lunes, 14 de octubre de 2013

CAPITULO 6 y 7


capitulo 6:

– Sshhh, van a pensar que te estoy matando – dijo sobre mi boca que permanecía abierta, con esa voz aterciopelada y ahora retorcida por la excitación.

– Y lo estás haciendo… de placer – dije sin ningún pudor, a estas alturas había olvidado por completo el significado de esa palabra.

Se levantó aunque todavía no terminaba, yo me hinque en la cama y me quité el vestido que estorbaba, él se sentó recargado en la cabecera y yo me senté sobre él, frotando nuestras partes más íntimas mientras lamía y mordisqueaba su oreja y con mis manos jugueteaba con sus pezones, él me sujeto por las nalgas y me levantó un poco, entonces yo tomé su miembro y lo dirigí hacia donde lo necesitaba, dentro de mi cuerpo, al sentirlo hice la cabeza para atrás y volví a gemir moviéndome acompasadamente, tomando el control de la situación, él subió sus manos a mi cabello y me quitó la liga que lo sujetaba, yo moví mi cabeza y coloqué mis manos entre mis cabellos para colocarlo a los lados de mis hombros, él tenía ahora sus manos en mi cintura y las movía hacia mis muslos, yo coloqué las mías sobre sus hombros para seguir moviéndome, nuestras miradas se cruzaron, ambos estábamos disfrutando las expresiones de placer que teníamos reflejadas en el rostro y los gemidos que se confundían. Sentí como explotaba en mi interior mientras apretaba mis nalgas y gemía, lo bese sintiendo como yo volvía a llegar al éxtasis total. Me quedé unos minutos recargada sobre su hombro, tratando de controlar mi respiración y después me senté a su lado, no pude evitar suspirar fuertemente y él me miró.



– ¿Ya te vas? – fue lo único que se me ocurrió decir.

– ¿Ya quieres que me vaya?

– No, es sólo que… bueno… la otra vez…

– Aún es temprano.

– ¿Sabes?, tengo una duda – dije mordiéndome el labio inferior.

– Dila, sólo recuerda que nada personal.

– No lo es… – estaba buscando las palabras correctas para hacer esa pregunta que me llenaba de vergüenza – bueno, como te diste cuenta, mi amiga no me explicó gran cosa y pues… yo me preguntaba si… – sentí que las mejillas me ardían por el rubor.

– ¿Si qué? – preguntó poniéndome más nerviosa porque me miraba fijamente.

– Pues… si hay… es decir… tengo que… pagarte – finalmente lo dije mirando hacia mis manos que jugaban con la colcha.

– ¿Te refieres a dinero? – dijo sonriendo divertido y yo quise que la tierra me tragara.

– Sí – respondí titubeante.

– ¿Y tú crees que la otra ocasión me hubiera ido sin mi pago?

– Supongo que no – reflexioné que me hubiera llamado para cobrarme.

– No soy un gigoló, si es lo que piensas, esto es sólo placer para ambos y créeme, no hay dinero suficiente para retribuirlo.



Me quedé muda, no me esperaba esa respuesta, en verdad tenía toda la razón, no contaba con el dinero suficiente para pagarle todas esas intensas sensaciones que me hacía sentir. Vi que se levantó y tomó su pantalón del suelo, buscó en una bolsa y sacó otro condón, eso provocó que sonriera y mordiera mi labio inferior. Sí, una vez más, con otra vez me conformaría por esta noche. Se subió a la cama y dejó el condón sobre la almohada, me jaló de las piernas para dejarme completamente acostada y con las yemas de sus dedos las fue recorriendo, desde el talón, se detuvo en las rodillas haciendo movimientos circulares y después subió a mis muslos que apretó ligeramente. Lamió mi ombligo y subió a mis pezones con los que estuvo jugueteando mientras con dos dedos frotaba mis labios vaginales, yo arqueé mi cuerpo y abrí mis piernas, él subió lamiendo hasta mi cuello y después me besó mientras colocaba su dedo en mi interior deslizándolo afuera y adentro. Como pude tomé el condón y lo saqué mientras él seguía dándome placer con su dedo, se lo di y vi como se lo colocaba, abrí más mis piernas y cerré los ojos al sentir como entraba de nuevo en mí.

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capitulo 7:

eran las once de la mañana y yo jugaba con un lápiz golpeándolo contra mi escritorio, no podía concentrarme en el trabajo, había sido una espectacular noche que terminó con una frase que me llevó a pensar algo que para nada me agradó, “no estaré disponible hasta el lunes por la noche”, recordé que me dijo antes de salir por la puerta de la habitación, así que, uniendo eso a lo de que no lo hacía por dinero, llegué a la conclusión de que era casado, ¿qué otra razón habría para que no pudiéramos vernos en fin de semana?, no sabría si podía soportarlo, apenas era viernes y faltaban muchas horas para las ocho de la noche del lunes y eso si me respondía el celular, “claro que siempre hay otras opciones… puedes acariciarte pensando en mí”, había agregado mientras abría la puerta.



– ¿Estás bien? – preguntó rochi entrando a mi oficina.

– Sí, ¿por qué?

– Llevas como media hora haciendo lo mismo, vas a terminar por aboyar el escritorio.

– No seas exagerada – exclamé con una sonrisa.

– Te noto… algo ansiosa, no sueles jugar con los lápices muy a menudo y menos por tanto tiempo, ¿problemas con pablo?

– No, con él todo bien, estoy un poco bloqueada con el slogan de esta campaña.

– Será que la señora inspiración anda de vacaciones – le sonreí mirando hacia arriba – por cierto, hoy no podré ir a almorzar contigo, iré con Alvaro

– ¿El contador? – dije sorprendida, habían tenido un par de altercados poco agradables.

– Sí, pero no es lo que tú piensas, su hermano administra un salón de fiestas infantiles y quizá me consiga un descuento para la fiesta de cumpleaños de Esmeralda

– Sí, claro, por supuesto, algo parecido me dijiste de, ¿cómo es que se llamaba?, ah sí Tomas, y si terminaron en su oficina pero no precisamente haciendo negocios.

– Bueno, tú porque tienes un novio maravilloso y no sabes lo que es querer sentirse mujer en toda la extensión de la palabra, sentirse deseada.

– No, no lo sé puesto que todos los días duermo con mi novio – dije irónica.

– Al menos tienes un novio – dijo saliendo de la oficina.

Sí, lo tenía, pero no me hacía sentir deseada, al menos, no como el extraño que anoche me había mirado de una forma que me hizo temblar, que me hizo sentir deseada como nunca antes, con un fuego incesante en sus ojos. Tenía que hablar de esto con alguien, no podía seguir manteniéndolo en secreto, me estaba carcomiendo por dentro y necesitaba que alguien me escuchara, pero rocio no era opción, seguramente me regañaría por engañar al perfecto novio que al menos yo sí tengo, entonces pensé en candela y recordé que me había platicado del pequeño desliz que había tenido en aquella reunión de ex compañeros de la preparatoria, sí, ella era la ideal para escucharme y quizá hasta aconsejarme. Entonces tomé el teléfono y le marqué, afortunadamente su oficina estaba a tres cuadras de la mía y la invité a almorzar, de inmediato notó mi tono de angustia en la voz y me dijo que nos veíamos a la una en punto en un restaurante que estaba en contra esquina de mi oficina.



Cuando llegué, ella ya estaba ahí, se levantó, nos saludamos de beso en la mejilla y después ella me dio un abrazo de consuelo.



– A ver marianita, ¿qué es lo que te sucede?

– No sé por dónde empezar, es complicado.

– De eso me puedo dar cuenta en seguida, traes una cara como si hubieras cometido un delito – dijo colocando su mano en mi mentón y me movió la cabeza.

– ¿Le ofrezco algo de tomar? – interrumpió el camarero.

– Sí, un agua mineral y una ensalada de atún, pero por favor ponga el atún a un lado, no encima de la lechuga.

– Enseguida, con permiso.

– A ver ahora sí, cuéntame.

– Engañé a pablo – solté sin siquiera prepararla para la noticia.

– ¿Qué hiciste qué? – exclamó abriendo los ojos como platos.

– Lo que oíste, me acosté con otro hombre – acepté avergonzada.

– Pero, ¿cuándo?, ¿quién es?, ¿dónde lo conociste?

– El día de mi cumpleaños… y ayer – dije jugando con el tenedor para evitar mirarla.

– ¡lali!, te desconozco, no te estoy criticando, soy la menos indicaba para eso, simplemente no doy crédito, tú siempre has sido tan… correcta.

– Lo sé, lo sé, yo tampoco doy crédito, pero – suspiré sin poder evitarlo – candela, no tienes idea de las miles de sensaciones que me hace sentir, ha descubierto partes tan sensibles en mi cuerpo que yo ni siquiera sabía que tenía.

– Wow, amiga, pocos hombres tienen ese don, pero aún no me has respondido quién es ni de dónde lo conoces.



Pasé saliva, una cosa era contarle el desliz y otra muy diferente decirle que no tenía ni la más remota idea de quién era en realidad el implicado, además supuse que no debería propagar eso de las reglas. Afortunadamente, en ese momento llegó el mesero y colocó el plato frente a mí, lo cual me permitió pensar por unos segundos e inventar una historia, sólo esperaba sonar convincente.
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CHICAS SUBI DOS CAPITULOS PORQUE ESTABAN MUY CORTOS AJAJJAJAJA LAS QUIERO MUCHO Y COMENTEN QUE MAÑANA SUBO OTRO CAP :) -BESOS
PD: PETER Y ORI HACEN LA RE PAREJA EN #MiHombrePuede... 

9 comentarios:

  1. holaaaaaaaaaaaaaaa
    soy nueva lectora
    me encanta la novela y me tiene atrapada
    me avisas por twitter cuando subis?? soy @Ari_StaFe
    me voy ansiosa por leer el proximo cap
    besosss

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  2. Ayyyyyy mas mas mas!! amo demasiado la noveeeee!!!
    besos♥
    @4everTA

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  3. mas mas esta nove esta buenisima!!!!

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  4. ahhh me encanta!!!! y no puedo creer que se animara a hablarlo ajajaj pero sí, de hceho que se necesitaba desahogar! :P quiero más!!!!! está buenísima!

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