minutos después llegó peter muy sonriente y se sentó al lado de eugenia, ella se recargó en su hombro, eso no me agradó mucho, esos dos tenían algo, era demasiada la confianza que se tenían y el acercamiento, además llegó con ella a un evento familiar, uno no lleva a cualquier persona a convivir con la familia, ahí entendí que no debía emocionarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo él y yo, sería oculto, sin que nadie lo supiera.

El desfile terminó y mary nos agradeció a rochi y a mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso, peter hasta se puso de pie muy entusiasmado. Scott estaba sumamente orgulloso aplaudiendo también. Empezó la fiesta y todo mundo se dirigió a la mesa de los bocadillos.

– ¿Dónde estabas lali? – preguntó inquisidoramente rocio.
– Fui a ver a las modelos.
– Que raro, yo fui allá y no te vi.
– Es que también fui al baño.
– Ah, vale – respondió no muy convencida.

Moví la cabeza negativamente cuando la vi ir a saludar a un chico que la miraba, yo me acerqué a la mesa y busqué algún bocadillo que no estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno tomé un pedazo de queso y le di una pequeña mordida

– Uf, no hagas eso en mi presencia… me trae muy gratos recuerdos – dijo peter detrás de mí y casi me atraganto, tomé una copa y bebí.
– Quieres provocarme un infarto, ¿verdad? – exclamé dandome la vuelta para encararlo.
– Tú también a mí, no tienes idea de lo sensual que te ves comiendo.
– Estás loco – dije mirando hacia el techo.
– Puede ser, pero, ¿no te fascina? – exclamó guiñándome un ojo.
– Pero, ¿vosotros os conoceis? – dijo de pronto mary parándose frente a nosotros y no supe que decirle, entré en pánico al pensar que hubiera escuchado el comentario de peter , pero pensé que no tendría esa sonrisa en el rostro.
– Sí, estuvimos juntos un semestre en la universidad – respondió él muy seguro.
– Yo siempre he dicho que el mundo es un pañuelo, jamás me imaginé que fueras amiga de pitt , no te ofendas hermanito, pero tienes unas amistades – dijo dándole palmaditas en el hombro – no lo digo por eugenia , ella es aparte, pero te he conocido cada “amiguita” – agregó mirando hacia arriba.
– Bueno, en realidad no somos amigos, no nos habíamos visto desde ese entonces – dije siguiéndole el juego.
– Pero las amistades se pueden retomar, ¿verdad hermanita? – dijo abrazándola cariñosamente – además aquí entre nos mary , si no fuera porque le ayude en matemáticas lali aún no se graduaría.
– ¿No me digas que ella era la que te regalaba esos deliciosos chocolates?
– La misma – respondió muy seguro dándome una mirada de complicidad.
– Sí, es que mi mamá trabajaba ahí y siempre llevaba, pero como a mí no me gustan, prefería dárselos a él en pago a sus clases, en lugar de…
– Te dije desde un principio que jamás aceptaba dinero de las mujeres, ni siquiera pensaba cobrarte, tú insistías en regalármelos – interrumpió mirándome seriamente.
– Ay sí peter, como si desconociera la forma en que te cobrabas, fui a la misma clase que tú, ¿recuerdas?, creo que aún sigue ahí tu fama,
-Por eso ella me caía bien, porque nunca sucumbió ante tus encantos.
– Más bien dirás que te encantaban los chocolates.
– También, pero eso es aparte, definitivo, lali, tienes que ir a mi boda, no voy a permitir que este hermano mío vaya con nadie más que no seas tú.

Yo me quede paralizada y abrí los ojos como platos, no podía expresar palabra alguna, una cosa era seguirle el juego de que nos conocíamos desde antes, con tal de ocultar la verdad que su familia ignoraba y otra muy diferente era llevar la farsa hasta esos extremos, yo no podía ir a esa boda y no creía que él tampoco lo quisiera, lo más probable es que ya hubiera invitado a alguien para acompañarlo.



– Genial idea hermanita, como me tienes sentenciado, no he invitado a nadie.

– Es que es la boda de tu única hermana y no quiero un escándalo como en la de bauti – puso su mano en mi brazo – no sabes lali la vergüenza que nos hizo pasar la chica con la que fue a la boda de mi hermano, se puso a bailar como bailarina exótica a mitad de la fiesta y a quitarse la ropa, obvio los hombres estaban encantados, pero los papás de Diana, o sea, mi cuñada, casi piden la anulación del matrimonio ahí mismo, mi papá tuvo que hablar con ellos y tranquilizarlos, claro, después de que sacaron a la susodicha, que por cierto, estaba pasadita de copas.

– Que exagerada eres mary, no fue para tanto.

– ¿Ah, no?, ¿quieres que ahorita vaya por bauti y Diana para que se lo confirmen?

– No es necesario hermanita, ese no es el punto.

– Así que comprenderás, lali, que obvio no voy a dejar que vaya a la mía con cualquiera, es mucho mejor que asista con una vieja amiga, además tú eres una chica linda, responsable y muy decente.



Yo seguía sin poder hablar, si mary supiera cómo había conocido en realidad a su hermano y lo que acabábamos de hacer hace un par de horas, no me tendría en tan buen concepto y mucho menos me invitaría a su boda, quizá debía decirle la verdad para que se le quitara esa idea de la cabeza. Y lo peor es que peter me miraba divertido y con una sonrisa triunfante, en definitiva ese hombre disfrutaba con mi sufrimiento, yo le di otro sorbo a mi copa antes de hablar.

Yo me quede paralizada y abrí los ojos como platos, no podía expresar palabra alguna, una cosa era seguirle el juego de que nos conocíamos desde antes, con tal de ocultar la verdad que su familia ignoraba y otra muy diferente era llevar la farsa hasta esos extremos, yo no podía ir a esa boda y no creía que él tampoco lo quisiera, lo más probable es que ya hubiera invitado a alguien para acompañarlo.

– Genial idea hermanita, como me tienes sentenciado, no he invitado a nadie.
– Es que es la boda de tu única hermana y no quiero un escándalo como en la de  – puso su mano en mi brazo – no sabes lali la vergüenza que nos hizo pasar la chica con la que fue a la boda de mi hermano, se puso a bailar como bailarina exótica a mitad de la fiesta y a quitarse la ropa, obvio los hombres estaban encantados, pero los papás de Diana, o sea, mi cuñada, casi piden la anulación del matrimonio ahí mismo, mi papá tuvo que hablar con ellos y tranquilizarlos, claro, después de que sacaron a la susodicha, que por cierto, estaba pasadita de copas.
– Que exagerada eres mary, no fue para tanto.
– ¿Ah, no?, ¿quieres que ahorita vaya por bauti y Diana para que se lo confirmen?
– No es necesario hermanita, ese no es el punto.
– Así que comprenderás, lali, que obvio no voy a dejar que vaya a la mía con cualquiera, es mucho mejor que asista con una vieja amiga, además tú eres una chica linda, responsable y muy decente.

Yo seguía sin poder hablar, si mary supiera cómo había conocido en realidad a su hermano y lo que acabábamos de hacer hace un par de horas, no me tendría en tan buen concepto y mucho menos me invitaría a su boda, quizá debía decirle la verdad para que se le quitara esa idea de la cabeza. Y lo peor es que peter me miraba divertido y con una sonrisa triunfante, en definitiva ese hombre disfrutaba con mi sufrimiento, yo le di otro sorbo a mi copa antes de hablar.

– Gracias mary, pero…
– Ningún pero, no voy a aceptar una negativa de tu parte, la boda es en dos meses y ahí te quiero ver, por cierto, no veo a mi novio, iré a buscarlo – dio dos pasos y se volteó a verme – no excusas lali – agregó y me guiñó un ojo.
– Es una lástima que no te guste el chocolate, se me había ocurrido una idea genial – dijo pícaramente y después tomó un bocadillo.
– Pero, ¿cómo puedes decirme eso después de lo que acaba de decirme tu hermana? – pregunté angustiada, ¿que acaso él no podía pensar en otra cosa que no fuera sexo?
– No hay nada que decir al respecto – se llevó el bocadillo completo a la boca.
– ¿Perdón?, tu hermana cree que nos conocemos de años, que soy casi un modelo a seguir y encima parece estar empeñada en que vaya a su boda con–ti–go.
– Así es mary, cuando se le mete una idea en la cabeza, no hay poder humano que se la quite, pero yo no le veo mayor problema a lo que te dice, mejor que siga pensando que eres un modelo a seguir, y en cuanto a la boda, vamos y ya.
– ¿Y lo dices tan tranquilo?, se te olvida un pequeño detalle, yo tengo novio.
– Eso no es problema, tu novio seguramente tendrá un negocio que cerrar ese fin de semana – aseguró irónico y serio, con una expresión en la cara que no le había visto.
– ¿Y Eugenia?
– Que no es mi novia – exclamó molesto y tomó una copa que se bebió de un trago.
– No, por supuesto que no – dije sarcástica.
– Piensa lo que quieras.
– Perfecto, entonces ve con ella a la boda porque yo no iré de ningún modo – aseguré.
– ¿Estás celosa? – preguntó mirándome a los ojos.
– Tú no tienes vergüenza de verdad – exclamé exasperada.
– Eso no responde mi pregunta.
– Estoy tan celosa de Eugenia como tú lo estás de Pablo, ¿satisfecho? – respondí irónica.
– ¿Alguien dijo mi nombre? – exclamó ella acercándose a él y tomándolo del brazo, lo bueno es que no era su novia, no sé que le haría si en realidad lo fuera.
– Con permiso, tengo que mirar unas cosas en la cocina – dije y me alejé.
– ¿Qué le pasa? – escuché que euge le preguntó.
– Nada mi niña, seguro está estresada por todo el evento.

Entré a la cocina y me dieron ganas de tirar los sartenes, es que no había conocido hombre más cínico en toda mi vida, mira que negar y engañar a la novia en el mismo lugar donde ella se encontraba. Me llevé una mano a la frente, es que yo no podía ser más estupida, ¿qué me daba ese hombre que me hacía perder la cordura?, bueno, sí lo sabía, el mejor sexo que había tenido jamás, pero no podía dejarme llevar por eso, debía encontrar la forma de recobrar la sensatez.



Cap: 17


Era lunes por la noche y yo seguía en la oficina, como iba a tomar un par de días libres porque finalmente pablo y yo nos iríamos de vacaciones, tenía que dejar todo listo en la oficina. Estaba concentrada respondiendo unos mails cuando escuché que tocaron mi puerta, giré la cabeza y casi me da un paro cardíaco cuando vi que era peter.

– ¿Tú?, ¿qué haces aquí? – pregunté más que sorprendida.
– Buenas noches, yo muy bien, aunque no tanto como tú – exclamó con una gran sonrisa entrando y se quedó de pie del otro lado del escritorio.
– Buenas noches peter, ¿cómo estas?
– Que diferencia, primero los saludos y luego lo que quieras.
– Ahora sí me puedes decir a que debo el honor de tu visita.
– euge me pidió que te entregara esto – respondió entregándome un sobre blanco en el que estaba escrito mi nombre con una hermosa letra – le has caído de maravilla ya que ha sido muy selectiva con los invitados no sé que le hiciste, pero te quiere ahí.
– peter, pero yo… ¿tú quieres que yo vaya?
– Sería divertido, va a ser en Miami, imagínate, el mar, la playa, el sol, la arena, tú y yo desnudos al anochecer – respondió mientras caminaba y se paraba junto a mí, recargado en el escritorio, yo hice un poco la silla para atrás, nerviosa – además, euge no te perdonaría tu ausencia y sabe dónde encontrarte y no querrás conocerla enfadada, hasta asusta a bauti, así que imagínate.
– Trataré, pero la verdad no te lo aseguro.

Me dio una de esas sonrisas arrebatadoras que elevaba mi pulso a mil y entonces recordé lo que había fantaseado con él en varias ocasiones, mi corazón se aceleró ante semejante idea, no imaginé que pudiera cumplirla, lo bueno es que pasaban de las ocho y no había nadie más en la oficina, salvo los vigilantes pero se encontraban en la planta baja, así que decidí arriesgarme.

– Necesito ir a la oficina de mi jefe por unos papeles – dije para despistarlo, quería tomarlo por sorpresa.
– Está bien, te espero.

Le di una pequeña sonrisa y salí, entré a la oficina de rocio y le agradecí su vanidad como nunca antes. Me miré en el espejo que tenía pegado detrás de la puerta y arreglé un poco mi cabello, no sé para que con lo que tenía planeado hacer. Caminé de puntas a mi oficina y lo vi sentado sosteniendo y mirando una foto mía con pablo, se me había olvidado que la tenía ahí. Cerré despacio la puerta de la oficina y le puse el seguro, caminé tratando de no hacer ruido y cuando estuve a su lado, le quite el portarretratos de la mano y lo puse con la foto hacia abajo sobre el escritorio.

Me miró y entonces yo me senté encima de él, con mis piernas a sus costados, me sonrió sensualmente, adoraba esas sonrisas, puse mis manos sobre el respaldo de la silla y lo besé apasionadamente, él me abrazó y comenzó a acariciar mi espalda, devorando mi lengua, yo comencé a desabrochar su camisa sin dejar de besarlo y él me sacaba la blusa de la falda, cuando lo logró, acarició la piel de mi espalda y sentí que movía sus dedos para desabrochar mi blusa, pero lo frené.

Me hice un poco hacia atrás y la desbroché yo lentamente, él me miraba fascinado, con la sonrisa retorcida, me abrí la blusa y desabroché el sostén, de casualidad me había puesto uno que se abrochaba por enfrente, cuando destapé mis senos él comenzó a besarlos, pasando su lengua por mis pezones, yo emití un suave jadeo y eché mi cabeza hacia atrás por las sensaciones que me provocaban sus labios.

Subió mi falda y comenzó a retirar mi ropa interior, me puse de pie para quitármela por completo y él saco un condón de la bolsa del pantalón, me sorprendía tanto que siempre llevara uno consigo, no quise pensar en eso, sólo disfrutar del momento. Le quite el condón de la mano, le desabroché el pantalón y me hinqué, me llevé su erección a la boca y él emitió un gruñido delicioso, así que seguí absorbiéndoselo con delicadeza, su cabeza la tenía hacia atrás y se lamía los labios gimiendo con sus dedos enterrados en mis cabellos.

Cuando ya no aguanté más, le coloqué el condón y me monté en él emitiendo un gemido cuando lo sentí dentro de mí, él levanto la cara, me tomó por nalgas y me ayudo a subir y bajar mientras nos besábamos frenéticamente, yo tenía los ojos cerrados, concentrada únicamente en las maravillosas sensaciones que me hacía sentir, me fascinaba la forma en que se movía en mi interior. Nos separamos para respirar, pero nuestros labios seguían juntos, jadeando, inundando nuestras bocas con el tibio aliento que emanábamos. Le sujeté las manos y las enlacé con las mías colocándolas en los costados de su cabeza.

– Me fascina cuando tomas el control – susurró con la voz entre cortada.
– Te haré mi esclavo, entonces – dije mientras me movía en círculos.
– Hazme lo que quieras… pero, no me dejes.

Le sonreí y seguí moviéndome, no quería engancharme en sus palabras, no cuando estábamos teniendo sexo, en ese estado se dicen muchas cosas, pero no tienen el mismo valor a cuando se dicen con los cinco sentidos bien puestos. Apreté más sus manos cuando sentí que juntos llegábamos al orgasmo y recargué la cabeza en el respaldo de la silla, él se soltó y me abrazó fuertemente.

– De verdad eres maravillosa – susurró en mi oído y una sonrisa apareció en mi cara.

Un repentino ruido nos hizo aterrizar de golpe en la realidad y me levanté a toda prisa, con los dedos temblorosos me abroché el sostén y abroche la blusa, abrí la puerta despacio y sólo asomé medio cuerpo, era uno de los vigilantes que había subido a hacer su rondín habitual.

– Buenas noches señorita mariana, ¿todavía por aquí? – dijo amablemente.
– Sí, terminando una campaña, pero ya casi me voy.
– ¿Quiere que le pida un taxi?
– No es necesario, gracias.

Me sonrió y caminó a los elevadores, yo apreté los ojos de miedo y cerré de nuevo la puerta. Me di la vuelta y peter estaba parado justo detrás de mí, con su dedo pulgar delineó mis labios y luego acarició mi mejilla y bajó a mi cuello acariciándolo también.

– Debemos irnos, los policías estarán a la expectativa de mi salida, además, deben saber que estás aquí.
– Dije que iba a otro piso, no saben que estoy aquí contigo, es una gran ventaja que las ventanas de tu oficina tengan persianas, no se dio cuenta de mi presencia – dijo mientras besaba suavemente mi cuello y acariciaba mi cintura.
– peter, por favor – dije con un hilo de voz, mi cuerpo estaba reaccionando de nuevo a sus caricias haciéndome perder la perspectiva de donde nos encontrábamos.
– Sólo una vez más, haré un viaje de negocios y no sé cuando pueda regresar, quizá nos veamos hasta el día de la boda – anunció lamiendo mi oreja en tanto sus manos acariciaban mis senos por encima de la blusa.
– Aún no te he confirmado que iré.
– Con mayor razón, necesito hacerte mía una vez más esta noche.

Me besó apasionadamente mientras desabrochaba la blusa y la bajaba dejando al descubierto mis hombros, dio pequeños besos en uno y después siguió por mi cuello y paso hasta el otro hombro, yo tenía mis manos entre sus cabellos. Me cargó y me depositó sobre el escritorio, como pude hice a un lado las cosas y tiré el portarretratos al suelo, él se rio y sentí como separaba suavemente mis piernas para enterrar su cabeza y besar mi parte más íntima. No pude reprimir el gemido al sentir como movía su tibia lengua en mí, puso un dedo en mi boca y comencé a chupárselo para no gritar, estaba totalmente envuelta en las magníficas sensaciones que me estaban provocando sus besos, en esa parte tan sensible.

Sentí que iba a explotar y él se detuvo, yo lo miré casi con furia y él sólo me sonrió, se colocó un nuevo condón, tomó mis piernas y entró en mí de golpe, moviéndose con desesperación, gimiendo al unísono, lo veía morderse el labio inferior, totalmente perdido en la excitación y en la lujuria del momento, gruñó cuando llegó al clímax, lo que provocó que yo lo alcanzara instantes después y luego salió de mí.

El sonido de mi movil hizo que pegara un grito del susto y hasta me llevé la mano al pecho, peter se rió a carcajada abierta y yo le di una mirada de odio. Alcancé el aparato y los colores se me fueron de la cara cuando vi que era una llamada de pablo, no quería siquiera imaginar que hubiera pasado si se le hubiera ocurrido llamar dos minutos antes. No muy segura contesté, sabía que insistiría.
– Hola – dije conteniendo la respiración.
– Hola lali, adivina donde estoy.
– Ni idea – no tenía cabeza ni para pensar del uno al cinco menos para adivinar.

Miré con pánico a peter y comencé a abrocharme la blusa y metérmela en la falda. Comencé a buscar mis medias, pero no las veía por ningún lado, él estaba parado cruzado de brazos viéndome seriamente, creo que había adivinado quien me había llamado, yo levanté los hombros y moví la cabeza negativamente, él sabía perfectamente de la existencia de pablo, además, lo que había entre nosotros sólo era sexo, aunque ya no existieran las reglas, al final del día lo único que nos unía era eso, sexo sin compromiso ni ataduras.



– ¿Buscas esto? – preguntó mostrándome mis nada sexys medias azules.

– Cómo te gusta hacerme sufrir – exclamé y levanté la mano para quitársela pero él puso la suya detrás de su espalda – no es momento de juegos, tengo que irme ya.

– Pues vete, yo no te estoy deteniendo.

– Dame eso de una buena vez.

– No, quiero conservar algo tuyo hasta que vuelva a verte.

– Pero eso no – grité entre seria y asustada.

– ¿Por qué no?

– Por obvias razones que no quiero repetirte, dámelas ya y estoy hablando en serio.

– ¿O qué?, ¿vas a llamar a los policías?

– Ash, me estás desesperando en serio, ya déjate de juegos.

– Hasta luego lali, que pases buenas noches


Cap: 18



Comenzó a caminar y lo atajé en la puerta casi estampándolo en ella.

Por favor peter – dije en tono suplicante, casi al borde de las lágrimas de desesperación.
– Él te tiene completa, ¿qué más da que yo conserve esto?
– No, no me tiene completa y lo sabes, no te puedo dejar eso, al menos no hoy, otro día, te lo prometo, cuando volvamos a vernos, te daré otra cosa hoy, por favor.
– ¿Y qué me darías a cambio?

Lo tomé de la mano obligándolo a caminar conmigo, no quería que se me escapara, se veía molesto y quizá podría ser capaz de cometer una locura. Abrí el cajón de mi escritorio con la mano que tenía libre, sin soltarlo, ahí tenía un pañuelo, lo saqué y lo puse sobre el escritorio, tomé el pequeño perfume que estaba también en el cajón y le rocié un poco al pañuelo y se la di. Me sonrió y me entregó las medias.

– Ah, se me olvidaba decirte, no uses vestido rosa ni lila para la boda – dijo en el umbral de la puerta.
– No te he asegurado que iré.
– Buenas noches, lali.


Salió y yo me coloqué rápido mis medias. pablo me llamó de nuevo y le aseguré que ya bajaba. Fui al baño y me arreglé un poco el cabello, el maquillaje y me puse un poco de perfume. Cuando subí al coche, pablo me dio una mirada de reproche.

– Perdón, se atascó la impresora y no podía dejarla así, el servicio es muy caro.
– Está bien, ¿adónde quieres ir a cenar?
– No sé, ¿a ti que se te antoja?
– Comida china, ¿te apetece?
– Sí, vamos.

No hablamos mucho en el camino al restaurante, ni durante la cena, pablo estaba mensajeándose con un cliente, según me dijo, aunque se le escapan unas sonrisitas que dudaba que un cliente se las provocara, quizá era lo que yo quería ver para no sentirme tan culpable por engañarlo, después de todo iba a cumplir su promesa de irnos de viaje solos los dos, sin trabajo de por medio, o, ¿lo estaría haciendo para acallar sus culpas también?

Fui al baño y me miré al espejo, pensé que tal vez debería dejar a pablo, no se merecía lo que le estaba haciendo y ya una vez había intentado dejar a peter y no había funcionado, así que ahora me tocaba hacer la prueba con mi novio. Suspiré resignada, el viaje sería la última oportunidad para tratar de salvar mi relación con él. Me llevó a mi departamento y me dijo que nos veríamos hasta el jueves, que era cuando salíamos de viaje.

Los días siguientes tuve mucho trabajo, pero ya no podía ver mi oficina de la misma manera, por ratos me quedaba mirando la silla donde peter me había hecho suya y me había pedido que no lo dejara, la sonrisa estupida aparecía en mi cara sin remedio, como deseaba que sus palabras fueran ciertas, pero eran sólo eso, palabras que se las llevaba el viento porque no daba ninguna otra señal, si en realidad quisiera que yo estuviera en su vida mostraría algún interés, que sé yo, una llamada, un mensaje, pero nada, silencio total. Abrí el cajón y me topé con la invitación de mary, la saque y me puse a leerla, era color crema, de un papel finísimo y una letras preciosas.

Maria Lanzani & Dilan Ross En compañía de nuestros padres:
Claudia & J.Pablo Lanzani
Eduardo & Gloria Ross
Deseamos compartir con ustedes nuestro enlace matrimonial,
Que se llevará a cabo el sábado 13 de diciembre en MacArthur Causeway #395, Miami South Beach a las 18 hrs.
La recepción será en el mismo sitio una vez concluida la ceremonia.
Agradecemos su asistencia

Suspiré después de leerla, a pesar que el matrimonio no era mi gran ilusión, ya me había mentalizado que algún día daría ese paso con pablo, aunque ahora no estaba tan segura de lograrlo, pero tampoco me lo imaginaba con peter, no se veía que fuera de ese tipo, dado que mejor se iba a casar su hermana menor que él. Moví la cabeza, pero, ¿qué estaba pensando? Es increíble lo vulnerables que somos las mujeres y como unas simples palabras nos hacen perder la perspectiva. “No me dejes”, recordé como si lo estuviera escuchando en ese preciso momento, con su voz distorsionada, suspiré de nuevo, dejé la invitación en el mismo lugar y seguí con mi trabajo.

A las diez de la mañana en punto llegó pablo por mí para irnos al aeropuerto, subió al departamento por mi maleta y una vez en la calle, el taxista la metió a la cajuela. Apenas habíamos subido al vehículo su movil sonó, él miró el identificador, pero no respondió la llamada y envió un mensaje.

– Perdón amor, parece que no todos en la oficina se enteraron que estoy de vacaciones – justificó mientras escribía.
– No te preocupes.

Llegamos al aeropuerto y se alejó un poco de mí para hablar por teléfono, ¿es que ni siquiera este fin de semana lo iban a dejar en paz? Empezaba a odiar su trabajo. Después de registrar las maletas me senté en la sala de espera mientras él seguía pegado al celular recargado en un muro. Más tarde tomó asiento a mi lado y me dio un beso en frente y luego empezó a leer el periódico, fantásticas vacaciones iba a pasar, estaba a punto de regresarme a mi casa cuando anunciaron que subiéramos al avión.

Afortunadamente, en el último minuto había decidido llevar mi Ipod, así que cuando anunciaron que se podía prender aparatos me puse el mío, en tanto veía que pablo ya tenía los ojos cerrados, claro él estaba sumamente acostumbrado a los aviones.

Finalmente llegamos a nuestro destino, al subir al taxi le entregó un papel con una dirección, yo bajé la ventanilla del coche para permitir que el aire acariciara mi cara. Minutos después llegamos a un muy bonito vecindario y el taxi se estacionó frente a una hermosa casa con techo de dos aguas. El taxista bajó las maletas y las puso justo en la puerta. pablo le pagó y después me tomó del brazo para caminar juntos, sacó unas llaves del pantalón y abrió la puerta, tomó el par de maletas y las dejó en mitad de la sala. La casa era relativamente pequeña, pero muy espaciosa y con muebles rústicos de madera.

– pablo, ¿de quién es esta casa? – pregunté sentándome en el confortable sillón.
– De un cliente, me la prestó por este fin de semana, al parecer quiere venderla y la anda promocionando a ver si alguien se interesa por ella.
– ¿Tú eres un posible comprador?
– Eso le hice creer con tal de que me la prestara, así nos ahorramos lo del hospedaje y lo gastamos en otra cosa, ya después le diré que no te gusto.
– Francamente es muy linda – respondí entrando a la cocina – pero, no podríamos costearla, el rumbo parece muy caro.
– Lo es, así que mejor disfrutemos de la casa por estos días, subiré las maletas, para ir a comer y dar un paseo por los alrededores.

Salí de la cocina para seguir explorando la casa, al fondo había una hermosa cantina, con las copas colgando del techo y varias botellas en los anaqueles, fui a curiosear y vi que había casi de todo, brandy, ron, whisky, vodka, tequila, pero todas estaban selladas, parecía que sólo formaban parte de la decoración.

pablo bajó corriendo las escaleras y salimos. Caminamos un poco hasta llegar a la avenida principal y ahí tomamos un taxi. Comimos en un bonito restaurante y estuvimos platicando por un par de horas, como en los viejos tiempos, en el garaje de su casa, en el cual había sido nuestra primera vez, un día que su padre fue a casa del mio a ver un partido en la televisión, aquello parecía tan lejano.

De regreso, pedimos al taxista que nos dejara en la avenida principal y bajamos caminando por el sendero, jugando y haciendo bromas, me había olvidado de todo eso, pablo solía ser muy alegre y jovial antes de entrar a trabajar a aquella casa de bolsa que lo había convertido en un adicto al trabajo. Y no pude evitar sentir remordimientos por mi conducta, él matándose en el trabajo y yo enredándome con un hombre que, para completar el cuadro, era cliente suyo, me pregunté que tanto se frecuentaban, pero decidí no expresarlo en voz alta.

Al ir cruzando el caminito que llevaba a la entrada principal de la casa un aroma delicioso a comida llegó a mi nariz, lo que me recordó que hacía mucho yo no cocinaba. pablo abrió la puerta y al entrar a la sala escuchamos música proveniente de la cocina, ambos nos volteamos a ver y le mostré mi Ipod que lo traía en la bolsa de mi chaqueta. Así que, sigilosos y yo con un poco de miedo, caminamos lentamente hacia la cocina que tenía la puerta cerrada, pablo la empujó con sumo cuidado y casi me da un infarto al ver a eugenia y peter cocinando y cantando cual recién casados. Volteé a ver a pablo con una cara de no dar crédito y él sólo se encogió de hombros sorprendido por verlos también ahí, carraspeó un poco y eugenia volteó y nos miró extrañada, pero nos sonrió. peter también volteó y la expresión en su rostro era inescrutable, no daba el menor indicio de lo que pasaba por su mente.

– ¡pablo, lali!, que gusto de verlos – exclamó eugenia alegremente – malvado, no me dijiste que los habías invitado – dijo a peter dándole un golpecito en el hombro.

– En realidad no sabíamos que ustedes estarían aquí, peter me prestó la casa por el fin de semana – respondió pablo mirándolo como pidiéndole una explicación.

– ¿Qué no era el próximo fin de semana? – exclamó peter serio y confundido.

– Bueno, hay suficiente espacio para los cuatro y así será mucho más divertido – agregó entusiasmada eugenia casi brincando.



Yo simplemente no podía hacer ni decir nada, estaba estupefacta tratando de procesar la información en mi mente, el shock había sido más grande a cuando me lo topé en el estadio y lo que más me había molestado era haberlo visto tan feliz con eugenia, ¿cómo podía decir que no era su novia si parecía todo lo contrario? Lo único que atiné hacer fue agarrar a pablo del brazo para sacarlo de la casa mientras le daba una mirada de odio a peter que nos veía seriamente.



– ¿Él fue quien te presto la casa? – pregunté molesta afuera de la puerta principal.

– Sí – respondió parándose frente a mí.

– No podemos quedarnos aquí, busquemos un hotel, al fin estamos a diez minutos del centro de Las Vegas.

– Pero baby, ¿desde cuándo eres antisocial?

– ¿Baby? – pregunté extrañada olvidando por un segundo el origen de la pelea.

– dije..lali , por el enfado ya ni me escuchas bien.

– Te escuché perfectamente bien y me dijiste baby, ¿desde cuándo me dices así?

– Ya sé porque fue la confusión – exclamó ignorando mi pregunta – es que primero le había dicho que vendríamos el siguiente fin de semana, pero como tengo que ir a… San Francisco en esa fecha le cambié el día a la mera hora, fue mi culpa lali, perdón – se acercó y puso una mano en mi mentón – pero, no podemos hacerle un desaire cariño, peter ha sido muy amable conmigo, además, se ve que a eugenia le caes muy bien, será como aquel viaje que hicimos con cande y vico, acuérdate que la pasamos genial.

– Pero, se suponía que la razón de este viaje era para estar solos tú y yo.

– Y lo estaremos cariño, ¿a poco crees que ellos no querrán estar solitos también? – respondió guiñándome un ojo – anda, no seas así, serían prácticamente 3 días.
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bueno chicas no pude subir capitulo ayer pero hoy subí 3 -besos y comenten harto 

domingo, 27 de octubre de 2013

Capitulo 15:


Minutos después arribaron el Dr. Lanzani y su esposa Claudia, y me dio tanta tristeza al verlos tomados de la mano, sonrientes, felices y orgullosos, deseé que mis padres algún día se hubieran visto así, pero ni siquiera podían hablarse por teléfono, es más ni a mí me llaman por sus múltiples ocupaciones, según.

Un mesero pasó y de la bandeja tomé una copa de champagne que me bebí de un solo trago, necesitaba valor para el momento que inevitablemente ocurriría. La siguiente en llegar fue precisamente mary, de la mano de su novio, del que no recordaba su nombre, pero que extrañamente su rostro me resultaba familiar, se parecía a alguien que conocía pero no sabía a quién. De inmediato los fotógrafos se acercaron a ellos y ambos posaron, ella con una gran sonrisa y él un poco tímido, se veía que no estaba acostumbrado a las cámaras.

Siguieron llegando más invitados, incluido Scott que iba con su esposa, de inmediato me acerqué a saludarlos y él me felicitó por lo bien que el salón lucía y por toda la organización del evento, tuve que recordarle que lo había organizado en conjunto con Rocio, pero él me sonrió y me dio unas palmaditas en el hombro. Me quedé hablando un buen rato con ellos y me bebí otra copa de champagne.
Después mary se acercó a rochi y a mí y nos saludo con un gran abrazo, de inmediato noté el hermoso anillo de oro, con un diamante al centro, que portaba en su dedo anular de la mano izquierda, debía ser de compromiso, sin duda.

– Muchas gracias chicas, todo está espectacular.
– No tienes nada que agradecer, es nuestro trabajo y lo hacemos con gusto – respondió rocio.
– Y los vestidos les quedaron perfectos, ustedes también van a pasar a modelar, ¿eh?
– No mary, de ninguna manera, te lo agradezco, pero no hay forma alguna de que yo me suba a esa plataforma – dije un tanto seria y con miedo.
– Pero si te ves hermosa lali, aunque yo había pensado que te pusieras el vestido rojo, no es que se te vea mal a ti rochi, para nada, pero los elegí pensando en sus respectivas personalidades.
– Por eso yo traigo el rojo, lali es muy tímida y quiere pasar desapercibida.
– Pues yo percibo en ella un lado muy sensual que debería explotar – aseguró guiñándome el ojo.
–mary, que cosas dices – exclamé muerta de la vergüenza, con la cara roja como tomate, si supiera cuanto había explotado esa parte con su hermano.

Entonces, vi que los fotógrafos corrían a la puerta y volteé motivada por la curiosidad y lo vi entrar, Peter Lanzani en todo su esplendor, vistiendo un smoking y corbata rosada , con una camisa blanca, el cabello un poco más arreglado que de costumbre, pero sin perder su toque, era un monumento a la belleza masculina. Mi corazón empezó a latir a toda prisa mientras lo veía posar junto a Eugenia, quien lo tenía tomado por un brazo, no pensé que vendría con ella, pero claro, no podía llegar solo tampoco.

Me excusé con mary al ver que caminaban directamente a ella y me fui a meter a la cocina, con el pretexto de ver si ya tenían listos más bocadillos. Me quedé ahí varios minutos hasta que escuché que el maestro de ceremonias le pedía a la audiencia que tomaran asiento porque estaba por empezar el desfile. Salí a ocupar mi lugar y en el camino me atajó Eugenia.

– lali, ¡que sorpresa verte aquí!, ¿y pablo? – exclamó abrazándome.
– No pudo venir, está en un viaje de negocios – respondí al separarnos.
– Ese hombre no cambia, no sabía que eras amiga de mary.
– No lo soy, yo trabajo en la agencia de publicidad que organizó toda la promoción del evento y de la línea de ropa.
– ¿En serio?, ¿eres la responsable de los espectaculares que hay en la calle?, te felicito, están geniales.
– Bueno, en realidad mi compañera rocio es la que lleva la cuenta, yo sólo estoy como apoyo.
– Buenas noches – dijo peter parándose a su lado y pasé saliva al verlo.
– Buenas noches – respondí con voz ronca por la impresión.
–No pensé encontrarte aquí – agregó extendiéndome la mano para saludarme.
– Soy una de las encargadas de la logística del evento – dije estrechándole la mano que me acarició sutilmente con su dedo pulgar.
– Felicidades, el salón luce de maravilla – dijo mirándome de pies a cabeza.
– Gracias, pasemos a tomar asiento, el desfile ya va a comenzar – agregué nerviosa soltando mi mano de la prisión de la suya.
Me senté en una fila delante de ellos, en diagonal, el presentador anunció a mary y ella subió y dio las palabras de bienvenida, agradeció a todos los presentes, incluida su familia y su prometido Dylan, ahí supe porque su rostro me era familiar, era hermano de Diana, vaya sorpresa, supuse porqué ella lo conoció.

El desfile dio inicio y yo sentía las insistentes miradas de peter, eso me ponía más nerviosa y cuando volteaba a mirarlo me sonreía seductoramente. Hubo un momento en el que ya no resistí y hui de ahí, me metí a la bodega que se había adecuado como vestidor para las modelos y en la cual había un caos con gente entrando y saliendo. Me senté en un sofá, que había en una esquina, tratando de guardar la compostura, puse mis codos sobre mis rodillas y me llevé las manos a la cara cubriéndome los ojos.

– ¿Cansada o nerviosa? – escuché que me dijo con su hermosa voz.
– Cansada, ha sido una semana muy pesada – respondí después de aclarar mi garganta, levantando la cara, estaba parado frente a mí, sonriéndome.
– Necesitas relajarte – dijo poniendo su mano en mi hombro y apretándolo suavemente, ¿por qué insistía en torturarme?
– Gracias por el consejo, lo tomaré en cuenta – dije mirando hacia el suelo, conteniendo mi respiración.
– No es un consejo – deslizó su mano por mi brazo – es una invitación – agregó y bajó hasta llegar a mi mano que tomó.
– ¿Estás loco?, afuera hay un mundo de gente, incluida tu familia y tu novia, no voy a ir a esa habitación arriesgándome a que alguien nos vea – exclamé tratando de soltarme, pero no lo conseguí.
– La gente está muy entretenida con el desfile, incluida mi familia y mi amiga, además jamás mencione subir a la habitación – dijo mientras me hacía ponerme de pie – hay otros lugares, usemos la creatividad – agregó apretando mi mano.
– ¿Y qué paso con tus reglas? – pregunté tratando de controlarme.
– Ya son obsoletas, claro que si quieres, se pueden poner unas nuevas.

Comenzó a caminar y no me había percatado que al fondo había una pequeña puerta, la abrió y me hizo entrar. Me di cuenta que era una pequeña bodega donde guardaban cosas para el aseo. Entró y cerró la puerta, quedamos completamente a oscuras, sólo se colaba un poco de luz por debajo de la puerta y sentí miedo, la adrenalina estaba subiendo a mi cabeza, pero temía que alguien pudiera abrir la puerta.
Sentí sus manos en mi cintura, atrayéndome a su cuerpo y su boca besándome desenfrenadamente, con hambre y le correspondí de la misma forma, había extrañado tanto esos besos, aunque este era más intenso, mi cuerpo de inmediato se encendió, ese hombre era mi perdición. Subió lamiendo al lóbulo de mi oreja mientras una de sus manos apretaba mi nalga por encima del vestido, un jadeo se me escapó, su cuerpo estaba reaccionando de la misma forma que el mío. Mis manos se movían hacia su pantalón para desabrochárselo, las suyas subieron presurosas por mis muslos y las deslizó por debajo del vestido, alcanzó mi ropa interior y comenzó a bajarla, le ayudé a deshacerme de ella con las piernas.

Me recargó en una especie de estantería y sus dedos se dirigieron a mi parte íntima que comenzó a frotar en tanto yo lograba por fin desabrocharle el pantalón, se lo bajé un poco al igual que su bóxer y acaricié su erección. Segundos después, él se separó lo necesario para ponerse el condón, mientras yo sentía mi respiración agitada. Sentí que colocaba su miembro en la entrada de mi sexo y yo subí una pierna y la coloqué en su cadera. Él me ayudó, poniendo su mano en mi muslo mientras lo sentía entrar en mí con fuerza, me mordí el labio para no gritar, él se movía en mi interior ávidamente y al mismo tiempo me besaba para silenciar los gemidos que no podíamos reprimir, mis manos estaban aferradas a su espalda por debajo de la camisa que había desabrochado a la mitad. Rompimos el beso para respirar.

– ¿Me extrañaste? – susurré con la voz entrecortada.
– No tienes idea cuanto – respondió en mi oído con su voz distorsionada.
– Muéstrame que tanto – agregué apretando su espalda.

Él acelero más sus movimientos mientras lamía mi cuello, yo seguía aferrada a su espalda y la acariciaba, él me apretaba el muslo y su otra mano estaba en mi cintura, volvimos a besarnos ansiosamente, después nos separamos y lamí su cuello.

– Te extrañé tanto lali – susurró en mi oído mientras seguía moviéndose en mi interior.
– Repítelo – pedí vuelta loca porque había pronunciado mi nombre.
– Te eché muchísimo de menos… lali.

En su boca fue como música para mis oídos y sentí como una intensa corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo al llegar al éxtasis total y ahogué el gemido en su cuello.

– Yo también te eché de menos… pitt – en ese instante sentí como llegaba él al orgasmo mientras me besaba con fiereza para evitar gritar.

Después se separó de mis labios y puso su cabeza en mi hombro, sentí su tibio aliento en mi piel y lo sujeté con más fuerza, su miembro seguía dentro de mí y él me abrazó fuertemente tratando de controlar su respiración al igual que yo.


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BUENO CHICAS QUE LES PARECIÓ EL CAPITULO -COMENTEN Y FIRMEN ARTO -BESOS

CAPITULO 14:


Los minutos pasaban lentamente, cada que detenían el reloj en el juego mi corazón se detenía porque eso extendía la agonía de estar ahí, a tan sólo un asiento de distancia. Estaba a punto de pedirle a pablo que nos fuéramos, pero la parte masoquista de mí no quería irse, lo más probable es que fuera la última vez que lo viera y quería guardar esos recuerdos, su sonrisa natural, tan encantadora como la retorcida, sus gritos por la emoción del partido, era un chico normal, que disfrutaba de la vida.

Cuando los Gigantes anotaban eugenia lo abrazaba emocionada, se sentía una conexión especial entre ellos y por un momento deseé ser ella, yo conocía al amante, pero ella conocía al hombre y era afortunada por eso, no estaba limitada a ninguna regla y disfrutaba de ambas facetas, la sonrisa en su rostro me lo demostraba y yo sabía perfectamente lo que peter te hacía sentir en la cama. Sentí que iba a romper en llanto y fui al baño otra vez.

Me mojé de nuevo la cara, no podía llorar, no debía, había sido una aventura que no podía tener un final feliz, quise jugar con fuego y me quemé, ¿por qué me afectaba tanto que tuviera novia?, yo tenía a pablo y a peter parecía no importarle, estábamos bajo las mismas condiciones, “la vida es un equilibrio y no podemos ir en contra de eso”, ¿acaso a esto se refería?, ¿él y yo estábamos buscando un equilibrio en nuestras vidas amorosas? Suspiré apoyada en el lavabo, después salí del baño y me acerqué a la mesa a servirme otro jugo.

– ¿Disfrutando del partido? – susurró en mi oído erizando mi piel, pero, ¿qué pretendía?
– No tanto como tú – respondí sin mirarlo tratando de calmar los latidos de mi corazón.
– ¿No te emociona tanto porque tu novio no está en el terreno de juego? – volteé a verlo más que sorprendida – él me contó que jugaba cuando iba en la escuela.
– ¿De dónde lo conoces? supongo que dadas las circunstancias te puedo preguntar lo que quiera – dije dándome la vuelta para enfrentarlo, pero dejé una mano en la mesa y la otra me la puse en la cintura.

– Hace un par de semanas cerramos un negocio – dijo sonriendo, quizá por mi comentario anterior – por cierto, es muy talentoso con los números… y ya veo que para otra cosa también – agregó poniendo su mano en la mesa y rozando la mía, pero yo la retiré nerviosa.
– ¿Por qué me llamaste en la tarde?, no me digas que no sabías que vendrías aquí.
– No pensaba hacerlo – puso su pie pegado al mío – pero, en vista de que no estabas disponible, no tuve otra opción, jamás me imaginé que tu compromiso fuera este.
– La vida es un equilibrio – dije irónicamente – no me la paso teniendo sexo todo el día – agregué un tanto seria.
– Yo tampoco – dijo muy sonriente – aunque… con cierta “desconocida” de ojos color marron con la que estuve toda la noche del viernes – se acercó a mi oído – sí podría – agregó en tono sensual disparando todos mis sentidos.
– Basta de juegos… eso no puede continuar, tus reglas están rotas – aseguré haciéndome para atrás.
– En ese caso… disfruta de este otro juego – soltó una risita – es decir, del partido – me guiñó un ojo y luego caminó hacia su lugar.

Yo me quedé ahí parada, sosteniéndome del filo de la mesa, tratando de regular mi respiración, ¿qué se traía entre manos?, cómo podía ser tan cínico de coquetearme de esa manera cuando su novia estaba ahí y además pablo, ¿acaso no le importaba que se dieran cuenta?, ¿ahora ese era su juego? Moví la cabeza y me fui a mi lugar.

El partido terminó, gano el equipo que le gustaba pablo y eugenia propuso ir a cenar, para celebrar, pero yo les dije que me dolía la cabeza y que mañana tenía que estar muy temprano en la oficina para armar una nueva campaña.

– Ni modo, tú te lo pierdes – dijo eugenia sonriendo – en verdad me dio mucho gusto conocerte – agregó mientras yo pensaba si le daría el mismo gusto saber que me había revolcado con su novio en más de una ocasión.
– El trabajo es primero, ya habrá oportunidad de convivir en otra ocasión – intervino pablo haciendo que yo entrara en pánico, no, yo no podía volver a convivir con ellos.
– Viejo, es bueno trabajar, pero no olvidándose de la diversión – dijo peter mirándome.
– Tú porque eres millonario, pero uno que es un simple mortal tiene que echarle todas las ganas al trabajo para conseguir lo que uno quiere – rebatió pablo.
– El dinero no lo es todo pablo, hay que darse tiempo para los placeres que la vida nos da o, ¿tú qué opinas… lali?
– Que la vida es un equilibrio – repetí desviando mi mirada.
– ¿Lo ves pablo?, no todo puede ser trabajo.
– Tienes razón pedro, tienes razón, otro día vamos a cenar.
– Un viernes por ejemplo, para así no tener que levantarse temprano al otro día – propuso eugenia que sostenía a peter de un brazo.
– Claro – dijo pablo titubeante.

Nos despedimos,eugenia volvió a abrazarme mientras pablo y peter hacían lo mismo, definitivamente algo le debía a la vida y ahora me lo estaba cobrando muy caro. Me despedí de mano de peter que me regaló otra de sus sonrisas y abracé a pablo mientras caminábamos al coche. Agradecía que al fin pudiéramos estar solos porque así podría buscar las respuestas que peter evidentemente no me daría.

– ¿Son geniales, verdad? – exclamó pablo al subir al coche, que bueno que él había sacado el tema, así no me vería tan obvia en mis preguntas.
– Sí, ¿cómo fue que los conociste?
– Hace un par de semanas, peter fue a la casa de bolsa y ya sabes cómo es Ryan , de inmediato me lo mando, estuvimos hablando de negocios y el día que firmamos el contrato fuimos a cenar y llevó a eugenia.
– ¿Es su novia?
– Pues a mí me la presentó como su amiga, creo que se conocen hace muchos años, pero quizá son amigos con derechos.
– Quizá – dije mientras miraba hacia la noche.

En el trayecto a mi departamento me quede dormida, pablo me despertó suavemente cuando llegamos, adormilada le di un beso y bajé de su coche. Al entrar a mi habitación pudo más mi curiosidad que mi cansancio, así que encendí el ordenador y mientras tanto me puse el pijama. Una vez conectada a internet me metí en Google, quizá encontraría alguna información de él. Con los dedos un poco temblorosos tecleé su nombre y aparecieron varias páginas, entré a una donde estaba una especie de biografía.

Peter Lanzani
Nació el 4 de agosto de 1990 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. el del medio de sus 4 hermanos, hijo del matrimonio conformado por los Argentinos J.Pablo Lanzani gran empresario bancario y su bella esposa Claudia, reconocida pintora a lo largo del mismo país. Su hermano menor, J.Bautista es jugador profesional de futbol americano, forma parte del equipo de Pieles Rojas. Su hermana menor, Maria acaba de graduarse de una prestigiada escuela de diseño de modas de París.
De niño tomo clases de piano,trompeta y de bateria, pero siempre mostró su inquietud por los negocios. Estudió en las escuelas más prestigiadas del país y siempre obtuvo las mejores calificaciones. Es egresado de la universidad de Harvard donde cursó Administración de empresas y cuenta con una maestría en Economía de la misma institución.
Actualmente es dueño de una pequeña cadena de hoteles que inició con el Rose Imperial de la ciudad de Buenos Aires, donde radica por temporadas, su residencia oficial está en Argentina, muy cercana a la de sus padres y también tiene una casa de descanso en Las Vegas.
Desde temprana edad mostró su inquietud por las chicas, ganándose a pulso en la Educacion Secundaria Obligatoria y en la universidad la fama de conquistador que ahora lo ha llevado a ser considerado el soltero más codiciado del medio en el que se desenvuelve.
Es socio y vicepresidente de la fundación que inició hace 15 años su padre, la cual se dedica a ayudar a personas con enfermedades terminales.

Eché un vistazo en otras páginas y, en una de sociales, había fotos de la boda de su hermano, me sorprendió ver que estaba casado con una de las más importantes modelos del país, Diana Ross, quien era la imagen exclusiva del nuevo perfume del que había estado eligiendo las fotos hace pocas semanas.

Y donde casi me caigo de la silla fue cuando mi mente proceso que su hermana es nada más y nada menos que Maria lanzani, la nueva diseñadora a la que le estábamos organizando el evento del lanzamiento de su línea de ropa y que sería el jueves de la semana siguiente precisamente en uno de los salones del Hotel Rose Imperial.
Parecía ser un chico ejemplar, a excepción de su fama de playboy, “algún defecto debería de tener, nadie es perfecto”, me dije en voz alta. Me llevé las manos a la cabeza, sin poder dar crédito a que él fuera el dueño del hotel donde me citaba, ahora comprendía muchas cosas, porque siempre íbamos a la misma habitación, porque sabía lo de las cámaras en los elevadores y lo del servicio a cuarto las 24 horas.




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hola chicas.... ya les explique por que no e subido novela pero ahora subí espero que mas tarde pueda subir otro capitulo..... chicas Maria LANZANI es = Maria del Cerro...
- comenten y besos 

Aviso... chicas hoy subo novela y les quiero decir q e estado castigada y mas encima estoy de duelo por la confirmacion de la relacion de peter y tini :( esto.me pone muy mal... pero laliter siempre manda y esta novela sigue para que las laliter q la leen piensen y sueñen que ellos siguen juntos. espero que pueda subir mas de un capitulo. estoy desde el celu por eso no les puedo subir novela -las quiero y muchos BESOS...

martes, 22 de octubre de 2013

CAPITULO 13:



– No… lo siento, un… compromiso previo – no podía cancelarle a pablo , debía estar ya afuera esperándome y no tenía ningún pretexto que ponerle, sería exponerme demasiado a que se enterara de la verdad.
– Entiendo – exclamó serio.
– ¿Podría ser mañana? – pregunté con pánico.
– Quizá… buenas tardes.

Y colgó sin que yo pudiera decir más, me golpeé en la frente con el movil, era la primera vez que él me llamaba y yo no estaba disponible, aunque después vinieron a mi mente las palabras que cande me había dicho el sábado cuando vico fue al baño, “que no sepa que te tiene en sus manos amiga, date a desear y no siempre estés disponible para él”, claro que ignoraba que era yo quien lo llamaba, así que suspiré mientras caminaba al ascensor, después de todo candela tenía razón.

En el trayecto hacía el estadio no hablamos mucho, a pablo le sonaba frecuentemente el movil por cuestiones de trabajo y yo iba cruzada de brazos pensando en lo que podría estar haciendo en ese momento en lugar de estar atrapada en ese coche , suspiré y miré por fuera de la ventanilla hacia el cielo.

Llegamos al estadio y después de estacionar el auto caminamos a nuestros lugares, era un palco privado y me dio una perspectiva completamente diferente de lo que era asistir a presenciar un partido en vivo. Había una mesa larga con mantelenes, botellas, sodas, refrescos y una enorme hielera atestada de cervezas, un par de camareros nos llevaron a nuestro lugar, pablo saludó y me presentó a las personas que ya había ahí. Nos ofrecieron de beber y, aunque no me gustaba mucho, pedí una cerveza y pablo un whisky en las rocas, tomamos nuestros lugares y el partido dio inicio.

– Impresionante, ¿verdad? – me dijo él muy orgulloso.
– Sí, la verdad es que sí, ¿quién te consiguió los pases?
– pablo, que bueno que sí pudiste venir, viejo – se escuchó una voz familiar que me hizo quedarme congelada en el asiento sin voltear.
– No podía desaprovechar la oportunidad – respondió mientras se ponía de pie y lo abrazaba fraternalmente – mira, te quiero presentar a mi novia, ven amor.

Levanté la cara lentamente, quizá podía tratarse de un juego de mi mente como la vez anterior, pasé saliva y al girar mi cuello completamente hacia la derecha mis ojos se toparon con su mirada, el desconocido estaba justo ahí, parado al lado de mi novio con su gran sonrisa en el rostro y yo sentí que todo me daba vueltas. pablo me extendió la mano y gracias a eso pude ponerme de pie torpemente.

– Cariño, te presento a Peter Lanzani , uno de los inversionistas más jóvenes y exitosos del país – su mirada estaba clavada en mí sin inmutarse en lo absoluto – ella es lali, hermosa, inteligente y talentosísima mujer del mundo de la publicidad y, lo mejor, es la dueña de mis quincenas – bromeó pablo mientras me abrazaba sosteniéndome de un hombro y yo me sentía desfallecer.
– Mucho gusto – dijo en tono neutral y me extendió la mano.

Pero, yo no quería estrechársela, ya conocía los efectos en mí cuando me tocaba, aunque esta situación era completamente diferente, pero no quería arriesgarme, ni siquiera podía hablar por el enorme estado de shock en el que me encontraba, sentía mis rodillas temblar y un trasudor recorrer mi cuerpo, si no fuera porque tenía a pablo sujetado de la cintura ya me hubiera desvanecido. No entendía como él podía estar como si nada, como si en verdad fuera la primera vez que me veía en su vida, deseé tener la misma fortaleza o desfachatez, no sabía cómo calificar su actitud. Tomé un fuerte respiro y apreté con la mano a pablo, casi enterrándole las uñas.

– Igualmente – respondí estrechándole la mano, pero la retiré con rapidez.
– Sin que me lo tomes a mal pablo, tienes una novia muy linda – ¿cómo decía eso?
– Oh, yo lo sé, gracias, además es una excelente chica, la única que me aguanta el ritmo de trabajo y casi no se queja, por eso trato de complacerla lo más que se pueda – dijo de lo más amoroso mientras deslizaba un dedo en mi nariz.
– Sí, se ve que están muy enamorados – exclamó en un tono frío.
– ¿Te sientes bien lali? – preguntó pablo mirándome preocupado.
– Un poco mareada, creo que la cerveza ya se me subió, necesito refrescarme, ire al baño.

Salí prácticamente corriendo al baño y una vez adentro me recargué en la puerta y me llevé las manos a la cara, ¿por qué me pasaba eso a mí?, ahora sí que el destino me había jugado una broma demasiado macabra, de todas las posibilidades que había de encontrármelo, jamás me imaginé que fuera con mi novio y mucho menos que se conocieran, pero, ¿de dónde?, yo conocía a todos los amigos y compañeros de pablo , tendría que tratarse de algún cliente.

Y lo peor, era no tener la menor idea de lo que pasaba por su mente, aparte de empresario, ¿sería actor?, ¿cómo podía tener el rostro sin ninguna expresión?, ¿acaso sabría que me encontraría aquí?, no, por supuesto que no, aunque conociera a pablo y supiera que tenía novia, no había forma de que supiera que yo era precisamente esa novia, además, no me habría llamado si hubiera sabido que estaría aquí.

Me acerqué al lavabo y dejé correr el agua, mojé mis manos y las puse en mi nuca y luego me mojé la cara, tomé varias toallitas de papel para secarme, estaba pálida como una hoja de papel, ¿cómo fui tan tonta para creer que ese jueguito iba a continuar por tiempo indefinido? Es tan típico que, cuando siempre te portas bien, el día que haces algo indebido te sale mal. Tocaron a la puerta y eso me hizo salir de mis pensamientos, tiré las toallitas al bote.

– lali, ¿estás bien? – preguntó pablo del otro lado.
– Sí, todo bien.
– ¿Quieres que nos vayamos?
– No, te digo que fue la cerveza, pero ya se me pasó – respondí abriendo la puerta.
– Estás muy pálida, ¿seguro que te sientes bien?
– Sí, creo que se me bajó la presión, pero no te arruinaré – dije poniendo mi mano en su mejilla – esta noche – agregué ocultando el verdadero trasfondo de ese comentario.

Él sonrió, me dio un ligero beso en los labios, me tomó de la mano y nos dirigimos a nuestros lugares. peter estaba parado frente a la mesa preparando unas bebidas, una chica estaba a su lado hablandole muy entusiasmada, era un poco alta, de tez blanca, ojos cafés, cabello rubio que le llegaba casi hasta la mitad de la espalda y con una gran sonrisa, traía unos vaqueros y un jersey de los de el equipo que fuimos a ver, al parecer era fan del equipo. Vi que le acaricio el cabello a él y los celos me inundaron, pero, ¿cómo podía estar celosa?, era seguro que él tuviera a alguien en su vida. Nos acercamos y la chica saludo a pablo.

– ¡Hola!, que bueno que viniste – exclamó entusiasmada saludándolo de beso en la mejilla.
– Hola, mira, te presento a mi novia lali, amor, ella es euge.
– Mucho gusto lali, moría por conocerte, no sabes lo bien que se expresa este hombre de ti, te tiene en un altar – dijo abrazándome como si fuéramos grandes amigas.
– Mucho gusto – respondí sintiéndome asfixiada.
– ¿Les sirvo algo? – preguntó peter mientras le daba un vaso a eugenia obligándola a soltarme al fin.
– Yo quiero un whisky en las rocas – dijo pablo de inmediato.
– Yo un refresco de naranja, por favor.

Vi como preparaba el whisky y luego tomó otro vaso y el refresco de naranja.
– ¿Hielo? – me preguntó mirándome.
– No, gracias – respondí esquivando la mirada.

Sirvió el refresco y tomó ambos vasos, a pablo le entregó el suyo y a mí, el mío, rozando mis dedos cuando lo tomé, provocando que sintiera un escalofrío, vi que esbozo una sonrisa traviesa, sabía perfectamente el efecto que provocaba en mí.

Tomó a eugenia de la mano y caminaron a sus asientos, dejé que pablo me abrazara y caminamos detrás de ellos, nos sentamos a su lado, pablo junto a peter, yo quedé en una esquina y miré al campo de juego, no tenía idea de lo que estaba pasando ahí, pero tenía que tratar de distraer mi mente. No sabía que iba a pasar ahora, era un hecho que él juego entre él y yo había terminado, las dos primeras reglas estaban quebrantadas totalmente, la tercera ya no importaba, era la más difícil de romper.



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bueno chicas aquí el capitulo donde por fin se CONOCEN por sus nombres lali y peter jajjjajaja firme ayer les subí tres cap y casi nadie firmo :(    - BESOS...