miércoles, 13 de noviembre de 2013

CAPITULO 23-24



#CAPITULO 23:
– ¿Qué venimos a comprar? – pregunté caminando a su lado.
– Todo lo necesario para la cena, ya mañana nos vamos, así que hoy haremos un festín.
– ¿Y cuál será el menú?
– Pasta y ensalada, sin faltar un buen vino.
– Pero, falta el postre.
– Cierto, ese te toca a ti.
– ¿Te gusta el flan napolitano?
– ¿Sabes prepararlo?
– Por supuesto, soy una gran cocinera.
– Eso quiero verlo, habrá flan entonces.

Le sonreí y caminamos al pasillo a buscar los ingredientes para el flan, incluido el molde porque me dijo que no tenía. Después fuimos al área de frutas y verduras, escogimos una lechuga verde y una morada, pequeños tomates, uvas y finalmente fuimos por la pasta, el queso y el vino.

– Qué bonita pareja, seguro acaban de casarse, me recuerda a nosotros hace cuarenta años.

Escuché que una señora le decía al que debía ser su esposo, él asintió y le dio un dulce beso en los labios, mi corazón se oprimió y por primera vez en mi vida me visualicé anciana y sólo había un hombre con el que quería llegar a esa edad.

– Ya está todo, podemos irnos– dijo peter sacándome del trance – ¿estás bien?
– Sí – apenas pude decir, sin quitar la vista de la pareja que seguía mirándonos.
– ¿Los conoces? – me preguntó mirándolos también y les sonrió.
– No.

peter me sonrió, pero de forma muy diferente a como lo hacía normalmente, aunque en ese minuto no supe si era realidad o mi mente me estaba haciendo una jugada, para mi sorpresa me tomó de la mano y me hizo caminar.
Pagó todas las cosas y se negó rotundamente a que yo contribuyera con algo. Caminamos al estacionamiento y metió las bolsas en el maletero. Volvió a abrirme la puerta y luego subió él. Empezó a manejar por una calle inclinada, era un rumbo diferente al que tomamos cuando llegamos, al subir estaba un poco desierto, sólo había casas de un lado y del otro había un pequeño bosque. El coche se movio un poco y se apagó. 

– ¿Qué pasa? – pregunté extrañada.
– No lo sé – trató de encenderlo tres veces y no funcionó.
– Creo que se averio, que lata, me molesta alquilar coches, no sabe uno quien los usa ni si les dan mantenimiento.
– ¿Y qué haremos?
– Esperar un poco, quizá sólo necesita enfriarse.

Me acomodé en el asiento y eché mi cabeza atrás en el respaldo. Él hizo lo mismo, pero me di cuenta que jugaba con sus manos. De pronto, se dio la vuelta y me miró sin decir nada, yo me acomodé de lado para verlo también, acarició mi rostro y puso un mechón atrás de mi oreja, yo sostuve su mano, entonces, se acercó y me besó despacio, sin intentar algo más, yo le respondí de la misma manera, pero bajé su mano con la mía y la puse sobre uno de mis senos, él comenzó a acariciarlo lentamente, mi mano buscó los botones de su camisa y empecé a desabrocharla y a acariciar la piel que iba quedando al descubierto. Él se separó y echo su asiento hasta atrás, con sus ojos miel me invitó a que me sentara sobre él y eso hice.

Volvimos a besarnos mientras él metía sus manos debajo de mi suéter y acariciaba mi piel. Besé su cuello y su torso, desabroché el cinturón y el pantalón, me separé y me quité el suéter, él se acercó y besó la parte superior de mis senos que salía del sostén en tanto yo acariciaba su masculinidad, él me desabrochó el pantalón y me acarició por encima de las medias, jadeé al sentir sus caricias.

– lali, no debiste ponerte pantalón – se quejó con la voz entrecortada.
– No tenía planeado hacer esto y menos aquí.

Me sonrió y entonces, yo me senté en el asiento del copiloto y me quite el pantalón y la ropa interior mientras él bajaba el suyo hasta las rodillas después de sacar un condón del bolsillo.

– ¿Acaso eres dueño de esa empresa? – pregunté al tiempo que se lo colocaba.
– No, pero me gusta estar prevenido, uno nunca sabe en qué momento se darán las cosas – respondió mientras me atraía a su cuerpo.

Me senté sobre él con las piernas a los lados y entró en mí, empecé a moverme lentamente, con mis manos sobre el respaldo del asiento, él movía las suyas de mis muslos a mis nalgas. Nuestros rostros estaban pegados por la nariz, nos mirábamos, jadeábamos en sincronía, a la par que nuestros cuerpos se fundían en uno. Aceleré los movimientos, él me sostenía por las caderas, nos besamos apasionadamente en tanto los movimientos se volvían más frenéticos, buscando un solo objetivo. Rompí el beso y puse mi boca en su cuello moviéndome aún más rápido y segundos después sentí como mi cuerpo se estremecía al llegar al éxtasis total al mismo tiempo que él.

Me quedé así unos minutos, mientras nuestras respiraciones recobraban su curso normal, lo besé nuevamente y luego de un lapso me separé, al pasarme al otro asiento no sé cómo, creo que con el codo hice sonar la bocina del auto. El soltó una risa divertida y yo también. Me puse la ropa mientras él se acomodaba la suya. Encendió el auto que respondió a la primera y lo miré sorprendida, arqueando una ceja.

– Está bien, me pillaste y me confieso culpable, jamás falló el auto – aceptó con una sonrisa en los labios.


– ¡Me engañaste!, eres un mentiroso y un tramposo – dije cruzándome de brazos.
– Tú eres la causante de todo, me vuelves loco, no podía esperar hasta la noche para tenerte entre mis brazos.
– ¿En serio? – pregunté un tanto sonrojada. 
– Por supuesto, no sé qué me pasa cuando estoy contigo que pierdo el control, eres un peligro lali, nublas mi mente y no me permites ver las cosas con claridad.
– Quizá debas remitirme a las autoridades – respondí jugando.
– Eso haré, pero tu condena será estar encerrada en un cuarto conmigo, sin oportunidad de fianza ni de apelación.
– Eso sí me da miedo – exclamé y me abracé a mí misma.
– Debería, en serio, ya no sé qué otra locura podría cometer, eres una hermosa tentación andante.
– Definitivamente deberían encerrarme, en una torre alta sin accesos.
– Y yo iría a rescatarte – dio la vuelta en la siguiente esquina – ya no puedo imaginar mi vida sin ti, definitivamente me hechizaste.

Mi corazón se disparó ante esas palabras y ya no supe que más decirle, coloqué mi mano encima de la suya, sobre la palanca de velocidades y él me sonrió, en un semáforo en rojo se acercó y me besó dulcemente. Seguimos el trayecto en silencio, yo quería preguntarle tantas cosas, pero no sabía cómo, no quería arruinar el momento, parecía mágico. Llegamos a la casa, peter metió el coche a la cochera, me ayudó a bajar y me dio un beso en los labios, yo lo miré asustada.

– ¡peter!, pueden vernos.
– Tranquila, todavía siguen viendo el partido – respondió y volvió a besarme, pero después de unos segundos lo separé.
– Basta, no es bueno tentar a la suerte.

Me sonrió y luego bajó las bolsas del maletero, caminamos a la cocina y dejamos todo ahí, en efecto, eugenia y pablo seguían viendo el partido. Él me preguntó por las cervezas y le dije que se nos olvidaron, sólo esperaba que no notaran que nos tardamos más de la cuenta, pero al verlos tan emocionados siguiendo el partido descubrí que no habían sentido el tiempo pasar.

Subí a darme una ducha y cuando bajé ya había terminado el partido. eugenia y peter estaban en la cocina y no pude evitar sentir celos de esa escena, pero cuando él se dio cuenta de mi presencia me guiñó un ojo y se me aceleró el corazón, olvidando la molestia. pablo estaba afuera de la casa, hablando por su movil otra vez, así que me puse a preparar el flan. 

Era una situación tan extraña, peter partía las lechugas mientras eugenia preparaba la pasta y yo estaba poniendo los ingredientes en el molde, entonces extrañamente, noté que la actitud de ella estaba un poco diferente, no estaba tan efusiva con peter y por primera vez escuché que lo llamó por su nombre en lugar de decirle “baby”, que por cierto, odiaba que le dijera así.

pablo entró finalmente y también se puso a ayudarnos, puso el vino en la nevera y comenzó a separar las uvas de los racimos. Parecíamos cuatro buenos amigos de toda la vida compartiendo un agradable momento culinario, incluso las cosas entre peter y pablo estaban más relajadas, se habían olvidado del acalorado partido de ping pong y, como mi novio estaba distante conmigo, peter se estaba comportando tranquilamente. Como a las seis estaba lista la cena, eugenia y yo pusimos la mesa y después nos sentamos los cuatro a comer mientras seguíamos hablando.

– ¿Por qué no mezclas los alimentos lali?, de todas maneras se mezclan en el estómago – preguntó eugenia divertida.
– No sé, es una manía que tengo desde niña, creo que fue a raíz de una vez que me enfermé del estómago.
– Que curioso, nunca había conocido a alguien así y yo que pensaba que era rara.
– Creo que todos tenemos alguna manía, la de pablo es hablar por teléfono.
– Cariño, no es algo que disfrute mucho, créeme, es sólo por el trabajo.
–Yo también trabajo mucho pablo, pero no soy esclavo del teléfono – dijo peter serio mientras lo fulminaba con la mirada porque me había agarrado la mano, pero yo la retiré suavemente para que él no notara nada extraño.

El comentario de eter aunado a la conversacion que yo había escuchado en la mañana y al volver a verlo hablando por telefono, me llevaron a la conclusión de que pablo escondía algo, quizá no era una amante, pero había algo raro en su vida que no quería que yo supiera y lo analicé con la mirada unos segundos tratando de descubrir que era lo que me escondía.

Después que terminamos de cenar vimos una película de acción y luego jugamos Jenga. Hubo un momento en el que entré a la cocina por un vaso de zumo y peter entró tras de mí.

#CAPITULO 24:
– Por favor, quédate esta noche conmigo, es la última que estaremos aquí, el lunes viajo muy temprano a Londres voy a ver un nuevo hotel y regresaré días antes de la boda de mary – me pidió parándose frente a mí con cara de gorrión herido.
– Pero peter, ¿cómo me pides eso?, ¿qué quieres que le diga a pablo?
– No sé, ármale una discursion y le dices que te dormirás en la otra habitacion, por favor – suplicó no sólo con palabras sino también son su mirada.
– No sé peter… me pones en un apuro.
– No es mayor al que tú me pones, lali, no vamos a vernos como en mes y medio, regálame esta noche, por favor – insistió tomando la punta de mis dedos.
– Mira, hagamos esto, subiré y cuando esté dormido me escapo, pablo tiene el sueño muy pesado y seguro no se dará cuenta.
– Está bien – aceptó con una gran sonrisa mientras acariciaba mis dedos.
– Chicos me voy a dormir – anunció eugenia entrando a la cocina y separamos abruptamente las manos mientras la mirábamos asustados.
– Hasta mañana niña, que tengas dulces sueños – dijo peter cariñosamente y yo lo miré seria y salí de la cocina después de despedirme de ella.

pablo estaba sentado en el sillón cambiando de canal en canal. eugenia pasó, se despidió de él y subió. peter salió de la cocina y se sentó en el otro sillón sin decir nada. Minutos después pablo se levantó y le dio el mando de la television.

– Ya es tarde, vámonos a dormir, cariño – exclamó mirandome.

peter me dio una mirada suplicante que pablo no percibió porque estaba dándole la espalda y entonces recordé las misteriosas llamadas telefónicas.

– No tengo sueño, además, hay que lavar los platos, no sé pueden quedar sucios y no quiero andar con prisas mañana.
– Está bien, pero no tardes – se inclinó para darme un beso, pero agaché la cabeza y terminó por dármelo en la frente.
– peter, ¿tú no vas a dormirte ya?
– Sí, pero primero tengo que sacar unas cosas del coche para entregarlo mañana.
– Bueno, hasta mañana – se despidió y subió las escaleras.

peter se quedó sentado ahí y cuando se escuchó que pablo cerró la puerta de la habitación, me sonrió y se acercó a mí.

– Gracias señorita limpieza – exclamó en tono de burla.
– Muy gracioso, acompáñame a la cocina, anda.

Me tomó de la cara y me plantó un beso en los labios, yo le recriminé con la mirada, él me tomó de la mano y entramos a la cocina. Me puse el delantal y comencé a lavar los platos mientras él se recargaba en el mueble, a mi lado.

– Cuéntame de ti – dijo metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón.
– ¿Qué quieres saber?
– Lo que quieras contarme..
– Está bien, pero… – tomé un fuerte suspiro, era una duda que tenía desde el primer día que lo conocí y que después de este fin de semana se había incrementado – ¿tú podrías primero contestarme una pregunta?
– Claro, pregúntame lo que quieras, las reglas ya no existen – me guiñó el ojo.
– ¿Por qué un chico como tú tiene un… pasatiempo tan… peculiar?
– ¿A qué te refieres? – exclamó extrañado.
– A la forma en que nos conocimos – dije mirando el plato que lavaba para evitar mirarlo – ¿por qué lo haces?, si no es por dinero, que obvio no te falta, entiendo lo del placer, pero, ¿no sería más fácil conseguirse una novia o ligarse a alguien en un bar?, ¿por qué así?, ¿por qué esas reglas?
– Es complicado lali – suspiró – así como a ti, un amigo mío de la universidad me dio el teléfono de una chica y me explicó de que se trataba el asunto – miró al suelo un tanto avergonzado, creo que era la primera vez que hablaba de eso con alguien – me dijo que era un tipo de sociedad secreta, de cierto nivel económico, quizá para salir de la rutina o cumplir fantasías que no harían con su pareja, así que un día por curiosidad le llamé a la chica y… bueno, fue emocionante eso de no saber nada de la otra persona y seguí con el juego, a veces yo llamaba y a veces me llamaban – me miró fijamente mientras yo procesaba la información y me dio una rabia pensar que él llamara a alguien – ahora tú dime, ¿quién realmente te dio mi teléfono?, no te ofendas, pero tú no encajas en el prototipo de las chicas que están involucradas.
– Me lo dio una chica en el baño de un bar, no sé cómo se llama y vagamente la recuerdo – ahora fue mi turno de avergonzarme, él soltó una risita y movió la cabeza.
– ¿Y por qué me llamaste?, estarás de acuerdo que fue sumamente arriesgado.
– Lo sé, me imaginé miles de cosas pero – suspiré – el día que te llamé era mi cumpleaños, mi papá vive muy lejos y mi mamá en Los Ángeles y, para variar, pablo tuvo que trabajar hasta tarde, así que me sentía muy sola, de casualidad encontré la servilleta con tu número y después de vacilar mil veces te llamé.
– Vaya, veo que la cuarta regla fue rota mucho antes que las demás.
– ¿De qué hablas? – pregunté sorprendida, sólo recordaba tres.
– Regla número cuatro, no repartir los teléfonos indiscriminadamente y menos a desconocidos, te repito que es como una secta, había que ser muy selectivos a la hora de dar algún teléfono, ni imaginas que personajes están envueltos ahí.
– No quiero saberlo, se me revuelve el estómago de imaginar con cuantas has estado.
– ¿Ahora entiendes lo que yo siento al pensar que pablo pueda tocarte? – respondió poniendose detrás de mí y abrazándome por la cintura
– No es lo mismo, él es mi novio.
– A eso precisamente me refiero, vosotros habeis hecho el amor, sé que suena trillado, pero es la verdad, yo sólo he tenido sexo con esas mujeres, ninguna había significado nada – me dio un beso en el cuello – hasta que tú apareciste una noche y me cambiaste la perspectiva de todo – añadió recargando su mandíbula en mi hombro.
– Entonces, ¿no soy una más? – dije con el corazón en la boca.
– ¿Y todavía lo preguntas?, jamás había roto las reglas lali, sabía perfectamente que esas mujeres estaban con otros de la misma forma que estaban conmigo, así que ninguna valía la pena, pero contigo fue muy diferente, por eso no te dije la última regla, desde un principio supe que no le darías mi teléfono a nadie, así que no era necesario decirla.
– ¿Y ahora qué va a pasar?
– Lo que tenga que pasar – me abrazó con más fuerza – lo único que debes saber es que no dejaré que salgas de mi vida – resopló en mi oído – y espero que el que salga y pronto de la tuya sea él, no quiero compartirte con nadie… y menos con él.
– ¿Por qué lo dices de esa forma?, ¿tú sabes algo de pablo que yo desconozca?
– No, me gustaría para que de una vez por todas lo dejaras, pero no sé nada – me dio otro beso en el cuello – mejor olvidémonos de él y aprovechemos estas horas juntitos.
Colocó sus manos en el plato que sostenía y me ayudó a restregarlo al igual que los demás que faltaban, ninguno decía nada, sólo sentía su cuerpo pegado al mío y su aliento sobre mi cabeza. Nuestras manos se rozaban entre los platos y el jabón que resbalaba, peter deslizaba sus dedos en los míos, la sensación era maravillosa, sentí poco a poco como él se excitaba, pegando más su cuerpo al mío que en automático hice hacia atrás y cerré los ojos al sentir también mi excitación. Él dejó correr el agua para retirar el jabón de los platos y después los pusimos en el escurridor.
Con sus manos, aún mojadas, acarició mi abdomen por debajo de la camisa y un escalofrío delicioso recorrió mi piel mientras me daba besos cortos en el cuello. Me giré para quedar frente a él y nos besamos apasionadamente en tanto le acariciaba el pecho por encima de su camisa . Él me tenía abrazada, acariciando mi espalda. Subí mis brazos sin que él lo pidiera y me quitó la camisa y después el sostén, delineó mis senos con las yemas de sus dedos y después los besó en tanto yo acariciaba sus cabellos. Se separó un poco mirándome con un infinito deseo, entonces yo le quite la camisa y la dejé caer al suelo, besé su torso perfecto, lamí sus pezones y él jadeaba acariciando mis nalgas por encima del pantalón y después deslizó sus manos para desabrochármelo.

Me cargó y me colocó en la mesa para quitarme el resto de la ropa, mi respiración estaba más que acelerada y lo único que deseaba era sentirlo en mi interior, no importaba cuantas veces me hiciera suya, la sensación previa era la misma, incluso más intensa con cada encuentro. Mientras peter retiraba el condón de su envoltura yo le desabroché el pantalón y se lo baje al igual que su bóxer, mientras se lo colocaba me besó apasionadamente y segundos después sentí como se introdujo, yo puse mis manos en sus nalgas para impulsarlo a que entrara más profundo, él me acariciaba el contorno de mi cuerpo y nos mirábamos, grabándonos las expresiones de placer que ambos teníamos en la cara, tratando de gemir lo más bajo que se pudiera.

Dirigió su boca a mi cuello y lo recorrió con su lengua y después lo succionó con sus labios, yo lo sujeté fuertemente por la espalda, sintiendo como entraba y salía de mí con un ritmo exquisito y lo aprisioné con mis piernas para intensificar la sensación, gruñó en mi oído y entonces, tomé su rostro con mis manos y lo besé desesperadamente, pero terminé rompiendo el beso porque no pude reprimir el grito al llegar al orgasmo al mismo tiempo que él, que apenas y pudo ponerme su mano en mi boca para que no fuera tan audible mientras me miraba con sus ojos acuosos debido al intenso placer que acabábamos de experimentar. Retiró su mano de mi boca y me besó una vez más, en tanto yo acariciaba su cuello y sus hombros bien definidos, después me abrazó fuertemente unos segundos y luego frotó mi nariz con la suya en tanto acariciaba mis mejillas.

– ¿Qué me hiciste lali?, que me tienes todo hipnotizado.
– Lo mismo que tú me hiciste a mí, porque yo estoy igual que tú.

Me regaló la hermosa sonrisa que me encantaba y volvió a besarme, nos separamos lo necesario para tomar aire cuando, de pronto, se escuchó un ruido y se encendió la luz de la sala y en el suelo alcance a ver una sombra.
No pude moverme del pánico que me inundó, la escena del ping pong vino a mi mente y eso no sería nada a lo que sucedería si era pablo el que estaba ahí. peter alcanzó a subirse y abrocharse el pantalón y se volteó para encarar a quien fuera, yo sólo pude enterrar mi cabeza en su hombro mientras él trataba de cubrir mi cuerpo desnudo.

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shan-shan-shan 0.o se sabrá la verdad... comenten chicas jajajjajajja... les quiero decir que a mi me gusta mucho Justin Bieber y  aquí en Chile fue el concierto por eso no pude subir nove... las quiero mucho por saber que les gusta lo que subo y que me pidan que suba y lean la novela :) y les agradezco mucho...  -BESOS Y COMENTEN MUCHO CHICAS

17 comentarios:

  1. mee encantoo!!! n0oo mee mueroo si es pablo!! porfis subii mas nove besos

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  2. Pablo tiene una hija, y no le dijo a lali, o tal vez una amante, no me creo el cuento ese del trabajo -.-
    ¡¡¡un mes y medio es mucho tiempo!!! :/ no los quiero solitos.

    SUBII MAS CAPS!

    @AnglesCasi. - abetteworldlaliter.blogspot.com.

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  3. Wow sos de chile... De que ciudad sos ???
    Me encanto

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  4. Me encantó... pero cómo nos dejas así? Necesito saber quien es...solo espero que sea Euge porque sino...

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  5. Aaaaaaaaaahh quiero otro cap YA!! Jaja me en-can-TO

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  6. Naaaah es euge seguro! Maas :))

    Arii

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  7. Que genialll esta la novela sube mas porfavor!!!!!!!!!!!!!

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  8. que pasara si es pablo??? , igual no tiene derecho como que esconde algo , capas tiene una amante o esta en la misma secta que peter ya que el dio a entender que sabe algo de pablo :/
    me encantaaa!! mas portass

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  9. Aaay noo!, seguila por favor quiero saber quien es el q entró!, maaaaaaas

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  10. Yo creo q la sombra es de Eugenia sube rapido otro capitulo please, sinceramente me encantan tus novelas

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  11. solamente te pido que lali se escape a londres para estar con pitt

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  12. aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh q intriga x favoooorrr sube!!!!

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  13. Ya quiero k descubran la intrigantes llamadas d Pablo.

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