sábado, 30 de noviembre de 2013

CAPITULO 28


Me llevé las manos a la cara, ¿qué clase de hombre era en realidad Peter Lanzani y qué era lo que verdaderamente quería de mí?, yo enamorada de él como tonta y él con sus jueguitos tontos. En eso, sonó mi movil y vi que era número restringido, no quise discutir más con él y lo apagué, necesitaba pensar y analizar lo que iba a hacer, confiar en él, que fácil se dice, ¿cómo iba a hacerlo con esas actitudes?

Al otro día que llegué a la oficina tenía una página completa de mails de él, en el asunto decían perdóname y léelo por favor, pero no quise hacerlo, no estaba dispuesta a iniciar una relación a base de mentiras, si con pablo todo había empezado bien y como había terminado, ¿qué podría esperar de una relación que desde el principio había mentiras y engaños? No quise pensar en el asunto y me concentré al máximo en el trabajo, tenía miles de cosas que hacer y apenas iban a iniciar la búsqueda de la persona que reemplazaría a rocio.

Al día siguiente seguía igual, metida en el trabajo, ni siquiera salí a almorzar, lo bueno es que ya habían entrevistado a una chica, ojalá la contrataran. Estaba concentrada en el ordenador haciéndole cambios a un logotipo cuando tocaron mi puerta, al darme la vuelta vi que había un enorme oso de peluche blanco con una carta entre sus brazos, me levanté de la silla curiosa, el sobre decía, “Léeme por favor”, una sonrisa escapó de mis labios, tomé el sobre y lo abrí.

“Tienes razón en pensar esas cosas de mí, no puedo pedir tu confianza cuando soy el primero que la traiciona, pero no tienes idea de lo que siento por ti, es mucho más fuerte que yo y me asusta, porque aun sin conocerte demasiado te has metido hondo en mi corazón y no sé qué sería de mí si tú no sintieras lo mismo, Lali , hace mucho que rompí la tercera regla, incluso antes que las otras dos, eres lo más importante para mí y estoy dispuesto a hacer lo que sea con tal de demostrártelo.
Tuyo por siempre
Peter Lanzani”

Me quedé estática al leer la nota, ¿qué era lo que estaba tratando de decirme?, ¿qué él también estaba enamorado de mí como yo de él?

– Perdóname por favor, nunca fue mi intención herirte, pero cuando se trata de ti pierdo la perspectiva de todo, no puedo pensar coherentemente, se me ocurren las más extrañas locuras, por eso estoy aquí, no me importó faltar a la junta de socios con tal de venir a aclarar las cosas contigo – dijo en el umbral de la puerta. (PensamientoAutora:es un tierno)
Yo estaba completamente emocionada, entre el oso, las palabras de la carta, lo que acababa de decirme de su propia boca y el gesto de haber volado sólo para arreglar las cosas, no podía hablar, pero entonces, la parte cruel de mi ser salió a flote, quería ver qué tanto más estaba dispuesto a decir o hacer con tal de que lo perdonara. 

– Por mí puedes regresarte a tu junta – le di la espalda antes de que la sonrisa sádica se me escapara de la cara y se acabara mi actuación, porque lo que en realidad quería hacer era echarme en sus brazos y besarlo – yo también tengo mucho trabajo.
– No me digas eso lali, por favor, si tú no me perdonas lo demás ya no importa –me abrazó por detrás y cerré los ojos al sentir su cuerpo pegado al mío, percibí los latidos acelerados de su corazón y su perfume me envolvió por completo – ya perdóname, ¿sí corazón? – susurró en mi oído, sabía bien como desarmarme.
– ¿No más mentiras ni engaños? – dije con un hilo de voz.
– Te lo prometo.

Me di la vuelta y nos besamos frenéticamente, parecía que teníamos meses separados, nuestras bocas se devoraban sedientas del elixir que emanaba de ambos, sus manos viajaban por mi espalda y yo lo tenía sujetado por el cuello apretándoselo con las yemas de mis dedos, mientras sentía como mi cuerpo se excitaba por completo. De pronto, se escuchó que tosían y nos separamos de inmediato, era Scott y deseé que la tierra me tragara, con pánico lo miré, la expresión en su rostro era seria.

– Buenas tardes – dijo en tono firme.
– Buenas tardes, Peter Lanzani – respondió extendiéndole la mano ya que yo estaba en shock sin poder hablar.
– Sí te recuerdo, eres el hermano de Mary, ¿no? – exclamó estrechándole la mano.
– El mismo, perdón por lo que acabas de presenciar… – comenzó a explicar.
– No necesito detalles – interrumpió – mañana hablamos lali, voy a ver a un cliente – añadió mirándome y sólo pude asentir con la cabeza – gusto en verte Peter, dale saludos de mi parte a mary, por favor.
– Claro, con gusto, hasta luego.

Y se fue, yo sentí que estaba a punto de desmayarme, si había despedido a rocio por el escándalo en un centro comercial, ¿que podía esperar yo si me había pillado en mi oficina en un acto poco decoroso? Vi que peter se asomó y luego de unos segundos volvió a entrar y cerró la puerta, supuse que lo vio entrar al ascensor, yo seguía paralizada y él hizo a un lado al oso y luego se paró frente a mí.

– ¿En qué estábamos? – dijo sonriéndome mientras me abrazaba.
– peter, basta por favor, puede regresar, además todavía hay otras personas trabajando – repliqué poniendo mis manos sobre su pecho.
– Tú lo has dicho, trabajando y no creo que tu jefe regrese – me dio unos besos en el cuello – además tú y yo no hemos terminado de reconciliarnos y no puedo esperar – agregó apretando mis nalgas con sus manos.
– Tengo que terminar unos pendientes – respondí acariciando su pecho.
– Este es el más importante, todo lo demás puede esperar.

Volvimos a besarnos desesperadamente, la interrupción hizo que las ansias aumentaran. Me hizo caminar mientras nuestras bocas seguían unidas y yo desabrochaba presurosa los botones de su camisa, sentí que mi espalda chocaba con la puerta, entonces comencé a besar su torso en tanto él deslizaba sus manos por debajo de la falda para quitar mi ropa interior, yo desabroché velozmente su cinturón y su pantalón, deseosa de sentirlo ya dentro.

Levanté los pies para deshacerme por completo de la prenda que estorbaba y él subió la falda casi hasta la cintura, me tomó de las nalgas para que lo rodeara con mis piernas y entró en mí, me mordí el labio para que el grito no se me escapara y apreté sus hombros, él comenzó a moverse con rapidez, era demasiado intenso el deseo como para hacerlo lento, sentía mi cuerpo arder en cada movimiento, lo sujetaba fuertemente de la espalda mientras me perdía en el inmenso placer que estaba sintiendo. Buscó mi boca y me besó ansiosamente, después de unos instantes rompió el beso, pero nuestros labios permanecieron unidos y sentimos como ambos llegábamos al orgasmo exhalando el uno en el otro mientras yo lo apretaba de la espalda, volvió a besarme saliendo de mí y yo bajé mis piernas.


– Esto sí es una muy grata reconciliación completa, voy a hacerte enojar más seguido – dijo mirándome a los ojos con mi rostro entre sus manos.
– No te acostumbres, quizá la próxima vez no corras con tanta suerte.
– Te amo Lali, te amo – dijo en mis labios desarmándome completamente.
– Yo también te amo Peter – respondí con voz apenas audible sin quitarle mi vista de sus ojos y volvimos a besarnos.

Después nos abrazamos con fuerza sin decir nada, pero yo tenía la sonrisa tonta tatuada en mi cara, no sólo habíamos hecho el amor, porque en esta ocasión así había sido, no sólo sexo, me había dicho que me amaba y mi corazón no podía sentirse más dichoso, pero de pronto, un detalle cruzó por mi mente y me separé para mirarlo, él notó mi confusión y también me miró desconcertado.

– ¿Qué sucede corazón?
– Peter – pasé saliva – tú no… esta vez no usaste protección.
– Ya no tengo porque hacerlo, las cosas han cambiado, nos amamos, ya no es necesario – respondió frotando su nariz en la mía.
– Pero… – no pude completar la frase, esa idea me aterraba sólo de pensarla.
– ¿Existe algún riesgo? – preguntó separándose un poco para verme a los ojos.
– No, hoy no – dije no muy segura, necesitaba hacer bien las cuentas.
– Ya quita esa cara, si te tranquiliza seguiré usando, ¿vale?
– Vale, sólo cuando haya riesgo – respondí sonriéndole mientras pensaba en que tenía que buscar algún método anticonceptivo para mí.
– Lo que tú digas corazón, yo haré lo que tú me pidas – me dio otro corto beso en los labios y luego me abrazó de nuevo.
– Bueno, por el momento dejarme trabajar, tengo que terminar unos asuntos urgentes, no puedo irme hasta que los acabe – dije separándome.
– Bien, me quedaré contigo, al fin que todo mundo piensa que sigo en Europa – respondió mientras se arreglaba la ropa.
– ¿En serio no tendrás problemas por venir así de improviso? – pregunté en tanto me colocaba mi ropa interior y acomodaba mi falda.
– No, pero tengo que reportarme.
– ¿Cuando regresarás? – pregunté casi con pánico, ahora lo extrañaría mucho más.
– Pasado mañana, quería quedarme hasta el domingo, pero me es imposible, el viernes tengo una cena a la que no puedo faltar, es el cumpleaños de uno de los socios y podrá disculparme el que no haya ido a la junta, pero no el que falte a su festejo y también mary irá a visitarme porque habrá una pequeña boutique en el hotel y quiere ver el espacio, llega el sábado por la tarde.
– No te preocupes, yo entiendo que tienes una vida y muchos asuntos que atender – dije caminando para sentarme en mi silla.
– Lali, yo no te voy a dejar sola, ¿vale? – exclamó tomándome de un brazo para que volteara – siempre he sabido administrar mi tiempo y debes creerme cuando te digo que nada es más importante que tú – añadió entrelazando ambas manos con las mías – nunca, grábatelo bien, nunca mis negocios han estado por encima de las personas que quiero, tengo todo planeado y organizado para poder pasar el fin de semana entero en Miami para la boda de mary, a la que tú me vas a acompañar, por cierto.
– Aún no sé si pueda – dije en tono juguetón.
– Pues, si no puedes te secuestro, pero de que irás a esa boda conmigo, irás – respondió pegando su frente a la mía.
– Está bien, pero ya déjame trabajar o nunca saldremos de esta oficina.
– Yo no tendría ningún inconveniente en quedarme aquí contigo encerrado.
– Ya basta peter, en serio.

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bueno chicas este capitulo me encanta porque se dicen que se aman ahí me encanta les voy a contar que el viernes salgo de clases y esta semana son las ultimas pruebas a si que creo que no subire novela asta el sabado o domingo. las quiero mucho y comenten mucho

domingo, 24 de noviembre de 2013

CAPITULO 26-27:



CAPITULO 26:
– No pablo, no me voy a callar, que se entere de todo de una vez por todas, así es lali, esa supuesta adicción al trabajo se llama Rocio, o sea, yo, ¿recuerdas aquella vez que te hable que estaba deprimida y me encontré a un viejo amigo en este mismo centro comercial, por cierto?, pues era pablo, desde que me lo presentaste me gustó y en esa ocasión tuve oportunidad de conocerlo más y me enamoré de él y fui correspondida, sólo había un pequeño inconveniente, su novia, al principio no me importo compartirlo porque ese “amor” que te profesa es más de amigos que de pareja, pero con el tiempo, mi deseo por estar con él se fue incrementando a tal grado de ponerle una prueba de fuego, ¿y qué crees?, la pasó, prefiero estar conmigo que contigo en tu cumpleaños, eso es amor lali y no lo que te dice que siente por ti.
– Me dijiste que estabas enferma rocio, que no podías cuidar de Lauren, por eso fui contigo – exclamó sorprendido, al parecer, no conocía ese lado oscuro de ella.
– pablo, ya basta de mentir, sí te dije eso para que fueras, pero al llegar al departamento te diste cuenta que estaba bien y no te marchaste, por el contrario, te quedaste toda la noche en mi cama, no tengo que darte los detalles, ¿verdad mariana?, supongo que conoces sus dotes en ese arte, así que comprenderás porque ya no quise compartirlo más contigo, hasta por teléfono lo hace sensacional, sí lali, durante sus vacaciones era conmigo con quien hablaba y me extrañaba tanto, que todas las noches me llamaba sólo para que tuviéramos sexo telefónico mientras tú dormías.
– ¡Que te calles ya!, no tienes que ser tan mordaz, Lauren está presente – gritó pablo jaloneándola de un brazo.
– Es que ya me canse pablo, ya no quiero ser tu amante, quiero ser tu novia, quiero que Lauren al fin tenga un padre y tú lo habías prometido, maldita sea, ¿por qué no terminaste con ella en el viaje?, tú me orillaste a hacer esto, ¿acaso crees que es muy fácil para mí decirle esas cosas cuando hemos sido amigas desde que nos conocimos?, a pesar de todo, te estimo lali, yo no quería que esto pasara, se dio solo un día y no sabes cómo te envidiaba cuando te veía de su brazo en los eventos, como me dolía ver que te mandara flores con tal de seguir pareciendo el novio perfecto que nunca ha sido, no soy la única con la que te ha engañado lali.
– Ya basta rocio, nos vamos ahora mismo.
– No, la que se va soy yo – no sé cómo pude hablar y me di la vuelta.
– lali, por favor, déjame hablar a mí, sé que soy un canalla pero…
– Ahora no pablo, ahora no es un buen momento – lo interrumpí.
– Déjala ir ya, no creo que te ame pablo, su reacción no es la de una mujer enamorada, si hubiera sido al revés yo estaría ahogada en llanto- dijo rocio de nuevo con tono retador.
– La verdad no creo que tú tampoco me ames, ¿cómo has podido hacer esto?- le dijo pablo a la vez que me dejaba ir.
Me di la vuelta para bajar por las escaleras y dejé de escuchar su conversación, no podía dar crédito, me dolía, sí, porque a pesar de todo, le tenía cariño y me dolía ver en que había terminado nuestra relación, además, me dio coraje que yo sintiera remordimientos y culpa por haber estado con peter cuando pablo tenía meses revolcándose con una de mis mejores amigas y los dos mintiéndome descaradamente, ¿cómo es que no me di cuenta antes?, ahora comprendía tantas cosas.

Salí del centro comercial y caminé rumbo a mi casa, necesitaba un poco de aire libre. Al llegar, me tiré en el sillón a pensar, ¿en qué momento pablo y yo dejamos de amarnos?, ¿qué nos orillo a buscar otras personas?, ¿por qué tenía que acabar así lo nuestro?

La puerta empezó a sonar insistentemente y escuché la voz de pablo rogando por entrar, me levanté a abrirle, era mejor acabar con esto de una buena vez.
– lali, por favor, escúchame – dijo suplicante al entrar.
– ¿Y qué vas a decirme?, ¿qué lo lamentas?, ¿qué fue una tontería?, ¿un momento de calentura?, ¿qué pensabas terminar conmigo y no supiste cómo para no herirme?
– Merezco tu odio, sí, lo lamento enormemente y sí fue una estupidez, rocio supo bien como envolverme, jamás me imaginé que resultara tan ruin.
– ¿Vas a echarle toda la culpa a ella?, no esperaba eso de ti, creí conocerte mejor.
– No, ella no tiene la culpa de todo, no me puso una pistola para obligarme, poco a poco se fueron dando las cosas y yo jamás puse un alto, dejé que esa relación fuera creciendo y nunca vislumbre el daño que iba a ocasionar
No te preocupes por mí, no te odio, no podría hacerlo cuando yo – tomé un fuerte respiro – he hecho lo mismo que tú.– ¿Qué? – exclamó de lo más sorprendido y su cara de remordimiento cambio por una de enojo.

– No me mires de esa manera pablo, no es momento de ponerse como el hombre mal herido – desvió su mirada y la dirigió al suelo desconcertado – así es, la correcta lali se acostó con otro hombre que no eras tú y varias veces, y así como te lo confieso, también te digo que sentí remordimientos, pensaba que no te merecías algo así, jamás reflexioné que lo nuestro ya se había acabado mucho antes de que él apareciera, que nuestro amor se había esfumado sin darnos cuenta.
– ¿Quién es él?, ¿lo conozco? – preguntó serio mirándome de nuevo.
– Eso no te lo voy a decir, sólo te aclararé que no es uno de tus mejores amigos.
– Sé que fue un gran error de mi parte involucrarme precisamente con ella, pero te juro que no lo planeé.
– No creo que alguien planeé engañar a su pareja, eso sí sería demasiado ruin, yo tampoco lo tenía planeado, simplemente se dio.
– Tan siquiera dime que lo amas, no soportaría que lo hayas hecho sólo por despecho a causa de mi distanciamiento.
– ¿Tú la amas a ella?
– No sé, sí sentía algo, la verdad, no sólo estaba con ella por el sexo, pero después de la faceta que hoy descubrí, no puedo querer a alguien así, alguien que fue capaz de mentir mil veces sólo por salirse con la suya, que ni siquiera le preocupa decir todas esas barbaridades enfrente de su hija.
– Yo sí lo hice al principio por soledad, pero ahora… creo que sí lo amo.
– ¿Y él a ti?
– Creo que también, no estoy muy segura, hace poco que lo conozco.
– Lo que sí quiero aclararte es que nunca hubo otras, ella lo dijo por rabia.
– Eso ya no importa pablo , si ella fue la primera o la décima, ya da igual.
– ¿Qué nos pasó lali?
– Es lo mismo que me pregunto, no sé, quizá la rutina, teníamos trazado un plan casi perfecto, pero no contemplamos otras posibilidades, pensamos que siempre estaríamos juntos y dejamos enfriar la relación, no imaginamos que otras personas se cruzarían en nuestras vidas y cuando sucedió, nos dio miedo que eso sólo fuera una ilusión y lo nuestro era algo real, un puerto seguro, como dicen, creo que sólo seguíamos juntos por costumbre y a veces eso es más fuerte que el amor.
– ¿Eso es lo que tú pensabas cuando lo conociste a él?
– Sí – me quedé callada unos segundos – la soledad es mala consejera y al final siempre le tenemos miedo a que sea la única a nuestro lado.
– ¿Sabes?, no te culpo que hayas caído en los brazos de otro, yo me lo gané a pulso y creo que tienes mucha razón en lo que dices, tú y yo nos conocemos bastante bien, sabíamos que tanto podía aguantar el otro y me confié, sólo espero que me perdones algún día y que podamos seguir siendo amigos.


– Yo también espero que tú me perdones, creo que no debemos buscar culpables, una relación es de dos y si fracasa o triunfa es responsabilidad de ambos, creo que yo también permití que el fuego se apagara, dejé de hacer muchas cosas, incluso no te recriminaba tus ausencias, ¿cómo ibas a evitarlas si veías que a mí no me importaba? 
– Lamento mucho que lo nuestro haya terminado así.
– Yo también lo lamento, pero mejor ahora, antes de hacernos un daño irreparable, creo que con el tiempo podremos volver a ser amigos, por ahora es mejor que no nos veamos, es lo más sano si es que queremos rescatar al menos la amistad.
– Tienes razón, creo que debo estar solo un tiempo.
– Creo que yo también.
– Nos vemos lali y en verdad perdóname, yo a ti te perdono porque sé que si todo hubiera estado bien entre nosotros no hubieras estado con alguien más.
– La verdad no lo sé pablo, eso nunca lo sabremos.
– Espero que él no te falle… conozco bien esa mirada lali – guardó silencio mientras me miraba a los ojos – en verdad espero que él te ame como tú lo amas a él, no me gustaría verte sufrir por alguien que no te valore.
– Gracias pablo, puedo cuidarme sola y lo que tenga que pasar, pasará.
– ¿Podría abrazarte?
– ¿Por qué no?

Al momento de abrazarnos vinieron a mi mente tantas cosas, me di cuenta que el cariño que le tenía era sólo de amigos, ese beso que le había dado en la cocina en la casa de Las Vegas me lo había dejado claro, pero egoísta yo, como se lo dije, tenía miedo de que lo de peter sólo fuera algo fugaz y no quería quedarme sola, ahora sólo esperaba que en verdad no se esfumara, no sabría qué hacer, me derrumbaría completamente porque lo amaba con todo mi ser, ahora terminaba por entenderlo.


El lunes por la mañana me sorprendió ver que Scott ya había llegado a la agencia y que estaba encerrado en su oficina con rocio, sentí un desasosiego, podría soportar la ruptura con pablo, era algo ya inminente, pero no podía perder mi trabajo, eso sí me destrozaría, la agencia de Scott era una de las más reconocidas y él con facilidad podría cerrarme la oportunidad de conseguir trabajo en otra. Entré a mi oficina y alcance a ver que rocio salía llorando, se dio cuenta que yo estaba ahí y furiosa entró golpeando la puerta.

– Ya estarás contenta maldita mosca muerta, tenías que hacerte la sufrida con el jefe, ¿verdad?, por tu culpa me he quedado sin trabajo y no podré encontrar otro igual en todo el país y tengo una hija que mantener.
– Eso hubieras pensando antes de montar un escándalo en un lugar público, exponiéndote a que alguien te viera, que eso fue lo que sucedió, ni siquiera he hablado con lali y ya deja de hacer numeritos, vete por favor, antes que llame a seguridad para que te acompañen a la calle – respondió Scott serio.
– Esto no se va a quedar así mariana, me las vas a pagar.
– Ya te dije que ella no tiene nada que ver, acepta las consecuencias de tus actos rocio, tú eres la única responsable de lo que ha pasado.

Lo recorrió con la mirada furiosa y salió de mi oficina, yo me dejé caer en mi silla, lo que menos quería es que la despidieran, conocía perfectamente su situación y no le guardaba rencor, al final lo que se hace en la vida se paga y creo que ella se iba a quedar sin pablo que era lo único que le importaba y la causante era ella misma.

– Scott, no tenías que haber hecho eso, no tiene nada que ver con el trabajo.
– Perdón lali, no lo hice por ti, te estimo, pero tuve otras razones, mi esposa las vio en el centro comercial y escuchó todas las cosas que rocio te gritó, si fue capaz de involucrarse con el novio de una amiga y se valió de todas las artimañas que pudo para conseguirlo, más encima ventilar intimidades en un lugar público y frente a su hija, ¿qué podría yo esperar de ella en cuestiones laborales?, que un día se marchara llevándose sus cuentas y echara pestes de la agencia, que tirara lodo por todas partes, no lali, eso no podía yo permitirlo, me ha costado mucho abrirme paso en este medio tan competido para dejar que alguien como ella lo arruine por su falta de escrúpulos.
– No sé qué decirte.
– No digas nada y sigue con tu trabajo, tenemos varios asuntos pendientes y mientras conseguimos a otra persona para reemplazarla te harás cargo de sus cuentas.

Asentí con la cabeza y Scott salió de mi oficina. Encendí mi ordenador y, como siempre, había más de un mail de peter, pero no me sentía con ánimos de leerlos y menos con lo que acababa de pasar, no podía evitar sentir lástima por rocio, no le había valido de nada todo lo que hizo, había perdido lo más por lo menos.


 CAPITULO 27:

Por la tarde, salí a almorzar con Candela y le conté lo que había sucedido.

– Lo sabía lali, no en vano ella lo tenía en un altar, era porque se estaban acostando.
– Nunca lo sospeché, alguna vez sí pensé que estaba enamorada de él por la forma en que se expresaba pero no imaginé que tuvieran un amorío.
– Las relaciones humanas son difíciles lali, y los hombres son muy débiles, caen fácil ante el sexo, por eso ahora debes tener mucho más cuidado, veme a mí.
– Y, por cierto, ¿cómo van las cosas con vico?
– Ya iniciamos los trámites del divorcio, mañana es la primera audiencia.
– Entonces, ¿no hubo arreglo?
– No lali, nos hemos dado cuenta que nos casamos sin conocernos, cegados por el fuego de la pasión y aunque ese todavía está presente no es lo único que mantiene viva una relación, algún día se acabara y entonces, ¿qué nos quedara?, somos completamente distintos, no tenemos nada en común, así que no tiene caso seguir juntos.

En eso mi movil sonó, lo tomé y era número restringido, no pude evitar que los latidos de mi corazón se dispararan al adivinar de quien se trataba.

– Hola – respondí de lo más normal.
– Vaya, hasta que me contestas, lali, me tenías con el alma en un hilo, ¿sabes dónde estoy? – escuché su voz aterciopelada con un tono de preocupación.
– No tengo la más remota idea, por la hora que es y considerando el cambio de horario, supongo que estarás alistándote para cenar.
– Pues no corazón, estoy en el aeropuerto buscando un boleto para Buenos Aires, no he sabido nada de ti en todo el fin de semana, no has contestado mis mails y no había podido comunicarme a tu telefono , me tenías sumamente preocupado.
– peter, no tienes que hacer eso, tuve un fin de semana muy ocupado y tengo mucho trabajo en la oficina, no tienes por qué alarmarte.
– Está bien, entiendo, discúlpame por ser tan aprensivo pero, no sé, tuve un extraño presentimiento el viernes, júrame que estás bien lali, por favor.
– Estoy bien, no tienes nada de qué preocuparte… por cierto, ya compré la webcam.
– Esa es mi chica, está bien, me calmaré y me conectaré cuando allá sean las 10 de la noche, ¿vale?
– Pero, peter, allá serán las tres de la mañana, tienes que dormir.
– No te preocupes por eso, de todas maneras aún no me adapto bien al cambio de horario.
– Sigo pensando que estás loco.
– Claro que lo estoy, pero por ti.
– ¿De verdad?
– ¿Y por qué lo dudas?, si no estuviera loco por ti no te escribiría todos los días ni estaría ahora a punto de regresar a Argentina sólo para asegurarme que estás bien, debes tenerme confianza, corazón.
– Lo sé – respondí con un suspiro.
– ¿En serio estás bien lali?
– Sí, anda, ya ve a cenar, no es necesario que vengas.
– Está bien, entonces nos vemos a esa hora, ¿sí?
– Vale, hasta entonces.
– Cuídate mucho corazón, por favor, te mando muchos besos.
– Yo también, adios.

Llegué a casa y cené mientras veía la televisión, no me quise cambiar de ropa porque vería a peter por la webcam, lo cual me tenía nerviosa. La conecté y verifiqué que sirviera, me tomé una foto y la puse en el messenger. A las diez en punto él se conectó y de inmediato me escribió hola y me mandó la invitación para la video llamada, sonreí y la acepté.

– Hola mi preciosa ¿cómo estás? – preguntó en cuanto nos vimos.
– Bien, ¿y tú? – respondí saludándolo con la mano.
– Feliz de verte, aunque me gustaría más estar contigo.
– ¿En serio no tienes sueño?
– No, por supuesto que no, tú me lo quitas, me haces falta, ¿ya te lo había dicho?
– Sí, en cada correo electrónico que me escribes – respondí y puse mi mano en la pantalla del notebook y él hizo lo mismo – ¿qué es lo que más extrañas de mí?
– ¿Por dónde empezar?, tu sonrisa, tus ojos, el aroma de tu cabello, tus besos, tus caricias, tu sensualidad, el calor de tu cuerpo, tus manos en mi espalda, tu respiración errática, tu forma de perder el control – se quedó en silencio y una sonrisa traviesa escapó de sus labios – ¿qué tal si jugamos un poquito lali?
– ¿Jugar?, ¿a qué? – pregunté haciéndome la tonta porque bien sabía a qué se refería.
– A que estamos juntos y vamos haciendo lo que nos digamos, tú sabes, cositas que nos haríamos el uno al otro – respondió y me guiñó el ojo lamiéndose los labios.
– Está bien, pero tú empiezas y yo te sigo, ¿sí?

– Vale, suéltate el cabello y acomódate bien en la silla, muy bien, ahora cierra los ojos y concéntrate en mi voz, imagina que estoy ahí contigo, parado frente a ti y empiezo a acariciar suavemente tu cuello, eso es, imagina que es mi mano y la deslizó hasta llegar al primer botón de tu blusa y lo desabrochó, voy bajando desabrochando los demás, al terminar, acarició tus pechos, así, despacio, en círculos, muy bien lali, ahora con la otra mano, imagina que la deslizó por el interior de tu muslo, por debajo de tu falda, justo así, te acarició por encima de tu ropa interior y voy sintiendo tu humedad, mis dedos se abren paso y finalmente alcanzan tu interior, comienzo a acariciarte despacio, suave, placentero, eso es hermosa, no te detengas, siénteme, oh sí, tus jadeos me fascinan, sigue así, un poco más, otro poco, ay lali, no tienes idea cuanto me encantaría ser verdaderamente yo quien te estuviera acariciando.
– A mí también, peter – abrí los ojos y vi que él también estaba acariciándose, me lamí los labios – yo te llenaría de besos el torso y bajaría por tu abdomen, seguiría bajando y dejando más besos, cuando sintiera que yo no pudieras más te ofrecería entrar en mí, lento, constante, como sólo tú sabes hacerlo, oh peter, así me encanta, sigue moviéndote, hazme tuya, enloquéceme, no pares, falta poco.

Ya no pude pronunciar palabra alguna, un intenso gemido salió de mis labios y cerré los ojos al sentir que llegaba al clímax con mi corazón latiendo a mil, ¿cómo podía hacerme sentir eso cuando estaba a kilómetros de distancia? Apreté los ojos, me daba vergüenza verlo, ya no era más una desenfrenada desconocida, era una mujer completamente enamorada de él.

– Eres extraordinaria lali, jamás me cansaré de decirlo.
– Y tú también, me haces hacer locuras que jamás imaginé – dije abriendo los ojos.
– Bendita sea la tecnología.
– ¿Me esperas?, voy a lavarme las manos.
– Está bien, pero no tardes.

Regrese al cabo de cinco minutos y él ya había vuelto a ponerse el pantalón del pijama.

– ¿Cómo te sientes? – pregunto sonriente.
– Relajada.
– Me encanta haber contribuido con eso – se puso serio y suspiró – lali, no quiero arruinar el momento pero necesito saber algo que me está quemando… ¿ya terminaste con él? – añadió.
– Sí, descubrí que andaba con otra, curioso, ¿no?, ambos vivíamos en una mentira.
– Lo sabía, por eso no quería que te tocara.
– ¿Qué dijiste?, ¿tú sabías que pablo tenía una amante? – exclamé más que sorprendida
– ¿Cómo lo supiste? – agregué un tanto molesta.

– Un día lo vi en un restaurante, pero él no se dio cuenta.

– ¿Por qué no me lo dijiste cuando te lo pregunté?

– Porque no sabía si ibas a creerme, no quería parecer intrigante.

– ¿Qué clase de excusa es esa? – dije exasperada – yo pensando que no querías que me tocara porque estabas celoso y resulta que sólo era porque sabías que se estaba acostando con otra.

– Por supuesto que estaba celoso y mucho más sabiendo lo que él te ocultaba.

– ¿Mira quién habla de ocultar cosas?, primero lo del coche y ahora esto, ¿cómo me pides que confié en ti si haces cosas que no son para ganarse mi confianza?, ¿en qué más me has mentido?, aparte de esto y de decirme que te irías a un viaje de negocios cuando en realidad te fuiste a descansar a Las Vegas, ¿en serio eugenia es sólo tu amiga?, ¿o es igual de buena para mentir que tú?, ¿qué clase de relación retorcida mantienen?

– ¿Cómo puedes decirme eso lali?, por supuesto que eugenia sólo es mi amiga y si no nos crees pregúntale a mary.

– Ahora el ofendido eres tú, ¿no?, ya parece que tu hermana va a saber lo que en realidad hay entre vosotros, ¡por favor!

– Es que estás llevando esto al extremo, ¿vale?, sí te oculte lo de pablo, porque sé el cariño que le tienes y no quería lastimarte, lali, tuve más de una ocasión para gritártelo, estuve a punto de hacerlo cuando los vi en la cocina besándose, pero a pesar de mi rabia y de mis celos no iba a ser yo quien te quitara la venda, no iba a tener un enfrentamiento con él frente a ti porque sabía que te dolería, no iba a ponerte entre la espada y la pared, no soy así lali , estaba seguro que algún día te enterarías.

– Que sobreprotector resultaste – exclamé cruzándome de brazos.

– Pues sí, así soy y si te engañe en lo del coche fue para estar más tiempo contigo a solas, sin que ellos estuvieran cerca y lo del viaje de negocios no fue del todo mentira, si fui a Las Vegas fue porque sabía que irías con pablo, quería tenerte cerca y quería ver cómo era tu relación con él.

– ¿O sea que todo lo hiciste premeditado?, eres increíble y yo soy una tonta por seguir con esto – dije molesta y cerré la ventanita y la sesión del Messenger.

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Todo Acabo? :( pero les quiero decir que no eh podido subir novela en esta semana porque estoy terminando el año y son las ultimas pruebas esta y la próxima semana y necesito sacarme buenas notas :) pero voy a tratar de subirles algún capitulo :) besos y comenten mucho 

domingo, 17 de noviembre de 2013

CAPITULO 25:


                                       

– Haré de cuenta que no vi nada – dijo eugenia pasando al lado de la mesa, cubriendo sus ojos con una mano a la altura de las cejas.
– eugenia – exclamó peter, pero se cayó, supongo que buscando que decirle.
– Ahórrate las palabras, sabes que no es necesario.
– No quiero que pienses que soy de lo peor – dije muerta de la vergüenza por la incomodísima situación y además, aún no tenía clara la relación entre ellos.
– Tranquila lali, jamás pensaría eso de ti, yo no soy nadie para juzgarlos, además, es muy evidente la atracción que hay entre ustedes, me di cuenta desde el primer día.
– ¿Y eso no te molesta? – pregunté asombrada.
– ¿Por qué habría de molestarme?, espera, no me digas que piensas que entre peter y yo hay algo más, peter, ¿no le has dicho que sólo somos amigos tú y yo? – exclamó de lo más divertida, riéndose.
– Sí, pero ya me doy cuenta que no me creyó.
– Es que por la forma en que se tratan cualquiera pensaría que son novios.
– Nos conocemos de toda la vida, lali, el “baby” es como un hermano más para mí, bueno, me voy a dormir, lamento haberlos interrumpido, pero mejor que haya sido yo, y no te preocupes lali, repito yo no vi nada, buenas noches – tomó el vaso de agua que se había servido y salió de la cocina sonriéndonos en complicidad.
– ¡Qué vergüenza!, no podré volver a mirarla a los ojos.
– Tranquila, euge es muy alivianada, además no es la primera vez que me pilla en una situación comprometedora – lo fulminé con la mirada – no me veas así, no te conocía.
– Será mejor que me vista y suba a mi habitación, no quiero ni imaginar que habría pasado si no hubiera sido ella la que nos vio.
– Quizá hubiera sido lo mejor para que de una vez por todas pablo te deje en paz.
– No peter, así no, no quiero herirlo de esa manera, además como quedaría mi reputación, también nos conocemos de toda la vida y mi papá lo adora.
– Viéndolo así, tienes razón, pero no quiero que duermas con él, vamos a mi habitación, por favor.
– No peter, te dije que no era bueno tentar a la suerte y ve, eugenia nos pilló, así que mejor ya no nos la juguemos de nuevo.
– Está bien, pero, prométeme algo – me tomó de las manos – vas a terminar con él lo antes posible, cuando regrese de Europa ya no quiero que sea tu novio.
– Lo haré, te lo prometo, en cuanto regresemos buscaré la forma de terminar con la relación – me solté para acariciarle las mejillas y luego le di un pequeño beso.

Me levanté de la mesa y me vestí, él se puso su camisa y después me abrazó fuertemente.

– Te voy a extrañar mucho lali– susurró en mi oído.
– Yo también a ti, voy a estar contando los días para volver a verte.
– Y yo las horas – dijo y me besó nuevamente y luego volvió a abrazarme.

Al día siguiente, nos despedimos en el aeropuerto, ellos iban para Nueva York y sentí un gran hueco en el pecho, sólo pudimos darnos la mano, que peter me acarició suavemente y un beso en la mejilla, me sonrió cuando me soltó. eugenia me abrazó con fuerza y calidez, me dio otra sonrisa de complicidad y luego se despidió de pablo.

Me dormí durante el vuelo ya que en la noche no había podido hacerlo, habían sido demasiadas las emociones de todo el fin de semana, sobre todo el descubrir que para peter yo no era una más en su cama, que al parecer sentía lo mismo que yo, no sé si con la misma intensidad, pero estaba segura que no era sólo sexo para él tampoco, que ambos habíamos roto por completo la tercera regla y eso llenaba de gozo mi corazón, aunque no sabía cómo sobreviviría este tiempo sin verlo.

pablo me llevó a mi departamento y luego se fue en el mismo taxi, claro tenía que ir a ver a su hermana, la verdad me tenía muy sin cuidado adónde iba en realidad, estaba decidida a terminar con él, sólo tenía que buscar la oportunidad para tratar de lastimarlo lo menos posible y lo primero, que tuviera tiempo para verme.

A la mañana siguiente llegué a la oficina y rochi de inmediato entró tras de mí.

– Hola amiga, luces radiante esta mañana, ya veo que el viaje a Las Vegas estuvo fenomenal.
– Sí, estuvo bien – dije extrañada, no recordaba haberle dicho que iba a Las Vegas.
– Me da mucho gusto, eso era justamente lo que les faltaba.
– Sí, justamente, ¿qué novedades hubo?
– Como siempre de responsable, yo no tendría ganas de trabajar después de unas maravillosas vacaciones como las que pasaste.
– La vida es un equilibrio – respondí sonriendo al acordarme de peter.

Era miércoles por la tarde y no había tenido noticias de él, lo cual me tenía muy nerviosa, ¿y si no estaba en un viaje de negocios?, ¿y si todo lo que me había dicho era mentira con tal de seguir acostándose conmigo?, ¿y si yo sólo era una diversión para él?, ¿la secta esa sólo existiría en Estados Unidos o también en Europa? Mi corazón se oprimió ante tal idea, no podía imaginármelo en los brazos de otra. Fui devuelta a la realidad cuando tocaron la puerta, levanté la vista y era un chico con un paquete, lo hice pasar, me lo entregó y firmé un par de hojas de recibido.


Curiosa, lo abrí, no traía remitente, me encontré con un estuche cuadrado y lo abrí, era un hermoso collar de plata con un colgante en forma de corazón y un par de pendientes que hacían juego, también de corazón. Tomé la nota del interior y ansiosa la leí.

“¡¡¡Feliz cumpleaños hermosa lali!!!
Sé que el regalo llega retrasado, pero ignoraba que el día que nos conocimos era esa fecha tan especial y ahora que lo sé no quise que pasara desapercibida. Espero que te guste, es una representación material de una parte de mi cuerpo que te añora, no pude encontrar algo que no fuera burdo de otra parte que te extraña más.
Sigo contando las horas que faltan para volver a vernos, creo que son como mil, te mando igual número de besos, repártelos en tu cuerpo como quieras.
Tuyo, Peter Lanzani”

Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro, jamás me imaginé semejante sorpresa y sus palabras me arrancaron una risita, eran las mezclas exactas de él, tiernas, pero con un toque de sensualidad, eso era lo que más me gustaba de él, esa combinación de ternura y sexualidad, simplemente lo hacía irresistible y me hacía enloquecer.

Al día siguiente al abrir mi correo electrónico del trabajo, sorpresivamente, me encontré con un mail suyo y mi corazón latió a toda prisa, el asunto decía Hola hermosa lali y lo abrí inmediatamente.

“Seguro pensaste que ya me había olvidado de ti y que todo lo que te dije eran mentiras, pero déjame aclararte que te equivocaste, en primera, quería que tu regalo fuera una sorpresa, ¿te gusto?, y en segunda, tuve que escribirle varios mails a mary antes de que me diera tu correo porque no podía creer que no lo tuviera.
Pero, ahora ya no te podrás librar de mí porque diario te estaré enviando al menos uno y ojala que podamos chatear, ¿tienes webcam en casa?
Te extraño y te mando muchos besos.
Tuyo, Peter”

Sonreí ante sus afirmaciones, ¿acaso podía leer mi mente?, ¿cómo sabía que exactamente eso era lo que estaba pensando?, sonreí y le respondí.

“¿Cómo puedes creer que pensara esas cosas de ti?, con todo el tiempo que tenemos de conocernos, déjame aclararte que he tenido demasiado trabajo como para pensar en cierta personita que, al parecer, se cree el centro del universo.
Mentira, te extraño muchísimo y todo el día pienso en ti, tu regalo me encantó, esa parte de mi cuerpo también te añora, pero como no tengo la dirección de donde te encuentras tendrás que conformarte con un dibujo.
¿Por qué la pregunta de la webcam?
Yo también te extraño mucho y te mando el doble de besos.
Tuya, Lali”
Era viernes por la tarde, después de salir de la oficina me dirigí al centro comercial, dada la insistencia de peter de querer verme porque no se conformaba con las fotografías que le había mandado, iba comprarme una webcam y aprovecharía para ver los vestidos a ver si encontraba uno adecuado para la boda de mary. Salí de la tienda de electrónicos y fui recorriendo las de ropa, pero no encontraba algo propio para la playa. Decidí subir al siguiente piso y tomé las escaleras eléctricas, al llegar arriba me detuve en una tienda de zapatos, también debía comprarme unos.

De pronto, escuché una voz infantil que gritó mi nombre, volteé y era Lauren que corría a mi encuentro sosteniendo en una de sus manitas un oso que me resultó muy familiar, levanté la cara y me los topé, a escasos tres metros de mí, tomados de la mano, rocio y pablo juntos, él con cara de sorpresa y ella con mirada retadora.

– Tía lali, tía lali– exclamó la pequeña abrazándome de las piernas.
– Hola pequeña, ¿cómo estás? – dije agachándome para mirarla.
– Mien, mida mi nuevo papi me lo dio – dijo mostrándome el oso de Las Vegas.
– Que bonito – exclamé acariciándole la cabeza a la niña.
– Hola lali, que sorpresa encontrarte, no me dijiste que venías – dijo rocio en tono sarcástico – ahora que recuerdo, sí lo mencionaste, creo que lo olvide, tú sabes, mucho trabajo, pero qué bueno que nos encontramos, ya estaba harta de mentirte.
– lali, déjame explicarte – intervino pablo soltándola de la mano y yo me enderecé.
– No, tú no le vas a explicar nada, lo voy a hacer yo, ya es hora de que sepa la verdad, mi amor, diez meses ignorándola es demasiado tiempo, ¿no crees?, y como tú no te decidías a terminar con ella “acordé” este encuentro “casual”.
– ¿Cómo pudiste? – exclamó él mirándola molesto, yo simplemente no podía hablar.
– No me dejaste otra alternativa, mi amor, me dijiste que en las vacaciones terminarías con ella y no lo hiciste, ya me cansé de compartirte, de ser la otra, de vernos a escondidas los fines de semana, sí lali, esos supuestos viajes de trabajo eran a mi casa, ahí dormía los viernes y los sábados – agregó girandose a verme.
– Cállate ya rocio




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...oooh aunque ya todas lo sospechaban eso era, por eso pablo era tan distante con lali, porque aunque una persona trabaje mucho siempre tiene tiempo para estar con la persona que "Ama"... -chicas comenten mucho y BESOS 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

CAPITULO 23-24



#CAPITULO 23:
– ¿Qué venimos a comprar? – pregunté caminando a su lado.
– Todo lo necesario para la cena, ya mañana nos vamos, así que hoy haremos un festín.
– ¿Y cuál será el menú?
– Pasta y ensalada, sin faltar un buen vino.
– Pero, falta el postre.
– Cierto, ese te toca a ti.
– ¿Te gusta el flan napolitano?
– ¿Sabes prepararlo?
– Por supuesto, soy una gran cocinera.
– Eso quiero verlo, habrá flan entonces.

Le sonreí y caminamos al pasillo a buscar los ingredientes para el flan, incluido el molde porque me dijo que no tenía. Después fuimos al área de frutas y verduras, escogimos una lechuga verde y una morada, pequeños tomates, uvas y finalmente fuimos por la pasta, el queso y el vino.

– Qué bonita pareja, seguro acaban de casarse, me recuerda a nosotros hace cuarenta años.

Escuché que una señora le decía al que debía ser su esposo, él asintió y le dio un dulce beso en los labios, mi corazón se oprimió y por primera vez en mi vida me visualicé anciana y sólo había un hombre con el que quería llegar a esa edad.

– Ya está todo, podemos irnos– dijo peter sacándome del trance – ¿estás bien?
– Sí – apenas pude decir, sin quitar la vista de la pareja que seguía mirándonos.
– ¿Los conoces? – me preguntó mirándolos también y les sonrió.
– No.

peter me sonrió, pero de forma muy diferente a como lo hacía normalmente, aunque en ese minuto no supe si era realidad o mi mente me estaba haciendo una jugada, para mi sorpresa me tomó de la mano y me hizo caminar.
Pagó todas las cosas y se negó rotundamente a que yo contribuyera con algo. Caminamos al estacionamiento y metió las bolsas en el maletero. Volvió a abrirme la puerta y luego subió él. Empezó a manejar por una calle inclinada, era un rumbo diferente al que tomamos cuando llegamos, al subir estaba un poco desierto, sólo había casas de un lado y del otro había un pequeño bosque. El coche se movio un poco y se apagó. 

– ¿Qué pasa? – pregunté extrañada.
– No lo sé – trató de encenderlo tres veces y no funcionó.
– Creo que se averio, que lata, me molesta alquilar coches, no sabe uno quien los usa ni si les dan mantenimiento.
– ¿Y qué haremos?
– Esperar un poco, quizá sólo necesita enfriarse.

Me acomodé en el asiento y eché mi cabeza atrás en el respaldo. Él hizo lo mismo, pero me di cuenta que jugaba con sus manos. De pronto, se dio la vuelta y me miró sin decir nada, yo me acomodé de lado para verlo también, acarició mi rostro y puso un mechón atrás de mi oreja, yo sostuve su mano, entonces, se acercó y me besó despacio, sin intentar algo más, yo le respondí de la misma manera, pero bajé su mano con la mía y la puse sobre uno de mis senos, él comenzó a acariciarlo lentamente, mi mano buscó los botones de su camisa y empecé a desabrocharla y a acariciar la piel que iba quedando al descubierto. Él se separó y echo su asiento hasta atrás, con sus ojos miel me invitó a que me sentara sobre él y eso hice.

Volvimos a besarnos mientras él metía sus manos debajo de mi suéter y acariciaba mi piel. Besé su cuello y su torso, desabroché el cinturón y el pantalón, me separé y me quité el suéter, él se acercó y besó la parte superior de mis senos que salía del sostén en tanto yo acariciaba su masculinidad, él me desabrochó el pantalón y me acarició por encima de las medias, jadeé al sentir sus caricias.

– lali, no debiste ponerte pantalón – se quejó con la voz entrecortada.
– No tenía planeado hacer esto y menos aquí.

Me sonrió y entonces, yo me senté en el asiento del copiloto y me quite el pantalón y la ropa interior mientras él bajaba el suyo hasta las rodillas después de sacar un condón del bolsillo.

– ¿Acaso eres dueño de esa empresa? – pregunté al tiempo que se lo colocaba.
– No, pero me gusta estar prevenido, uno nunca sabe en qué momento se darán las cosas – respondió mientras me atraía a su cuerpo.

Me senté sobre él con las piernas a los lados y entró en mí, empecé a moverme lentamente, con mis manos sobre el respaldo del asiento, él movía las suyas de mis muslos a mis nalgas. Nuestros rostros estaban pegados por la nariz, nos mirábamos, jadeábamos en sincronía, a la par que nuestros cuerpos se fundían en uno. Aceleré los movimientos, él me sostenía por las caderas, nos besamos apasionadamente en tanto los movimientos se volvían más frenéticos, buscando un solo objetivo. Rompí el beso y puse mi boca en su cuello moviéndome aún más rápido y segundos después sentí como mi cuerpo se estremecía al llegar al éxtasis total al mismo tiempo que él.

Me quedé así unos minutos, mientras nuestras respiraciones recobraban su curso normal, lo besé nuevamente y luego de un lapso me separé, al pasarme al otro asiento no sé cómo, creo que con el codo hice sonar la bocina del auto. El soltó una risa divertida y yo también. Me puse la ropa mientras él se acomodaba la suya. Encendió el auto que respondió a la primera y lo miré sorprendida, arqueando una ceja.

– Está bien, me pillaste y me confieso culpable, jamás falló el auto – aceptó con una sonrisa en los labios.


– ¡Me engañaste!, eres un mentiroso y un tramposo – dije cruzándome de brazos.
– Tú eres la causante de todo, me vuelves loco, no podía esperar hasta la noche para tenerte entre mis brazos.
– ¿En serio? – pregunté un tanto sonrojada. 
– Por supuesto, no sé qué me pasa cuando estoy contigo que pierdo el control, eres un peligro lali, nublas mi mente y no me permites ver las cosas con claridad.
– Quizá debas remitirme a las autoridades – respondí jugando.
– Eso haré, pero tu condena será estar encerrada en un cuarto conmigo, sin oportunidad de fianza ni de apelación.
– Eso sí me da miedo – exclamé y me abracé a mí misma.
– Debería, en serio, ya no sé qué otra locura podría cometer, eres una hermosa tentación andante.
– Definitivamente deberían encerrarme, en una torre alta sin accesos.
– Y yo iría a rescatarte – dio la vuelta en la siguiente esquina – ya no puedo imaginar mi vida sin ti, definitivamente me hechizaste.

Mi corazón se disparó ante esas palabras y ya no supe que más decirle, coloqué mi mano encima de la suya, sobre la palanca de velocidades y él me sonrió, en un semáforo en rojo se acercó y me besó dulcemente. Seguimos el trayecto en silencio, yo quería preguntarle tantas cosas, pero no sabía cómo, no quería arruinar el momento, parecía mágico. Llegamos a la casa, peter metió el coche a la cochera, me ayudó a bajar y me dio un beso en los labios, yo lo miré asustada.

– ¡peter!, pueden vernos.
– Tranquila, todavía siguen viendo el partido – respondió y volvió a besarme, pero después de unos segundos lo separé.
– Basta, no es bueno tentar a la suerte.

Me sonrió y luego bajó las bolsas del maletero, caminamos a la cocina y dejamos todo ahí, en efecto, eugenia y pablo seguían viendo el partido. Él me preguntó por las cervezas y le dije que se nos olvidaron, sólo esperaba que no notaran que nos tardamos más de la cuenta, pero al verlos tan emocionados siguiendo el partido descubrí que no habían sentido el tiempo pasar.

Subí a darme una ducha y cuando bajé ya había terminado el partido. eugenia y peter estaban en la cocina y no pude evitar sentir celos de esa escena, pero cuando él se dio cuenta de mi presencia me guiñó un ojo y se me aceleró el corazón, olvidando la molestia. pablo estaba afuera de la casa, hablando por su movil otra vez, así que me puse a preparar el flan. 

Era una situación tan extraña, peter partía las lechugas mientras eugenia preparaba la pasta y yo estaba poniendo los ingredientes en el molde, entonces extrañamente, noté que la actitud de ella estaba un poco diferente, no estaba tan efusiva con peter y por primera vez escuché que lo llamó por su nombre en lugar de decirle “baby”, que por cierto, odiaba que le dijera así.

pablo entró finalmente y también se puso a ayudarnos, puso el vino en la nevera y comenzó a separar las uvas de los racimos. Parecíamos cuatro buenos amigos de toda la vida compartiendo un agradable momento culinario, incluso las cosas entre peter y pablo estaban más relajadas, se habían olvidado del acalorado partido de ping pong y, como mi novio estaba distante conmigo, peter se estaba comportando tranquilamente. Como a las seis estaba lista la cena, eugenia y yo pusimos la mesa y después nos sentamos los cuatro a comer mientras seguíamos hablando.

– ¿Por qué no mezclas los alimentos lali?, de todas maneras se mezclan en el estómago – preguntó eugenia divertida.
– No sé, es una manía que tengo desde niña, creo que fue a raíz de una vez que me enfermé del estómago.
– Que curioso, nunca había conocido a alguien así y yo que pensaba que era rara.
– Creo que todos tenemos alguna manía, la de pablo es hablar por teléfono.
– Cariño, no es algo que disfrute mucho, créeme, es sólo por el trabajo.
–Yo también trabajo mucho pablo, pero no soy esclavo del teléfono – dijo peter serio mientras lo fulminaba con la mirada porque me había agarrado la mano, pero yo la retiré suavemente para que él no notara nada extraño.

El comentario de eter aunado a la conversacion que yo había escuchado en la mañana y al volver a verlo hablando por telefono, me llevaron a la conclusión de que pablo escondía algo, quizá no era una amante, pero había algo raro en su vida que no quería que yo supiera y lo analicé con la mirada unos segundos tratando de descubrir que era lo que me escondía.

Después que terminamos de cenar vimos una película de acción y luego jugamos Jenga. Hubo un momento en el que entré a la cocina por un vaso de zumo y peter entró tras de mí.

#CAPITULO 24:
– Por favor, quédate esta noche conmigo, es la última que estaremos aquí, el lunes viajo muy temprano a Londres voy a ver un nuevo hotel y regresaré días antes de la boda de mary – me pidió parándose frente a mí con cara de gorrión herido.
– Pero peter, ¿cómo me pides eso?, ¿qué quieres que le diga a pablo?
– No sé, ármale una discursion y le dices que te dormirás en la otra habitacion, por favor – suplicó no sólo con palabras sino también son su mirada.
– No sé peter… me pones en un apuro.
– No es mayor al que tú me pones, lali, no vamos a vernos como en mes y medio, regálame esta noche, por favor – insistió tomando la punta de mis dedos.
– Mira, hagamos esto, subiré y cuando esté dormido me escapo, pablo tiene el sueño muy pesado y seguro no se dará cuenta.
– Está bien – aceptó con una gran sonrisa mientras acariciaba mis dedos.
– Chicos me voy a dormir – anunció eugenia entrando a la cocina y separamos abruptamente las manos mientras la mirábamos asustados.
– Hasta mañana niña, que tengas dulces sueños – dijo peter cariñosamente y yo lo miré seria y salí de la cocina después de despedirme de ella.

pablo estaba sentado en el sillón cambiando de canal en canal. eugenia pasó, se despidió de él y subió. peter salió de la cocina y se sentó en el otro sillón sin decir nada. Minutos después pablo se levantó y le dio el mando de la television.

– Ya es tarde, vámonos a dormir, cariño – exclamó mirandome.

peter me dio una mirada suplicante que pablo no percibió porque estaba dándole la espalda y entonces recordé las misteriosas llamadas telefónicas.

– No tengo sueño, además, hay que lavar los platos, no sé pueden quedar sucios y no quiero andar con prisas mañana.
– Está bien, pero no tardes – se inclinó para darme un beso, pero agaché la cabeza y terminó por dármelo en la frente.
– peter, ¿tú no vas a dormirte ya?
– Sí, pero primero tengo que sacar unas cosas del coche para entregarlo mañana.
– Bueno, hasta mañana – se despidió y subió las escaleras.

peter se quedó sentado ahí y cuando se escuchó que pablo cerró la puerta de la habitación, me sonrió y se acercó a mí.

– Gracias señorita limpieza – exclamó en tono de burla.
– Muy gracioso, acompáñame a la cocina, anda.

Me tomó de la cara y me plantó un beso en los labios, yo le recriminé con la mirada, él me tomó de la mano y entramos a la cocina. Me puse el delantal y comencé a lavar los platos mientras él se recargaba en el mueble, a mi lado.

– Cuéntame de ti – dijo metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón.
– ¿Qué quieres saber?
– Lo que quieras contarme..
– Está bien, pero… – tomé un fuerte suspiro, era una duda que tenía desde el primer día que lo conocí y que después de este fin de semana se había incrementado – ¿tú podrías primero contestarme una pregunta?
– Claro, pregúntame lo que quieras, las reglas ya no existen – me guiñó el ojo.
– ¿Por qué un chico como tú tiene un… pasatiempo tan… peculiar?
– ¿A qué te refieres? – exclamó extrañado.
– A la forma en que nos conocimos – dije mirando el plato que lavaba para evitar mirarlo – ¿por qué lo haces?, si no es por dinero, que obvio no te falta, entiendo lo del placer, pero, ¿no sería más fácil conseguirse una novia o ligarse a alguien en un bar?, ¿por qué así?, ¿por qué esas reglas?
– Es complicado lali – suspiró – así como a ti, un amigo mío de la universidad me dio el teléfono de una chica y me explicó de que se trataba el asunto – miró al suelo un tanto avergonzado, creo que era la primera vez que hablaba de eso con alguien – me dijo que era un tipo de sociedad secreta, de cierto nivel económico, quizá para salir de la rutina o cumplir fantasías que no harían con su pareja, así que un día por curiosidad le llamé a la chica y… bueno, fue emocionante eso de no saber nada de la otra persona y seguí con el juego, a veces yo llamaba y a veces me llamaban – me miró fijamente mientras yo procesaba la información y me dio una rabia pensar que él llamara a alguien – ahora tú dime, ¿quién realmente te dio mi teléfono?, no te ofendas, pero tú no encajas en el prototipo de las chicas que están involucradas.
– Me lo dio una chica en el baño de un bar, no sé cómo se llama y vagamente la recuerdo – ahora fue mi turno de avergonzarme, él soltó una risita y movió la cabeza.
– ¿Y por qué me llamaste?, estarás de acuerdo que fue sumamente arriesgado.
– Lo sé, me imaginé miles de cosas pero – suspiré – el día que te llamé era mi cumpleaños, mi papá vive muy lejos y mi mamá en Los Ángeles y, para variar, pablo tuvo que trabajar hasta tarde, así que me sentía muy sola, de casualidad encontré la servilleta con tu número y después de vacilar mil veces te llamé.
– Vaya, veo que la cuarta regla fue rota mucho antes que las demás.
– ¿De qué hablas? – pregunté sorprendida, sólo recordaba tres.
– Regla número cuatro, no repartir los teléfonos indiscriminadamente y menos a desconocidos, te repito que es como una secta, había que ser muy selectivos a la hora de dar algún teléfono, ni imaginas que personajes están envueltos ahí.
– No quiero saberlo, se me revuelve el estómago de imaginar con cuantas has estado.
– ¿Ahora entiendes lo que yo siento al pensar que pablo pueda tocarte? – respondió poniendose detrás de mí y abrazándome por la cintura
– No es lo mismo, él es mi novio.
– A eso precisamente me refiero, vosotros habeis hecho el amor, sé que suena trillado, pero es la verdad, yo sólo he tenido sexo con esas mujeres, ninguna había significado nada – me dio un beso en el cuello – hasta que tú apareciste una noche y me cambiaste la perspectiva de todo – añadió recargando su mandíbula en mi hombro.
– Entonces, ¿no soy una más? – dije con el corazón en la boca.
– ¿Y todavía lo preguntas?, jamás había roto las reglas lali, sabía perfectamente que esas mujeres estaban con otros de la misma forma que estaban conmigo, así que ninguna valía la pena, pero contigo fue muy diferente, por eso no te dije la última regla, desde un principio supe que no le darías mi teléfono a nadie, así que no era necesario decirla.
– ¿Y ahora qué va a pasar?
– Lo que tenga que pasar – me abrazó con más fuerza – lo único que debes saber es que no dejaré que salgas de mi vida – resopló en mi oído – y espero que el que salga y pronto de la tuya sea él, no quiero compartirte con nadie… y menos con él.
– ¿Por qué lo dices de esa forma?, ¿tú sabes algo de pablo que yo desconozca?
– No, me gustaría para que de una vez por todas lo dejaras, pero no sé nada – me dio otro beso en el cuello – mejor olvidémonos de él y aprovechemos estas horas juntitos.
Colocó sus manos en el plato que sostenía y me ayudó a restregarlo al igual que los demás que faltaban, ninguno decía nada, sólo sentía su cuerpo pegado al mío y su aliento sobre mi cabeza. Nuestras manos se rozaban entre los platos y el jabón que resbalaba, peter deslizaba sus dedos en los míos, la sensación era maravillosa, sentí poco a poco como él se excitaba, pegando más su cuerpo al mío que en automático hice hacia atrás y cerré los ojos al sentir también mi excitación. Él dejó correr el agua para retirar el jabón de los platos y después los pusimos en el escurridor.
Con sus manos, aún mojadas, acarició mi abdomen por debajo de la camisa y un escalofrío delicioso recorrió mi piel mientras me daba besos cortos en el cuello. Me giré para quedar frente a él y nos besamos apasionadamente en tanto le acariciaba el pecho por encima de su camisa . Él me tenía abrazada, acariciando mi espalda. Subí mis brazos sin que él lo pidiera y me quitó la camisa y después el sostén, delineó mis senos con las yemas de sus dedos y después los besó en tanto yo acariciaba sus cabellos. Se separó un poco mirándome con un infinito deseo, entonces yo le quite la camisa y la dejé caer al suelo, besé su torso perfecto, lamí sus pezones y él jadeaba acariciando mis nalgas por encima del pantalón y después deslizó sus manos para desabrochármelo.

Me cargó y me colocó en la mesa para quitarme el resto de la ropa, mi respiración estaba más que acelerada y lo único que deseaba era sentirlo en mi interior, no importaba cuantas veces me hiciera suya, la sensación previa era la misma, incluso más intensa con cada encuentro. Mientras peter retiraba el condón de su envoltura yo le desabroché el pantalón y se lo baje al igual que su bóxer, mientras se lo colocaba me besó apasionadamente y segundos después sentí como se introdujo, yo puse mis manos en sus nalgas para impulsarlo a que entrara más profundo, él me acariciaba el contorno de mi cuerpo y nos mirábamos, grabándonos las expresiones de placer que ambos teníamos en la cara, tratando de gemir lo más bajo que se pudiera.

Dirigió su boca a mi cuello y lo recorrió con su lengua y después lo succionó con sus labios, yo lo sujeté fuertemente por la espalda, sintiendo como entraba y salía de mí con un ritmo exquisito y lo aprisioné con mis piernas para intensificar la sensación, gruñó en mi oído y entonces, tomé su rostro con mis manos y lo besé desesperadamente, pero terminé rompiendo el beso porque no pude reprimir el grito al llegar al orgasmo al mismo tiempo que él, que apenas y pudo ponerme su mano en mi boca para que no fuera tan audible mientras me miraba con sus ojos acuosos debido al intenso placer que acabábamos de experimentar. Retiró su mano de mi boca y me besó una vez más, en tanto yo acariciaba su cuello y sus hombros bien definidos, después me abrazó fuertemente unos segundos y luego frotó mi nariz con la suya en tanto acariciaba mis mejillas.

– ¿Qué me hiciste lali?, que me tienes todo hipnotizado.
– Lo mismo que tú me hiciste a mí, porque yo estoy igual que tú.

Me regaló la hermosa sonrisa que me encantaba y volvió a besarme, nos separamos lo necesario para tomar aire cuando, de pronto, se escuchó un ruido y se encendió la luz de la sala y en el suelo alcance a ver una sombra.
No pude moverme del pánico que me inundó, la escena del ping pong vino a mi mente y eso no sería nada a lo que sucedería si era pablo el que estaba ahí. peter alcanzó a subirse y abrocharse el pantalón y se volteó para encarar a quien fuera, yo sólo pude enterrar mi cabeza en su hombro mientras él trataba de cubrir mi cuerpo desnudo.

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shan-shan-shan 0.o se sabrá la verdad... comenten chicas jajajjajajja... les quiero decir que a mi me gusta mucho Justin Bieber y  aquí en Chile fue el concierto por eso no pude subir nove... las quiero mucho por saber que les gusta lo que subo y que me pidan que suba y lean la novela :) y les agradezco mucho...  -BESOS Y COMENTEN MUCHO CHICAS

domingo, 10 de noviembre de 2013

CAPITULO 22:


Pasé saliva, tratando de ordenar las ideas en mi cabeza y aclarar mi garganta, abrí la puerta de golpe, él se dio la vuelta y me miró asustado, guardó silencio unos segundos, me dio una sonrisa fingida y siguió hablando.

– Tengo que irme hermanita – volvió a guardar silencio, supuse que estaba escuchando al interlocutor – aquí está lali, yo le doy tus saludos, sí, ella también te manda saludar, un beso y mañana hablamos – agregó y finalmente colgó – buenos días cariño – dijo dándome un beso pero yo moví la cabeza y me lo dio en la mejilla – era Carla, está de vacaciones en.

No le respondí nada, sólo asentí con la cabeza, ¿desde cuando pablo le llamaba princesa a su hermana?, por qué me sentí mal al escucharlo?, si me engañaba yo le estaba haciendo lo mismo, creo que al final lo que duele es el orgullo o quizá yo sola era la que me seguía haciendo rollos extraños en la cabeza por el peso de la culpa, la pregunta era ¿qué sentía yo por pablo?, tenía que encontrar la forma de averiguarlo.

Tomé su cara con mis manos y lo miré a los ojos, se veía nervioso, trataba de esquivar mi mirada y entonces lo besé dulcemente, él titubeo, pero al final puso sus manos en mi cintura y yo corrí las mías hacia su cuello, terminó por abrazarme completamente y el beso se intensifico un poco, yo bajé mis manos a su espalda y de pronto, se escuchó un fuerte carraspeo que nos hizo romper el beso, pero permanecimos abrazados.

– Lamento la interrupción – dijo peter visiblemente molesto, con el ceño fruncido, recargado en la puerta con los brazos cruzados y los puños cerrados.
– No te preocupes peter, lo dejaremos para después, ¿verdad amor? – respondió pablo sin soltarme y me dio un corto beso en los labios.
– Pueden aprovechar más tarde cuando eugenia y yo vayamos al supermercado – exclamó en tono sarcástico y pude notar como apretaba más los puños.
– Voy a preparar café – dije separándome de pablo y pude sentir la mirada asesina de peter aún cuando estaba de espaldas.
– pablo, ¿me puedes dar las llaves del Audi?, por favor, ya que tú fuiste el que lo guardó en el garaje.
– Claro, voy por ellas, las dejé en la habitación.



En cuanto pablo salió de la cocina, peter me sujetó fuertemente por el brazo y me hizo girarme para mirarlo.

– ¿Qué parte no te quedo clara de que no permitieras que te tocara? – recriminó furioso.
– Es mi novio, no puedo rechazarlo todo el tiempo.
– Eres mía lali, sólo mía y si no quieres que le tumbe los dientes al imbécil ese, vas a buscarte un pretexto muy bueno para que ni siquiera te mire.
–Suéltame que me estás lastimando, no eres nadie para exigirme nada, recuerda que lo nuestro es sólo sexo sin compromiso, fue fácil conseguirlo y con esa misma facilidad puede acabarse.
– Estás muy equivocada si piensas que te voy a dejar ir con facilidad, me perteneces, no lo olvides.
– No soy un objeto pedro, puedo tomar mis propias decisiones, no lo olvides tú.

Se escucharon los pasos fuertes de pablo y entonces me solté. No supe de donde saqué fuerzas para decirle eso, lo que había entre peter y yo no era sólo sexo, al menos no de mi parte, y debía reconocer que por un lado me sentía feliz por los celos de peter , aunque no sabía si los provocaban un sentimiento afectivo o sólo era su orgullo de hombre herido.

pablo y eugenia entraron a la cocina, ella abrazó de nuevo muy efusiva a peter y sentí un dolor en el pecho, después me saludó a mí muy entusiasta como siempre, yo le sonreí, pero la tensión se sentía en el aire.

Desayunamos ahí, casi en silencio, sólo eugenia y pablo hablaban de vez en cuando. En cuanto terminé, subí a mi habitación a cambiarme, me puse unos vaqueros y un suéter ligero. pablo subió después y me abrazó por detrás, pero me separé argumentando que no estábamos solos y que no era nuestra casa. Él aceptó sin recriminaciones y empezó a cambiarse de ropa y yo bajé. Escuché las risas de eugenia provenientes de la parte trasera de la casa, resoplé y caminé hacia allá, estaba jugando ping pong con peter, quien se puso serio al verme.

Minutos después llegó pablo y entonces eugenia propuso que jugáramos los cuatro. El juego empezó tranquilo, pero de repente, peter empezó a golpear la pelota demasiado fuerte mandándosela a pablo que le respondía de la misma manera, eugenia y yo nos quitamos al ver lo agresivo que se estaba poniendo el asunto. peter miraba con rabia a pablo y se notaba que tenía todas las intenciones de golpearlo con la pelota y si no hubiera sido porque pablo era muy hábil para regresársela, lo habría conseguido.


eugenia me sugirió que entráramos a casa y no muy convencida lo hice ya que ella prácticamente me arrastró al interior, pero yo estaba sumamente nerviosa por lo que pudiera pasar entre ellos si se quedaban solos. Ella encendió el televisor y empezó a cambiar de canal en canal hasta que encontró algo que le llamó la atención, era un partido de hockey sobre hielo y gritó emocionada porque su equipo favorito estaba jugando. Más tarde entraron peter y pablo y éste también se entusiasmó porque era gran aficionado de ese deporte, así que se sentó al lado de eugenia en el sillón.

– ¿A caso te gusta el hockey? – preguntó sorprendido.
– Uy sí, desde niña, mi papá lo jugaba, aunque nunca estuvo en un equipo profesional.
– ¿Y a qué equipo le vas?
– A Chicago Blackhawks.
– ¿Bromeas?, yo también.
– Chócalas amigo – exclamó entusiasmada y le extendió la mano que pablo se la chocó – ojala que ganen, acaba de empezar el partido.
– eugenia, ya habíamos quedado en ir al supermercado – dijo peter serio.
– Pero baby, sabes que cuando los Balckhawks juegan el mundo desaparece para mí, vamos cuando termine, ¿sí?
– Y tú sabes que a mí eso me aburre.
– A lali también – intervino pablo.
– Entonces vosotros, par de aburridos, vayan a hacer las compras mientras mi amigo pablo y yo vemos el partido.
– Sí, es buena idea y de paso traen unas cervezas – agregó pablo.

peter me miró y entró a la cocina por las llaves del coche, que había dejado ahí cuando se las entrego pablo. Yo no estaba muy segura de ir, lo que menos quería era que empezara con reproches otra vez, pero al ver que eugenia y pablo estaban ensimismados viendo el televisor y yo no encontrar otra cosa que hacer, decidí acompañar a peter, al fin que iríamos a un lugar lleno de gente.
Caminé hacia el coche y peter me abrió la puerta para que subiera, él se dio la vuelta y entró también, sin decir nada, lo puso en marcha y la radio empezó a sonar .

Conseguir mucho de mí
Conseguir mucho de ti
Caminando por las calles y apenas y te conozco
Parece como si estuviéramos predestinados
Tomarnos de las manos cuando salimos en las noches
Tengo novia dices, esto no está bien
Y yo también tengo a alguien esperándome
¿Qué es esto?, es sólo el principio
¿Por qué no puedo respirar cada que pienso en ti?
¿Por qué no puedo hablar cada que digo algo sobre ti?
Es inevitable,
Es el hecho de que caeremos ahí,
Así que dime
¿Por qué no puedo respirar cada que pienso en ti?

– Perdóname, no debí tratarte así en la mañana – empezó a decir mientras la canción seguía sonando – pero, me enferma la idea de pensar que él te toque, sé que es tu novio y que yo sólo soy un extraño en tu vida, que ni siquiera nos conocemos bien – guardó silencio mientras le tocaba un semáforo en rojo – sólo no puedo procesar esa idea, lamento mucho haber perdido los estribos lali, por favor, perdóname.
– No me gusta que me trates como un objeto, sé que nuestra… lo que sea que tengamos, empezó de forma extraña, pero eso no te da derecho a que me trates así.
– Lo sé, estoy muy arrepentido.
– Y después, ¿qué fue todo ese despliegue de hombría en el ping pong?
– Una forma muy infantil de… demostrar quién es el mejor.
– Eso no se demuestra así peter, no necesito un súper macho a mi lado.
– ¿Me perdonas? – preguntó con cara de arrepentimiento.
– Lo voy a pensar y ahora sí es en serio. 
– ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?
– Comportarte como el adulto que eres y pensar con la cabeza y no con el hígado.
– Lo intentaré.
– Cuando lo hagas, entonces hablamos – dije firme y miré por fuera de la ventanilla.

Llegamos al supermercado y él se bajo a abrirme la puerta, me tendió su mano para que me apoyara, no pude negarme a su gesto y cuando salí del coche quedamos cerca mirándonos, pero yo desvié la vista y comencé a caminar sin esperar a que cerrara la puerta del coche. Después él me alcanzó y entramos al lugar. Tomó una canastilla y me guió por uno de los pasillos.

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PERDÓN PERDÓN PERDÓN POR NO SUBIR EN ESTOS DÍAS  NO HAY ESCUSAS SUFICIENTES... MAÑANA QUISAS SUBO 2 CAPÍTULOS -FIRMEN MUCHO Y BESOS...