lunes, 3 de febrero de 2014

CAPITULO 78 ( Final)



Entramos a la habitación, en la mesa estaba ya una charola con dos hamburguesas y papas fritas, por supuesto, en platos separados, hasta en eso era diferente mi niña. Cuando las vio el rubor inundó sus mejillas, me encantaba que aún hubiera momentos en que se ruborizara después de tantas cosas que ya habíamos hecho juntos
Se acercó y me tomó por la cintura, con la punta de su lengua lamió mi oreja izquierda y exhaló haciendo que su aliento entrara y me provocara una cálida sensación que recorrió cada centímetro de mi cuerpo hasta arquearlo. Bajó lamiendo hasta mi cuello y, una vez ahí, me dio pequeños besos mientras colocaba sus dedos en los tirantes del vestido y los bajaba, al llegar a la altura de mis senos deslizó hasta éstos sus manos y los masajeó por encima de la delgada tela del vestido, mis manos estaban sobre sus codos sujetándolos fuertemente, sentía que me desvanecería por las intensas sensaciones que sus caricias me estaban provocando.
Bajó su cabeza para lamer y besar el inicio de mis senos, hice la cabeza hacia atrás y después sujeté con mis manos su cara y la llevé hacia la mía para volver a besarlo apasionadamente, una de sus manos bajó hacia mi muslo y la metió por debajo del vestido hasta mi nalga que masajeó. Dejamos de besarnos para tomar aliento, dirigí mi boca a su cuello y lo lamí hasta llegar a su oreja.
Entonces peter se alejo y se sentó en la orilla de la cama, así que le sonreí seductoramente y comencé a terminar de quitarme mi vestido mientras las yemas de mis dedos acariciaban la piel que iba quedando al descubierto. Él tenía sus ojos fijos en mí y esa mirada de amor y excitación era razón suficiente para sentirme amada 
Le di la espalda y bajé por completo mi vestido y lo tiré al suelo, desabroché el sostén y me lo quité. Me di la vuelta con mis manos sobre mis senos que impedían verlos, ya los había visto muchas veces pero me gustaba torturarlo me los acaricié con los dedos pulgares sin quitarle los ojos de encima, me masajeé los senos y después jugueteé con mis pezones apretándolos un poco y él colocó su mano sobre el bulto que se le marcaba en el pantalón, yo le sonreí, me agradaba demasiado ver que yo era la causante de esa erección. El bajo su vista a mis nalgas. Traía una sutil tanga de encaje que comencé a bajar lentamente. Una vez completamente desnuda. lo hice parar y lo sente en un sillón frente a la cama. y yo fui y me senté en la cama frente a él me acaricié el cuello, mi mano bajó por entre mis senos, pasó por mi estómago y finalmente se colocó en mi parte más intima, me arqueé un poco mientras me frotaba con dos dedos que después inserté y saqué en repetidas ocasiones ya jadeando, cerré los ojos al sentir que casi llegaba al orgasmo cuando, de pronto, él me detuvo, evitando que eso sucediera. 
Tomó mis dedos y se los llevó a la boca, los chupó unos instantes, después soltó mi mano y vi como se colocó sobre mí y se introdujo de un tirón, emití un grito al sentirlo dentro con esa fuerza, sus manos sostenían mis piernas a la altura de las rodillas mientras entraba y salía de mí fuertemente, gimiendo al igual que yo, su expresión retorcida me fascinaba y entonces lo detuve obligándolo a salir de mí, me miró confundido.



– ¿Qué haces? – preguntó con la voz entrecortada.
–quiero complacerte como lo hice una ves en uno de nuestros encuentros – susurré en su oído.
Hice que se sentara en el sillón y yo me senté encima de él, hincada son las piernas abiertas, absorbiendo su miembro en mi interior, él puso sus manos en mi cintura, pero, yo las retiré y las entrelacé con las mías colocándolas a un lado de él, impidiéndole que me tocara, él me miró fascinado mientras yo me movía libremente lamiendo su cuello y después gimiendo en su oreja, asegurándome que mi aliento le llegara al interior. Comencé a moverme con más velocidad, faltaba poco para llegar al éxtasis y juntos lo alcanzamos emitiendo un gemido bastante audible. Me dejé caer sobre su hombro 
– te amo –apreté su mano que ya las teníamos entrelazadas.
– yo te amo mucho mas – dándome un beso dulce.
tenía en el rostro una amplia sonrisa, Mi respiración ya estaba agitada, necesitaba de él y con cada encuentro crecía más esa necesidad. Se acercó a mí y me llevo a la cama en sus brazos me besó desesperadamente mientras nuestros sexos se frotaban. abrí las piernas sólo lo necesario para dejarlo entrar y después enrollé mis piernas en su cintura, aprisionándolo para lograr un mejor roce mientras él se movía en mi interior. Le supliqué por más con mi voz distorsionada, él sonreía satisfecho de escuchar eso e incrementaba los movimientos, tenía una de sus manos en mi cuello y la otra en mi muslo que apretaba ligeramente, yo hice la cabeza hacia atrás por la intensa excitación que sentía, mis manos estaban sobre su pecho, subiendo y bajando, acariciando sus pezones. Hice mi cabeza hacia adelante y él me besó con ansias, moviendo su lengua sobre la mía de manera intensa, los movimientos de su cadera aumentaron más y él rompió el beso, un gruñido escapó de su boca mientras terminaba dentro de mí ocasionando que yo también llegara al clímax literalmente maullando. Volvió a besarme sin salirse de mí y después recargó su cabeza en mi hombro tratando de recobrar la conciencia. Se separó y sentí un enorme vacío en mi interior cuando su masculinidad salió de mí, podría tenerlo por toda la noche dentro. Se metió al baño.
– ¿Qué haces? – lo escuché decir
– te espero – le sonreí 
Siempre tengo esa necesidad de consumirlo sin sentido necesitarlo y sentirlo dentro de mí y eso debía sentir un alcohólico cuando tenía una botella enfrente. Se acerco a mi y con la punta de su lengua lamió mis labios. y colocó sus manos en mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo en tanto introducía su lengua en mi boca y frotaba la mía. Mis manos rodearon su cuello y se lo acariciaron sin dejar de besarnos, empezó a caminar dirigiéndome hacia la cama, cuando la sentí con la parte trasera de mis piernas me senté. Él me miraba con deseo y amor mientras yo me subía y me acostaba.
Él se tumbó en mí y lamió mis senos alternadamente, en tanto su mano acariciaba mi cadera, yo acariciaba su cabello, él continuó besándome hasta mi cuello, al que le dio ligeras mordidas. Lo hice darse la vuelta y yo fui ahora la que quedó encima de él, le besé y lamí el cuello 
me senté sobre su miembro y comencé a moverme en círculos colocando mis manos sobre su abdomen apoyándome. Él gimió más fuerte.



– Oh sí, así – exclamó con la voz entre cortada.

– ¿Te gusta? – pregunté con un hilo de voz.

– Sí, sigue, no te detengas – suplicó.



Seguí moviéndome lentamente, tratando de prolongar la excitación, puse mis manos entre mis cabellos ahora moviéndome suavemente arriba y abajo sintiendo sus dedos apretar mis caderas y me detuve. Con un ágil movimiento, él hizo que me acostara y me embistió con fuerza, entrando y saliendo de mi cuerpo haciéndome gritar mientras nos mirábamos fijamente rozando sus labios con los míos, sentía su aliento que, aunado a sus movimientos, me estaba volviendo loca. Incrementó la velocidad y yo lo abracé con mis piernas por sus caderas, sentí que llegaba al orgasmo mientras él embestía por última vez y colapsaba en mi cuerpo.



– Eres fantástica te amo – susurró en mi oído.

– Y tú eres único – respondí aún con la voz distorsionada.

Me separé un poco para mirarlo, la punta de mi nariz rozaba la suya, tenía una expresión de placer en el rostro que me fascinaba, me satisfacía sobre manera ser yo la responsable de esos gestos. Quiso besarme y yo hice mi cabeza hacia atrás pero alcanzó a lamer mis labios. De pronto me envolvió en sus brazos y me hizo acostarme en la cama, me tomó de las muñecas y extendió mis brazos a los lados de mi cabeza, yo quise librarme de su prisión, pero no pude, me sonrió una vez más.

– Ahora es mi turno – susurró mirándome fijamente a los ojos.
– Pero… – su boca en la mía silenció mi protesta.
– Fue tu idea jugar rudo esta vez – dijo en mis labios y su aliento inundó mi nariz – prohibido tocar o prolongaré más la tortura – sentenció mientras se hincaba en la cama, yo me lamí los labios
besó y lamió mi abdomen, bajó hacia mi cintura, siguió subiendo me dio pequeños besos en el nacimiento de los senos, me enderecé un poco Se acercó a mis labios y los rozó con los suyos, cerré los ojos esperando recibir su lengua, pero, no llegó, quise tomar la iniciativa, pero se separo, con su lengua recorrió mi oreja, jugueteó un rato con mi lóbulo mientras sostenía mis manos para evitar que lo tocara. Después me quitó los zapatos y el pantalón y con sus dientes bajo mi ropa interior, primero de un lado y después del otro, yo ya estaba completamente excitada, mi respiración era pesada y jadeaba al sentir sus caricias, ya lo necesitaba dentro de mí, él lo sabía, pero me estaba llevando al extremo, terminó por quitarme el tanga y después el sostén.

Me hizo acostarme boca abajo, hizo a un lado mi cabello y me besó uno de mis hombros, fue dejando besos hasta llegar al otro hombro y después bajó besando y lamiendo a lo largo de mi columna vertebral mientras sus dedos se deslizaban suavemente por toda mi espalda y por mis costados, yo estaba completamente húmeda y vuelta loca por querer sentirlo dentro de mí. Me besó la cintura y con las yemas de sus dedos acarició lentamente mis nalgas y bajó a mis muslos.
– Por favor – dije en un susurro suplicante.
– Por favor, ¿qué? – musitó en mi oído mientras sus dedos acariciaban mis brazos.
– Ya fue suficiente tortura – respondí con un hilo de voz.
– ¿Y qué es lo que quieres?, – preguntó en mi oído mientras frotaba su sexo contra mis nalgas – dímelo – agregó exhalando en mi oreja.
– Deja de jugar ya, hazme tuya.
– ¿Quieres que te haga mía ahora?
– Sí… te lo suplico.
Sentí que se levantó de la cama, yo entré en pánico, me di la vuelta y me enderecé, yo me acosté boca arriba, él se subió a la cama, yo abrí las piernas, dándole la bienvenida a disfrutar de mi cuerpo, pero, él otra vez volvió a torturarme y sólo me frotaba muy suavemente, mientras yo me retorcía porque se introdujera de una vez por todas.

– Basta de juegos, ya no soporto – supliqué casi con lágrimas en los ojos.
– ¿Qué es lo que no soportas? – preguntó colocando su cuerpo encima del mío.
– Lo que estás haciendo, necesito tenerte dentro ahora – ordené.
– ¿Me extrañaste? – preguntó entrando en mí finalmente de un tirón.
– Sí – grité cuando su masculinidad cubrió todo mi interior.
– ¿Cuánto? – preguntó con la voz distorsionada moviéndose afuera y adentro.
– Mucho – apenas y pude responder entre gemidos.
– ¿Mucho? – repitió mientras disminuía el ritmo de sus movimientos.
– Muchísimo – exclamé tratando de alcanzar su rostro para besarlo.
– Demuéstrame que tanto.

Entonces, lo aprisioné con mis piernas y empecé a moverme rápidamente, sus manos las tenía a mis costados apoyadas en la cama, yo subí las mías y las puse en su espalda apretándosela con cada movimiento que se iba intensificando, no sabía cómo definir los sonidos que escapaban de mi boca, por la intensa excitación de sentirlo dentro, como entraba y salía de mí mientras él gruñía, tenía las mismas ansias y la misma necesidad que yo. Hizo los movimientos finales para llegar al orgasmo al mismo tiempo que yo y gritamos juntos, se dejó caer encima de mí y así se quedó un buen rato sin retirar su miembro de mi interior, que se lo agradecí infinitamente.
Esa noche lo hicimos de diversas formas, con urgencia, no quedó un solo centímetro de mi cuerpo que no haya quedado cubierto por sus besos y sus caricias y, entonces, comprendí que no importaba cuanto luchara, yo lo necesitaba y no podía dejarlo, no cuando me brindaba todo ese universo de posibilidades que ni siquiera mi mente retorcida podía crear, era completamente adicta a él y no me importaba nada con tal de seguir disfrutando de su cuerpo, de sus besos, de sus dedos y su amor que nos ofrecíamos mutua mente lo amaba y mucho.
– Mariana Esposito, ¿estás libre todas las noches de tu vida? – susurré en su oído y después la hice girar para mirarla de frente – ¿para compartirlas conmigo? – agregué colocándole el anillo.
– Por supuesto que sí peter y me encantará compartirlas contigo – respondió emocionada mirándome y con lágrimas en los ojos.

Jamás se había sentido tan maravilloso perder la libertad, a decir verdad yo la había perdido desde que la conocí, pero lejos de ser un reproche o un agobio, había sido la mejor de las aventuras al lado de mi compañera perfecta, quien será mi esposa y mi amante por el resto de nuestras vida.


Fin

11 comentarios:

  1. Ayyy ya termino me encanto para pero nos falto el bebe pero esta novela me encantaba ahora a esperar la otra masssss

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  2. Jajaja,vitaminas y energizantes es lo k van a necesitar d x vida

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  3. me encantooo!!! ame esta novee!!! nos falton un mini peter!!! besos

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  4. No puedo creer que ya termino! Me encanto! =) Muy buena pero nos falto el bebe Laliter <33 jajaja bueno tengo que cumplir con lo prometido las palabras finales jaja
    Nada te felicito por como escribís y agradecerte por compartir tus historias con nosotras, hacer que nuestra imaginación vuele y seguir con las esperanzas Laliter!
    Sos una gran escritora y me encantan todas tus novelas y las siguiente sera parte de mi lista de favoritos!! =)
    Espero la próxima novela!! Saludos @Happiness223

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  5. Aaaaaai fue la nove mas genial!! Ponela para descargar, me gusta tener las noves que leo guardadas jajaj hace un epilogo :DD

    Arii
    PD: amo tus noves n.n

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  6. Triste porque termino pero feliz porque ami haber leido esta nove ME ENCANTO ♡

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  7. Aaaaaah como me encanto esta novela :3 ♥

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  8. FUE HERMOSO , FUE UNICO, ME FACINO, AME COMO TERMINO, MENTIRA, ESTO O TERMINO.

    "CADA FINAL ES UN NUEVO COMIENZO"

    LALITER ES UN AMOR UNICO Y AME VER ESTE REENCUENTRO, FUE HERMOSO, VOY A SEGUIR SIENDO LALITER HASA SIEMPRE, POR QUE NI LA MUERE LOS SEPARARA.

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