miércoles, 1 de enero de 2014

MARATÓN PRINCIPIO DE AÑO: {49-50-51-52-53-54-55}

Cap 49

Al día siguiente tuvimos un curso en la oficina, se trataba sobre tomar riesgos, claro enfocado al ambiente empresarial, pero muchas cosas me llegaron de forma personal, así que al salir decidí mandar por un tubo las reglas, finalmente no las había creado yo, no había un contrato de por medio y tenía la plena libertad de decidir si quería seguir perteneciendo a esa sociedad o no. En cuanto estuve en mi oficina tomé el teléfono y llamé a un amigo que trabajaba en una compañía telefónica.



– Hola peter, ¿cómo estás? – exclamó amablemente.

– Bien Ethan, ¿y tú?

– También, gracias, ¿en qué puedo ayudarte?

– Necesito que me investigues el nombre de una persona, por favor, tengo su número de telefono.

– Por supuesto, mándamelo por mail y en una hora te tengo el dato.

– Gracias, ¿crees que puedas hacer una investigación más profunda?

– ¿Qué más necesitas saber?

– Todo lo que se pueda, dirección, edad, ocupación, con quién vive, la mayor cantidad de información posible.

– Eso no lo puedo hacer yo, pero conozco a alguien que sí, sólo que llevará unos días, déjame le pregunto y te aviso, ¿vale?

– Está bien, mientras tanto envíame el nombre, por favor.

– En una hora lo tendrás y también la respuesta de cuándo podré hacerte llegar el resto de la información.

– Gracias amigo.

– De nada, cuando quieras.

Saqué el movil del bolsillo de mi pantalón, busqué el número de ella y se lo envié por mail, en tanto esperaba su respuesta seguí trabajando. Poco más de una hora después recibí su correo y lo leí de inmediato, además de su nombre había podido averiguar su dirección y me informó que el resto de los datos los tendría en una semana.



“Mariana”, dije en voz alta leyendo su nombre, la primera regla estaba rota totalmente, la segunda en proceso, aunque no sería ella precisamente la que respondiera las preguntas y la tercera, bueno, definitivamente era la primera que había roto, si no fuera así no estaría ahora investigándola. Pero, a pesar de estar haciendo eso no me atrevía a romper las reglas frente a ella, no sabía cómo actuar o qué decirle, hacía tantos años que no tenía una cita convencional con una chica que me había olvidado del procedimiento, sí me gustaba y demasiado, de eso no había dudas, pero, ¿para ella sería suficiente?, seguramente había una buena razón para que me buscara, pero no creía que fuera por un sentimiento, ni yo mismo estaba seguro de tener alguno por ella.



Me llevé una mano a la cabeza, me seguía persiguiendo el fantasma del pasado, me asustaba la idea de que la historia con Noelia se repitiera, sabía perfectamente que era absurdo, no creía que alguien tuviera tan mala suerte como para vivir dos veces la misma tragedia, pero no quería averiguarlo.



Al día siguiente, mary llegó de sorpresa a visitarme, me dijo que andaba buscando un lugar para hacer la presentación de la línea de ropa que lanzaría en poco tiempo y le propuse que la hiciera en uno de los salones del Rose Imperial y le encantó la idea, así que me sacó a rastras de la oficina para ir al hotel y elegir uno de los tres, como siempre de hiperactiva.



Aprovechamos y almorzamos ahí mismo, me platicó que estaba vuelta loca organizando eso y su boda, aunque para ambos eventos había contratado a gente especializada, me comentó que le había caído muy bien una de las chicas de la agencia de publicidad que se encargaría de promocionar el lanzamiento, no me imaginé de quien estaba hablando porque no me dijo su nombre.



Era jueves y había tenido otra junta con los socios sobre el hotel de Londres, les pedí ir en noviembre para regresar a tiempo a la boda de mary, no hubo ningún inconveniente. Al salir estaba nuevamente ella esperándome y fuimos al Rose Imperial otra vez, se quedó de ver con la chica de la agencia y me la presentó, rocio, quien por cierto, me comió con la mirada y, extrañamente, me incomodó.



Ya era de noche cuando salimos de ahí, me despedí de mary y subí a mi coche. Era el tercer día que mariana no me buscaba y me inquietaba, saqué el movil para llamarla yo, pero de último momento decidí que era mejor ir a su departamento, propiciaría un encuentro casual para terminar de mandar al demonio las dichosas reglas.



Llegué y me estacioné en la acera de enfrente, era un edificio de diez pisos y ella vivía en el quinto, de la guantera saqué mi loción y me rocié un poco, la guardé y estaba por bajar del coche cuando volteé y justo en ese momento la vi salir de la mano de un tipo alto, de cabello oscuro y un poco fornido. Me quedé inmóvil mirándolos, él le abrió la puerta de su auto y antes de que ella subiera le dio un beso en los labios, entonces una sensación desconocida recorrió mi cuerpo al presenciar esa escena.

Ahora comprendía porque no me había buscado, ya tenía a alguien más en su vida, que idiota fui al pensar que era diferente a las demás, no sabría de la sociedad, pero la razón por la que acudía a mí era la misma que la de todas, cumplir sus fantasías y yo de estúpido mandándola a investigar.



Moví la cabeza y me llevé ahí mis manos, tenía ganas de salir del auto y golpear al individuo ese, pero no podía, yo no era nadie en su vida, sólo le calentaba la cama y ni sabía mi nombre. Esperé a que se marcharan y arranqué a toda velocidad rumbo a mi departamento, decidido a olvidarme de ella, no merecía ninguno de mis pensamientos, ni de desprecio siquiera.



El viernes se pasó volando ya que tuve mucho trabajo, tenía que dejar todo listo porque haría un pequeño viaje de negocios y no me gustaba que quedaran cosas pendientes. eugenia me llamó para invitarme a un bar, era cumpleaños de una de sus amigas y acepté, justo era lo que necesitaba para relajarme y olvidarme de la agobiante semana que había tenido.



Llegué poco después de las ocho, saludé a eugenia y me presentó a quienes no conocía, era un grupo como de doce personas, incluida ella. Me senté a su lado y pedí un tequila, necesitaba algo fuerte, cuando me lo llevaron me lo bebí de un solo trago y pedí otro que me bebí de igual forma. eugenia me miró extrañada, pero yo me encogí de hombros y giré mi cabeza para inspeccionar el lugar.



La música sonaba a todo volumen y varias personas bailaban, en su mayoría chicas. Me tomé el siguiente tequila y pedí uno más, en eso me di cuenta que una hermosa chica me miraba jugando sensualmente con el popote de su bebida, yo me lamí los labios y le guiñé un ojo, ella sonrió, dejó el vaso y se levantó de la silla, yo también me levanté hipnotizado por su belleza, sentí que eugenia me jaló de la mano, pero yo me solté.



Caminé al centro de la pista y me encontré con la chica, llevaba una blusa que le llegaba arriba del ombligo, cruzada y amarrada por el cuello, dejando sus hombros y su espalda al descubierto, el pantalón ceñido a la altura de la cadera y zapatos de plataforma, el cabello oscuro llegaba a la altura de sus hombros, no distinguí muy bien el color de sus ojos por la media oscuridad que había, pero lo que sí distinguí perfectamente fue el fuego en ellos.



Puso sus manos sobre mis hombros y empezó a bailarme sensualmente contoneándose al tiempo que pegaba su cuerpo al mío, sentí sus senos sobre mi torso y me di cuenta que no llevaba sostén, había salido a cazar y definitivamente había encontrado a su presa.



Puse mi mano alrededor de su cintura tocando su piel desnuda y la atraje más hacia mi cuerpo y empecé a moverme junto con ella al ritmo de la canción que se escuchaba, nuestros rostros estaban muy cercanos, su sonrisa enmarcaba el de ella, acorté la distancia para besarla, pero ella echó su cabeza hacia atrás impidiéndomelo y se giró, se agachó y pegó su trasero a mi miembro rozándolo mientras se levantaba lentamente y se seguía moviendo, la abracé por el abdomen y volvimos a danzar juntos, peligrosamente cerca con nuestras piernas entrelazadas, continuamos así por varios minutos rozando mi torso contra su espalda y frotando mi miembro en su trasero mientras sentía como me excitaba. No pude resistirme más y le besé el cuello, ella se separó y se volteó, movió uno de sus dedos negativamente y con la otra mano tomó la mía y me jaló arrastrándome entre la gente.

Cap 50

Empujó fuertemente una puerta y salimos a la parte trasera del bar, había varios contenedores de basura y una luz que parpadeaba casi a punto de extinguirse. Me acorraló contra la pared y me besó ansiosamente en tanto yo ponía mis manos sobre sus nalgas y la pegaba más a mi cuerpo, si es que eso era posible. Rompió el beso y se dirigió a mi cuello que lamió y mordisqueó a su antojo mientras yo le deshacía el nudo de la blusa y la dejaba caer, sosteniéndose únicamente de la cintura, enterré mi boca en sus senos y me los comí, lengüeteando y mordiendo sus duros pezones, ella gemía y con una mano me acariciaba el miembro encima del pantalón, con gran habilidad lo desabrochó y liberó mi dureza de su prisión.





Vi como se hincaba y se lo llevaba a la boca introduciéndoselo de una vez, yo gemí sin poder evitarlo, era una sensación demasiado placentera, ella sabía hacerlo muy bien y me miraba con lujuria haciéndose dueña de mi erección que recorría sin parar, yo tenía mis manos en sus orejas, el contacto visual volvía más perversa y excitante la situación. Se detuvo justo en el momento preciso y rápidamente desabrochó su pantalón y lo bajó a la altura de sus rodillas mientras yo me ponía el condón.



Me dio la espalda y se agachó un poco, coloqué la punta de mi miembro en la entrada de su sexo y entré de un tirón, ella soltó un gritito y echó su cabeza hacia atrás y con una mano rodeó mi cuello en tanto yo embestía en ella con fuerza apretando sus senos. Gemía en su oreja y ella se movía junto conmigo logrando un roce delicioso. Me soltó el cuello y puso ambas manos sobre sus rodillas, yo la tomé por la cintura y seguí entrando y saliendo de su cuerpo con rapidez hasta que instantes después un grito escapó de su boca indicándome que había llegado al orgasmo, di unas estocadas más y yo llegué también.



Nos acomodamos las ropas en silencio, no sé porque, pero no quería mirarla. Me acerqué a uno de los contenedores y tire el condón, ella me abrazó por atrás y metió una tarjeta al bolsillo de mi pantalón



–Me llamo luna, llámame cuando quieras, me encantaste – dijo en mi oreja y me dio un mordisco en el lóbulo.



Entró de nuevo al bar y yo me quedé ahí parado unos minutos, saqué la tarjeta y la leí, era doctora, sonreí, sabía diagnosticar bien a sus pacientes y darles la cura que necesitaban. Rompí en dos la tarjeta y la tiré, no me interesaba volver a verla.



Regresé a la mesa y eugenia me miró con reproche, yo la ignoré y me tomé el tequila, cuando pasó el mesero le pedí otro y así seguí hasta que perdí la cuenta de los que me bebí hasta que, de pronto, todo me empezó a dar vueltas, estaba en un estado medio, entre la conciencia y la inconsciencia, casi no sentía mi cuerpo y el piso mucho menos, estaba logrando olvidarme de mi patética vida amorosa, tenía años cerrándome a ese tema y cuando alguien, sin que yo pudiera evitarlo, hizo una pequeña abertura resultó que no valía la pena, merecido me lo tenía por haber jugado con otras mujeres.

No supe como salí de ahí ni mucho menos como hizo eugenia para meterme a su departamento, vivía en un tercer piso y en su edificio no había ascensores. Cuando estuve vagamente consciente de mí, me encontraba abrazando el retrete y expulsando hasta lo que había comido la semana pasada. Como pude y con su ayuda me puse de pie, entonces ella me llevó a la bañera y abrió el agua fría mientras me regañaba peor que mi madre, yo ni le entendía lo que decía y mi cuerpo empezó a temblar.



– eugenia no seas cruel, me va a dar pulmonía – dije entre castañeos de mis dientes.

– Pues, a ver si con eso se te baja la tremenda borrachera que traes, no puedo creerlo, peter, ni cuando eras adolescente te pusiste así.



Empezó a desabrocharme la camisa y la detuve mirándola con pánico, no sabía porque, pero siempre me había dado vergüenza que me viera desnudo.



– Ay, no te voy a violar, cálmate, además ni que fueras el primer hombre que vaya a ver desnudo, tienes lo mismo que todos.

– Yo puedo solo.

– Está bien, arréglatelas como puedas, todavía de que me preocupo por ti, voy por algo de ropa, ahí hay una toalla – me señaló.



Cuando eugenia salió del baño abrí un poco el agua caliente y me desnudé, me quedé varios minutos ahí parado, sintiendo el agua tibia recorrer mi cuerpo. Luego de un rato cerré la llave, me sequé y salí con la toalla enredada en la cintura, sentía la cabeza pesadísima, con si trajera un peso encima y aún estaba mareado, en la cama vi un pantalones y unos bóxers.


– Eran de mi ex, creo que te quedarán bien – explicó eugenia.

– Gracias.

– Tómate el café que te deje en la mesa de noche.

– No quiero, necesito dormir.

– Pues tómatelo antes de dormir, dios, peter, ¿qué rayos te pasa?

– ¿Quieres dejar de regañarme ya?, por favor.



Le di unos sorbos al café, me supo horrible y no me lo terminé, me acosté en la cama y sentía que se movía, cuando eugenia se acostó yo sentí que me hundía, cerré los ojos y después de un rato me quedé dormido. Cuando desperté una terrible sed me inundaba, tenía seca hasta la garganta y un ardor horrible en el esófago y ni que decir del dolor de cabeza, parecía que me iba a estallar en cualquier instante, me enderecé y todo me dio vueltas, no pude levantarme y volví a acostarme en la cama.



– Buenos días – dijo eugenia entrando a la habitación con una bandeja en las manos.

– ¿Qué tienen de buenos?, me siento fatal.

– Y cómo no, con todo el tequila que te tomaste anoche, siéntate, necesitas comer algo.

– No tengo hambre, muero de sed.

– Lo sé, lo sé, ya te traigo algo que te aliviará.



Con dificultad me enderecé y eugenia puso la bandeja en mis piernas, ella tan atenta como siempre, ayudándome y rescatándome cada que lo necesitaba. Vi que echó dos pastillas en un vaso medio lleno de agua y éste empezó a burbujear, me lo tomé de un solo trago y después me bebí todo el vaso de zumo de naranja y comencé a comerme la fruta, poco a poco, ella se sentó frente a mí.

Cap 51

– Ahora sí me puedes explicar por qué bebiste de esa manera.

– No cometí ningún delito y créeme que si fue así ya lo estoy pagando.

– ¿Qué te sucede peter?, tú no eres así, jamás habías abusado del alcohol.

– Nada, no me sucede nada, ¿vale?

– Claro y yo soy la primera dama de Estados Unidos… ¿acaso es por una mujer?

– Ay por dios eugenia, sabes que yo no me engancho.

– Siempre hay una primera vez para todo, es eso, ¿verdad?

– No, de sobra sabes que mi único amor es y será Noelia.

– Está bien, veo que estamos en la etapa de la negación.

– ¿Quieres dejar de usar tus rollos psicológicos conmigo?

– Uy, que susceptible amaneciste, o ¿será que toqué una fibra sensible?

– Ya basta eugenia, por favor, suficiente tengo con el dolor de cabeza como para estar soportando tus cosas.

– Está bien peter, si no me quieres contar nada no te presionaré, pensé que no había secretos entre nosotros.

– No los hay, no me emborraché por ninguna mujer, estaba estresado, tengo mucho trabajo, se vienen proyectos nuevos muy importantes y se me pasó la mano con el alcohol, no fue planeado.

– Vale, si esa es tu versión, te creeré – dijo moviendo la cabeza nada convencida.

– eugenia – le tomé una mano – si algún día alguien me llega a interesar, te aseguro que serás la primera en saberlo.

– Eso espero – suspiró resignada – ay peter, ya madura por favor, deja de andar con una y con otra, no creas que no me di cuenta que anoche te perdiste un buen de tiempo con una tipa que casi te viola en la pista de baile.



Le sonreí sin comentarle nada al respecto, a pesar que me había gustado la aventura, hoy, extrañamente, sentía que no debí haberlo hecho, me estaba arrepintiendo, como si hubiera cometido una traición, pero, ¿qué demonios?, ¿por qué no?, yo era soltero y podía divertirme cuantas veces quisiera y con quien fuera. Terminé de desayunar y volví a dormirme, así pasé la mayor parte del día y del domingo también.



Si alguien era un ángel en mi vida, esa era eugenia, sin duda, estaba conmigo sin importarle nada, apoyándome siempre al 100%, ojala hubiera podido enamorarme de ella, sería la mejor pareja que podría tener; cariñosa, entusiasta, amable, leal, simpática, confiable, pero, no, sólo la podía ver como amiga, fue tan extraño haberla besado en aquel juego de botella cuando éramos adolescentes, sentí que estaba besando a mi hermana, ahí supe que jamás la vería de otro modo.

Lunes y martes transcurrieron sin ninguna novedad, sólo trabajo, juntas, leer y responder mails, firmar documentos, la misma rutina de siempre. El miércoles por la tarde mi asistente me anunció que un hombre insistía en entregarme unos papeles en persona, se identifico como Alexander y dijo que iba de parte de Ethan Trudeau y que la información que llevaba era confidencial y sólo me la podía entregar a mí, en seguida supe de que se trataba y le dije que lo hiciera pasar.



Me entregó un sobre cerrado bastante grueso, por cierto, del cajón del escritorio saqué mi chequera y llené un cheque con la cantidad que me indicó, por sus honorarios, no fue nada barato, pero en fin, ya no había vuelta atrás. Cuando él salió de mi oficina tomé el sobre en mis manos, lo estuve mirando varios minutos y decidí que ya no importaba así que lo metí hasta abajo del cajón y continué con mi trabajo.



A las seis se empezaron a marchar todos los empleados y me quedé solo en mi oficina terminando de llenar unos formularios que necesitaba llevarme a mi viaje. Una hora después partí a mi departamento, cuando abrí el cajón para sacar las llaves de mi coche vi el sobre, dudé en un principio, pero la curiosidad me ganó y lo agarré.



Llegando a mi departamento me puse la pijama y me tumbé en la cama, abrí el sobre y había muchos papeles y varias fotografías de mariana, algunas sola y otras con ese tipo con el que la había visto una semana atrás. Tomé una fotografía y la miré, era tan hermosa y sentí que el corazón me latía más aprisa.



Comencé a leer y me enteré de muchas cosas, su fecha de nacimiento, acababa de cumplir 22 años, vivía sola, sus padres eran divorciados, sus padres vivían lejos de ella, tenía un año viviendo en Buenos Aires y trabajaba en la misma agencia que estaba llevando la publicidad de la línea de ropa de mary, pero, ¿sería posible que la chica de la que me habló fuera ella? Seguí leyendo, le decían lali, no tenía mascotas, sus flores favoritas eran los alcatraces, le gustaba el cine y llevaba siete años con su novio pablo, eso me dejó perplejo.



Miré el calendario en mi movil y me di cuenta que el día que la conocí era su cumpleaños, pero, ¿qué clase de novio tenía que la había dejado sola en una fecha tan importante?, eso era muy extraño y más que el nombre de mi rival me resultara conocido, ya lo había escuchado antes, pero ¿qué estaba pensando?, ¿mi rival?, ¿acaso me estaba volviendo loco?.

El viaje resultó muy productivo, conseguí financiamiento para la construcción del hotel en Londres y descubrí que pablo trabajaba en una importante casa de bolsa en Buenos Aires y que uno de mis socios era su cliente, muy conveniente.



El lunes por la mañana le pedí a mi asistente que consiguiera el teléfono de ese lugar y que me sacara una cita directamente con él. Los negocios me habían enseñado que al enemigo había que tenerlo cerca si se quería acabar con él.



lali seguía sin buscarme, hoy justamente se cumplían dos semanas de nuestro último encuentro. Ah, pero, ¿qué hacía yo pensando en ella y buscando conocer a su novio?, sonreí malévolamente, ¿qué cara pondría ella si me viera en algún lugar con él?, ¿cuál sería su reacción al enterarse que lo conozco?, tal vez le devolvería el golpe que ella me dio cuando yo la vi con él, aunque no sería lo mismo.



El martes llegue a las once en punto a la casa de bolsa, la asistente de pablo me dijo que estaba en una junta, que me sentara a esperarlo, tomé una revista y me senté en el sillón. A los quince minutos llego él y al verlo de inmediato vino a mi mente la escena que presencié afuera del departamento de lali y la misma sensación me recorrió nuevamente. Él se acercó y me estrechó la mano cordialmente.



– Disculpa la tardanza, la junta se prolongó más de lo previsto, tú eres…

– Peter Lanzani, soy socio de justin Montgomery y él me recomendó contigo, Pablo, ¿verdad? – respondí estrechándole la mano y ahí agradecí las clases de actuación que había tomado en la preparatoria, porque le sonreí sin que él notara que en realidad quería golpearlo.

– Sí, pablo, mucho gusto.

– Igualmente – le mentí categóricamente.

– Pasemos a mi oficina.



Estuvimos hablando de inversiones, era bastante bueno en su trabajo y conocía a la perfección el manejo de la bolsa, sería un negocio bastante productivo trabajar con él, un negocio redondo. Sonó su movil y sonrió enormemente al leer el mensaje, supuse que era de lali porque hasta le brillaron los ojos. Salió de su oficina por unos documentos que tenía que firmar y el muy torpe dejó su celular sobre el escritorio, así que lo tomé y leí el mensaje que le había llegado, la tenía registrada como “princesa”.



“Hola bombón, ardo en deseos de que sea viernes para verte, ¿no podrías hacer hoy una excepción y salir conmigo en lugar de con ella? Besitos pablo.”



Dejé el movil de nueva cuenta en el escritorio y sonreí, ¿así que pablo escondía un secretito? Que conveniente resultó eso para mí. El idiota ignoraba que su novia le estaba pagando con la misma moneda y que ahora él mismo sería quien me la pondría en bandeja de plata. lali no se merecía a un tipo como él y si ella no me buscaba yo llegaría a ella y, esta vez, sin reglas.

Cap 52

pablo regresó y se sentó frente a mí, me entregó todos los papeles que debía firmar y volvió a llegarle otro mensaje a su celular, al ver la expresión de alegría de su rostro decidí arruinarle sus planes, ya sea que fueran con lali o con la “princesa”.



– ¿Qué te parece si vamos a cenar esta noche?, para celebrar el cierre del negocio.

– Claro, me parece estupendo – aceptó de inmediato.

– Acaban de inaugurar un restaurante de comida italiana en el centro, ¿qué tal si nos vemos ahí a las ocho?

– Genial.

– Puedes llevar a tu novia si gustas, yo iré con una amiga.

–Me gusta la idea, de acuerdo, entonces nos vemos en la noche – me tendió su mano.

– Un placer hacer negocios contigo, peter.

– Ya lo creo – respondí estrechándosela con una sonrisa sarcástica.



En cuanto salí de ahí le llamé a eugenia, había encontrado la forma de devolverle el golpe a lali, le iba a mostrar lo que yo sentí cuando la vi con su noviecito y mi mejor amiga me ayudaría con eso.



– Hola baby, ¿cómo estás? – respondió entusiasta como siempre.

– Bien niña, ¿y tú?

– También, ¿a qué debo el honor de tu llamada?

– Quiero invitarte a una cena de negocios que tendré hoy.

– Genial, ¿alguno de los invitados está soltero y disponible?

– Temo decirte que no, pero aún así, ¿puedes ponerte muy bonita?, por favor, uno nunca sabe con quién se pueda topar en un restaurante.

– ¿De casualidad hay alguna razón oculta para que quieras que me arregle con esmero?

– No, por supuesto que no, sólo iremos a cenar con un corredor de bolsa y su novia.

– Vale, ¿a qué hora pasas por mí?

– A las 7:30, puntual, ¿eh?, sabes que no me gusta esperar.

– Sí mi general, a esa hora estaré lista y guapísima, claro que eso no me costara ningún trabajo, jajaja.

– Ay niña, te veo más tarde, te mando mensaje cuando esté afuera de tu edificio.

– Vale, besos.

Dentro de mí había cierto entusiasmo por la posibilidad de ver a lali esa noche, sobre todo por ver la expresión de su rostro cuando supiera que conocía a pablo y la que haría al verme con eugenia, quería comprobar si yo le importaba, aunque fuera un poco, para así tomar una decisión sobre lo que haría más adelante.



Pasé por eugenia y se veía realmente bien, debía reconocer que mi amiga era muy guapa y cuando se arreglaba minuciosamente estaba mucho mejor. En el trayecto al restaurante me estuvo hablando sobre su día, había llegado un nuevo profesor a su escuela y al parecer había surgido un clic entre ellos. Llegamos al lugar y aún no estaba pablo, así que pedí una mesa cercana a la puerta para que me localizara fácilmente, mi corazón empezó a latir más aprisa por la esperanza de verla, pero el entusiasmo me duró poco cuando vi que pablo entraba solo.



– Buenas noches, disculpen el retraso, me entretuve en la oficina.

– No te preocupes, diez minutos no es nada, te presento a eugenia, mi mejor amiga, él es pablo, mi corredor de bolsa.

– Encantado de conocerte eugenia – dijo tomándole la mano y dándole un beso en la misma.

– Igualmente pablo.

– Mi novia se disculpa por no poder acompañarnos, pero mañana tiene un evento de su trabajo y aún sigue en la oficina ultimando detalles.



Le di una sonrisa fingida mientras se sentaba, el mesero se acercó y pedimos la cena. pablo estuvo hablando sobre su vida laboral, era un ególatra de lo peor y le encantaba fanfarronear con lo bueno que era en su trabajo, al que según él le dedicaba gran parte de su tiempo, ahora comprendía porque lali tuvo que recurrir a mí, seguro la tenía abandonada en el plano sexual, sobre todo si esa parte se la dedicaba a su “princesa”. Después de dos horas y media salimos de ahí, pasé a dejar a eugenia a su departamento y luego me dirigí al mío.



El viernes llegó rapidísimo, es increíble la forma en que se pasa el tiempo cuando está uno concentrado en el trabajo, era lo único que me quedaba por hacer si quería evitar pensar en lali, no entendía que me había hecho esa mujer para tenerme así, actuando como un vil psicópata que quería saber todo de ella y entrar en su vida de alguna forma que no fuera por las llamadas que, por cierto, seguían sin llegar. En eso estaba cuando sonó el movil y lo tomé con la esperanza que fuera ella pero no, sin embargo, contesté, necesitaba distraerme y relajarme, así que quedé de verme, una hora después, con esta desconocida.

Entonces me envolvió con sus piernas mientras sus manos viajaban por mi espalda y se movió de manera desenfrenada incrementando el roce de nuestros sexos, estaba tan mojada que me deslizaba con demasiada facilidad, ella apretó los músculos de su centro provocando que el placer aumentará, así que comprobé lo que quería saber, lali me había echado de menos tanto como yo a ella, su cuerpo, las expresiones de su cara, sus manos, sus gemidos me lo decían, nuestros cuerpos se fundían en uno solo, en una sincronía perfecta, yo sentía mi sangre hervir en cada rincón de mi ser hasta que ambos llegamos al orgasmo y me dejé caer sobre su cuerpo.



No sé cuánto tiempo me quedé dentro de ella sin moverme, pero mi miembro se rehusaba a salir de su intimidad y no iba a ir en contra de eso, había pasado muchos días sin sexo y estaba ansioso, así que la besé desesperadamente, aprisionando su lengua, mordiéndosela ligeramente mientras ella me acariciaba la espalda. Fui besando su mentón hasta llegar a su cuello que mordisqueé levemente en tanto una de mis manos acariciaba uno de sus senos y pellizcaba suavemente su pezón. lali jadeaba placenteramente y, aunque no quería, tuve que salirme de ella para cambiarme el condón, le di un pequeño beso lamiendo sus labios antes de levantarme.



Tiré el preservativo usado y me puse uno nuevo, me senté al borde de la cama y le extendí mi mano, ella la tomó y la jalé, la hice sentarse sobre mis piernas, a espaldas de mí, coloqué su cabello en un costado y empecé a besar y lamer su hombro desnudo mientras nuestros sexos se rozaban lentamente y deslicé mi mano hasta su centro para frotarlo con mis dedos en tanto besaba su cuello. Ella movía su pelvis adelante y atrás mientras yo sentía como mi miembro se alistaba una vez más. Seguimos frotándonos otro poco en tanto mis manos acariciaban sus senos.



– Levántate, por favor – susurré en su oído cuando sentí que ya no podía más, me subí a la cama y doblé mis piernas – híncate de espaldas – le indiqué y así lo hizo.



Apoyó sus manos sobre mis rodillas y entré en ella, puse mis manos en sus nalgas ayudándola a subir y bajar mientras ambos gemíamos. Después, ella comenzó a moverse nuevamente adelante y atrás con mi miembro dentro, era una sensación realmente exquisita tenerla de esa manera, yo le acariciaba sus nalgas en tanto ella seguía con sus movimientos. Luego la hice que se acostara de lado y volví a quedar detrás de ella, ahora yo guiaba el vaivén de nuestros cuerpos, entrando y saliendo de ella con cierta velocidad mientras mi dedo estimulaba su clítoris, ella gemía sin parar y como deseaba que gritara mi nombre. Seguí moviéndome más rápidamente hasta que volvimos a llegar juntos al orgasmo.

Cap 53

A continuación fue ella la que recorrió mi cuerpo con besos y caricias, después yo puse una almohada en la cabecera de la cama y me recargué, la ayudé a subirse en mí, con sus piernas sobre mis hombros y volví a entrar en su cuerpo en tanto ella apoyaba su espalda en mis piernas que tenía dobladas, nos mirábamos mientras nuestros cuerpos se fundían, me encantaba verla con su rostro retorcido y su frente cubierta de sudor, disfrutando del placer que ambos nos proporcionábamos.



Mis manos estaban aferradas sobre sus costados, veía como ella abría la boca y se mordía los labios, sujetándome por los brazos, los movimientos se aceleraron, yo sentía que casi terminaba, pero a ella le faltaba un poco así que me contuve hasta que me di cuenta que estaba a punto de conseguirlo y logré terminar al mismo tiempo que ella. Descansamos sin decir nada, sólo mirábamos el techo, luego de estar un rato así, volví a cambiarme el condón y la hice mía otra vez, después de explotar nuevamente, me acosté a su lado.



De pronto, una luz atravesó por la ventana seguida por el estruendoso ruido de un trueno y luego por el sonido de la lluvia. lali se pegó a mi cuerpo y me abrazó temerosa.



– ¿Te asustan las tormentas? – no pude evitar preguntárselo, eso no venía en la investigación.

– Sí, desde niña – respondió avergonzada.

– No pasa nada, la lluvia es algo muy normal, vital para la vida, además no estás sola – quise abrazarla, pero me detuve, quizá era mejor no darle alas al asunto.

– Lo sé, es sólo que… no importa.

– Tranquila, me quedaré aquí hasta que pase – dije acariciando su hombro tratando de tranquilizarla.

– ¿De verdad? – preguntó, pero no supe si fue ilusión lo que había en su tono de voz o yo me lo estaba imaginando.

– Sí, no traigo coche y no quiero mojarme – le mentí, pero no quería ilusionarla, yo no era un santo y tampoco quería hacerme ilusiones, ella tenía novio.



lali se acostó de lado, separándose de mí y dándome la espalda, se aferró a la almohada y yo me quedé ahí, inmóvil, pensando si era buena idea romper de una vez por todas las reglas frente a ella, decirle que me había dado cuenta que la necesitaba como jamás había necesitado a alguien, a tal grado que mi cuerpo no había respondido a otras mujeres, además de que había sido capaz de mandarla investigar con tal de saber todo sobre ella, sin embargo, eso lejos de halagarla podría asustarla y más si supiera que había estado vigilando su edificio, por lo que preferí callar.

Cuando me di cuenta que estaba dormida le acaricié su brazo, me encantaba la textura de su piel; suave, tersa, delicada, la acaricié con el dorso de mi mano, con las yemas de mis dedos, ella no se inmutó así que me atreví a pegarme a su cuerpo y la abracé por la cintura, enterrando mi cabeza entre su espeso cabello y me perdí en su olor.



– No me dejes sola esta noche.



La escuché decir y me separé abruptamente de ella, pero seguía profundamente dormida, entonces puse mi cabeza sobre mi mano para mirarla, velando su sueño mientras la lluvia continuaba cayendo.



– Te necesito… no te vayas… las reglas, sí las reglas.



Ahí me di cuenta que estaba soñando conmigo, ¿acaso ella también quería romper las reglas y no se atrevía?, tenía que encontrar la manera de hacerlo fortuitamente, al parecer, ninguno de los dos era capaz de quebrantarlas frente al otro.



No me di cuenta cuando me quedé dormido hasta que sentí los tibios rayos del sol sobre mi piel, abrí los ojos y vi que ella seguía durmiendo, miré mi reloj y eran las diez de la mañana, me levanté con cuidado para evitar despertarla y nuevamente decidí dejarle una nota, así que bajé otra vez a la oficina del gerente, tenía que seguir con mi teatro de desconocido para sorprenderla cuando nos viéramos en la calle.



Escribí varias cosas y las borré hasta que encontré la frase que quería decirle: “Recuerda que después de la tempestad viene la calma, la vida es un equilibrio y no podemos ir en contra de eso”, yo iba a darle el equilibrio que ella necesitaba, ese que pablo no le daba. Regresé a la habitación y le dejé la nota sobre la mesa, la miré unos instantes y después me fui.



Por la tarde llegó eugenia a mi departamento y me propuso que fuéramos al juego de los pumas, que era el siguiente lunes. Ella era gran fan de ese equipo, así que la abracé y le di un beso en la frente, sin querer me dio la idea perfecta para propiciar el encuentro casual con lali, recordé que pablo me había mencionado que él jugaba rugby en el insituto, así que seguro iría si lo invitaba, sólo esperaba que esta vez sí fuera con ella.


Llegué a un pequeño y discreto hotel del centro de la ciudad, la chica me esperaba en el lobby, era un verdadero monumento; alta, rubia, con una potente delantera y unas piernas de ensueño. Le sonreí, ella me devolvió la sonrisa y se levantó del sillón, caminamos a los elevadores sin decir nada, siguiendo fielmente las reglas de la sociedad, entramos a la habitación y nos besamos acaloradamente mientras le acariciaba sus grandes senos por encima del vestido y ella me frotaba mi miembro sobre el pantalón.



Rompimos el beso para tomar aire, ella me miró con un aire perverso y me tumbó sobre la cama, se hinco sobre mí con sus piernas a los costados y se quitó el vestido y a mí, el pantalón y los bóxers, después fue subiendo mi suéter en tanto lamía mi abdomen, yo me levanté un poco para que me lo quitara, volvió a darme un beso furioso en la boca y luego pasó a mi cuello que succionó y mordió, yo tenía mis manos sobre su contorno acariciando su tersa piel y, entonces, caí en la cuenta de algo que jamás me había ocurrido, mi cuerpo no estaba reaccionando a sus caricias, no me sentía nada excitado pese a tenerla desnuda sobre mí, una especie de culpa me carcomía por dentro, un sentimiento de traición nuevamente, así que la obligué a bajarse y me senté.



– ¿Qué pasa? – preguntó acostándose de lado con una mano sobre su cabeza.

– No sé – me quedé pensativo – no puedo – añadí confundido.

– ¿No puedes?, ¿tienes problemas?, me habían dicho que eras de lo mejor.

– Nunca me había pasado, quizá sea estrés.

– Yo te ayudaré, creo que debí haber empezado de otra forma – exclamó y se acercó para tomar mi miembro con su mano, pero la detuve.

– No lo hagas.

– ¿Estás seguro?, puedo hacerte llegar sólo con mi boca.

– No lo dudo, pero… no quiero – dije y me levanté de la cama.

– O sea, ¿qué me vas a dejar con las ganas?

– Puedes llamar a cualquier otro, seguro tendrás varios números.

– Vaya respuesta, por supuesto que llamaré a otro, que sí sea hombre, no como tú.



No le presté la menor importancia a su comentario y terminé de vestirme en silencio. Salí de ahí sin voltear a verla, caminé por el pasillo rumbo al ascensor, estaba desconcertado como nunca antes, por más que estuviera cansado o estresado no era para que mi miembro se quedara bloqueado, ¿qué demonios me estaba pasando?, ¿por qué sentí que estaba a punto de ser infiel?



La imagen de lali vino a mi mente, ¿qué clase de hechizo me había puesto?, no, ella no podía ser la causante de esto, en el bar había podido hacerlo perfectamente con la doctora, ¿sería por el alcohol o por la rabia de enterarme que estaba con otro?, definitivamente me estaba volviendo loco y al parecer ella era la responsable.

Cap 54

El sábado fui con Eugenia al cine y después a cenar, estando en el restaurante le llamó su nuevo compañero de trabajo para invitarla a una exposición al día siguiente, me daba gusto verla de nuevo entusiasmada con alguien y que hubiera olvidado tan rápido a su ex, me pregunté si era buena idea decirle que el tipo estaba muerto y decidí que era mejor que lo ignorará, no quería amargarle su día, sería muy impactante para ella y lo que menos quería era que sufriera de nuevo.



El domingo no hice prácticamente nada, sólo leer, escuchar música y ver la televisión, pasaron un anuncio de la línea de ropa de mary y de inmediato vino lali a mi mente, sí, otra vez el hechizo estaba haciendo efecto, así que me levanté, tomé las llaves del coche y me dirigí a su departamento, necesitaba verla aunque fuera a lo lejos, no me atrevía a llamarla, quizá se negaría y muy en mi contra, al menos conscientemente, eso me dolería.



Llegué y me estacioné otra vez en la acera de enfrente, no tenía idea si su departamento daba a la calle y sólo se veían un par con las luces encendidas, me quede ahí sentado decidiendo que hacer, no podía ir a buscarla, ¿qué le diría?, ¿qué me equivoqué de departamento y no me imaginé que ella viviera ahí?, ¿qué se descompuso mi coche y estaba buscando ayuda?, quizá eso funcionaría si viviera en la planta baja, pero no en el quinto piso. Eran patéticas mis opciones y más aún mi actitud psicópata, obsesiva, compulsiva, ¿desde cuándo yo era así?



Fui sacado de mis cavilaciones cuando un coche se estacionó afuera de su edificio y de inmediato lo reconocí, claro, ¿qué otra cosa podría hacer ella en domingo que no fuera salir a pasear con su novio? La vi bajar y mandarle un beso con la mano y después él arrancó, me esperé a que ella entrara al edificio, se veía tan hermosa con esos jeans y ese suéter que enmarcaba muy bien sus curvas. Moví la cabeza y me dirigí a mi departamento.



Los siguientes días transcurrieron con la rutina de siempre, incluido el ir a espiar a su edificio, estaba completamente convencido que esa mujer me había dado algo, no era posible que me estuviera comportando de manera tan irracional, ¿qué ganaba con verla escasos segundos?, ¿por qué, a pesar de estar tan cerca de ella, no me atrevía a acercarme?, ¿por qué temía a su rechazo? lali parecía una especie de droga, la había probado, me había gustado y quería más, pero a la vez intentaba evitarla, unos días tenía la suficiente fuerza para no pensar en ella y otros sentía una necesidad impetuosa de estar a su lado, sí, ella parecía algún tipo de adicción que tratas de dejar y no puedes.

Ese viernes no pude más, estaba afuera de su edificio y, aprovechando que apenas me habían entregado el movil que utilizaría en la oficina, le marqué desde ese para que no supiera quien la estaba llamando. Después de tres timbrazos escuché su hermosa voz: “hola, buenas noches”, me quedé mudo como vil adolescente, sin poder hacer la estúpida pregunta de rigor, “hola, ¿hay alguien ahí?”, preguntó un tanto desconcertada y al volver a escucharla, un suspiro me traicionó y colgué de inmediato el teléfono, entonces tuve la vaga esperanza de que supiera que era yo y me buscara. Casi veinte minutos después sonó mi movil y una sonrisa se plasmó en mi cara al ver que se trataba de ella, sin planearlo resultó.



– Hola – respondí pareciendo casual.

– ¿Estás libre esta noche? – preguntó casi en voz baja.

– ¿Lo estás tú? – exclamé sin pensar.

– ¿Acaso es un reclamo?

– De ninguna manera, sabes que así no funciona – le mentí, conservando mi papel de desconocido.

– Entonces, ¿nos podemos ver? – me alegré al escuchar esa frase, ella estaba tan ansiosa como yo, pero guardé silencio unos instantes para que no lo notara.

– Sí, en una hora en el lugar de siempre.



Y ahí seguía yo, con la sonrisa estupida estampada en la cara, emocionado porque volvería a verla después de casi cuatro semanas. Suspiré y arranqué a toda velocidad. Llegué al hotel y me quedé en el auto haciendo tiempo, luego me puse un eche un poco de colonia y me dirigí a los ascensores. A los pocos minutos llegó ella, vestida de forma informal, con unos jeans y una chaqueta, mi corazón se aceleró al verla y comencé a excitarme a pesar que aún no la tocaba ni la tenía cerca.



Nos saludamos y después subimos al ascensor, alguien debió escuchar mis plegarias porque en el piso dos subieron demasiadas personas haciendo que ella tuviera que pegarse a mí, aspiré el aroma de sus cabellos y exhalé en su oreja sin que pudiera evitarlo, había echado tanto de menos su perfume, en realidad, a toda ella.



Salimos y caminamos rumbo a la habitación, le ofrecí mi brazo que acarició suavemente provocándome una cálida sensación que recorrió todo mi cuerpo. Cuando iba a sacar la tarjeta para abrir la puerta de la habitación sentí que mi blackberry vibró, así que tuve que excusarme con ella para que no escuchara la conversación y que siguiera ignorando cosas sobre mi vida personal.



– Permíteme unos minutos, necesito pasar primero al baño – dije deslizando la tarjeta, ella sólo asintió con la cabeza.


Entre y cerré el baño, caminé hacia la regadera y corrí la puerta de cristal para entrar en ella y tener un poco más de privacidad. Saqué el aparato del bolsillo y vi que la llamada era de eugenia, iba a marcarle cuando ella volvió a hacerlo.



– Hola niña – respondí susurrando.

– Hola baby, ¿cómo estás?

– Ocupado, y ¿tú?

– Esperando, ¿por qué hablas en voz baja?

– Porque estoy en una junta, ¿qué necesitas?

– Escuchar tu voz baby, te extraño.

– Muy graciosa, ya dime en serio para que me llamas con tanta insistencia.

– Sólo para confirmarte que ya tengo las entradas para funcion de Mamma Mía, es mañana a las nueve.

– Muchas gracias, no iba a poder dormir.

– Ahora, ¿quién es el gracioso?, te aviso para que no programes ninguna de tus citas misteriosas, sabes que odio que me dejen plantada.

– Lo tomaré en cuenta, ¿es todo?

– No, quería hablar contigo mientras pasan por mí, ¿por qué tanta prisa galán?

– Porque ya te dije que estoy en una junta.

– ¿Y tú crees que yo soy tonta?, es viernes y pasan de las nueve de noche, ¿quién es ella?

– No la conoces.

– La conoceré algún día? – preguntó curiosa.

– Lo dudo – lo más probable es que sí, pero no quise que aún lo supiera.

– Mmmm, otra de tus citas misteriosas, ¿algún día me dirás qué es lo que haces?

– No y en serio ya tengo que irme.

– Uy, que prisa, a veces es bueno hacer esperar… aumentan las ansias.

– O duermen a la gente, así que ya te dejo niña, nos vemos mañana.

– Hasta mañana baby, diviértete mucho, te mando un besote.

– Y yo dos, descansa y que sueñes con los angelitos.

– Tú también descansa, te he visto más flaco últimamente.

– Me estoy haciendo anoréxico.

– Uy sí te lo creí.

– Bueno, ya adiós, voy a colgar en este momento.



Sólo escuché su risa antes de oprimir el botón de apagado. Salí de la bañera, me lavé las manos y abandoné el baño.



Le sonreí a lali mientras me acercaba a ella, por fin iba a tenerla nuevamente entre mis brazos. Levanté mis manos para tomar su rostro, pero ella me lo impidió sujetándolas por las muñecas, ¿qué pretendía?.

Me besó frenéticamente haciendo prisionera mi lengua, que delicia fue sentir la suya, comprobé que tenía las mismas ganas que yo y le correspondí el beso de igual forma, su sabor era realmente embriagador y me perdí en él, disfrutándolo, saboreándolo, en tanto mi cuerpo reaccionaba y la excitación aumentaba, definitivamente necesitaba de ella, con sólo un beso había logrado hacer lo que aquella rubia mujer no había podido lograr estando desnuda sobre mí. Forcejeé con ella, quería tocarla, acariciarla, recorrer su cuerpo con mis manos y entonces rompió el beso.



– Esta noche será a mi manera – susurró en mi oído.

– ¿Ah sí?, ¿y qué tienes en mente?



La sentí sonreír sobre mi cuello y empezó a lamerlo, en ese momento logré liberar mis manos, pero ella me aventó los brazos impidiendo de nuevo que la tocara, fue mordiendo mi cuello en tanto levantaba mi suéter hasta que me lo quitó, después levantó mi camisa y fue lamiendo de una forma deliciosa mi torso, quise sujetarla por los hombros y una vez más no permitió que lo hiciera, entonces empecé a jadear, el no poder tocarla estaba aumentando peligrosamente la excitación, finalmente me quitó la camisa también, me sonrió y me tiró sobre la cama, sin duda esa noche iba a ser una de las mejores de mi vida, me encantaba esa actitud que había adoptado, quería dominarme y por supuesto que se lo iba a permitir

*Cap 55


Me tumbó en la cama y terminó de desnudarme. Me gustaba esa sonrisa traviesa que tenía en la cara, entonces, tomó mi miembro endurecido entre sus manos y comenzó a lamerlo de manera deliciosa, quise poner mis manos en su cabeza, pero me lo impidió mientras seguía devorándose por completo mi masculinidad. Me acosté por completo en la cama, disfrutando de sus húmedas caricias y mis gemidos se escuchaban por toda la habitación, al fin me estaba haciendo lo que tanto había querido y de qué forma, sentía su tibia boca absorber mi miembro sin parar, al tiempo que lo acariciaba con su mano y pasaba su lengua a todo lo largo.



Yo me mordía los labios ante las grandiosas sensaciones que me estaba provocando, no sé cómo pude contenerme y no gritar su nombre, que ya conocía. Cuando estaba a punto de terminar, ella se detuvo y me besó ansiosamente, entrelazando su lengua con la mía en tanto su mano se deslizaba por mi dureza y me hizo explotar en ella.



Se separó lo mínimo para tomar aire, quise besarla, pero seguía sin dejarme, así que hice uso de mi fuerza y logré tirarla en la cama colocándome encima de ella y la sujeté de las muñecas con fuerza, pero sin lastimarla, ella me miró confundida y yo me reí.



– Fue tu idea jugar rudo esta vez… prohibido tocar o prolongaré más la tortura – expliqué sobre sus labios.



La fui desnudando lentamente, al tiempo que la besaba y lamía, le quité la ropa interior con mi boca y después la giré para recorrer su espalda con mis labios, mi lengua y mis manos. Su respiración se volvió errática y después me suplicó que la hiciera mía, era lo que más había deseado todos estos días, pero quería embriagarme primero de su aroma, de su sabor, quería comprobar si me había necesitado tanto como yo a ella. Mientras me colocaba el condón, lali se acostó de frente y me tumbé sobre ella, pero sin penetrarla todavía, entonces volvió a suplicar.



– Necesito tenerte dentro ahora – exclamó demandante.

– ¿Me extrañaste? – pregunté entrando al fin en su cuerpo.

– Sí – respondió con un grito.

– ¿Cuánto? – inquirí mientras me movía suavemente.

– Mucho – dijo entre gemidos deliciosos que me excitaban más.

– ¿Mucho? – insistí disminuyendo la velocidad de mis movimientos.

– Muchísimo – aclaró tratando de besarme, pero no se lo permití.

– Demuéstrame que tanto – ordené.

Fui a mi habitacion y primero hablé con mi contacto del estadio y le pedí cuatro pases para el palco familiar. Después le marqué a pablo, sonaba y sonaba, pero no me contestaba, estaba a punto de colgar cuando finalmente respondió.



– Hola peter, ¿cómo estás? – contestó un tanto agitado. 

– Bien, ¿y tú?, ¿interrumpo? – pregunté serio ante la posibilidad de que estuviera con ella.

– No para nada, ¿en qué puedo ayudarte?

– Quiero invitarte al partido de los pumas del lunes por la tarde, ¿puedes?

– Claro, hace mucho que no voy a un partido en vivo.

– Pues ya está, te regalo un pase doble para palco preferencial, te los hago llegar a tu oficina el lunes por la mañana.

– Perfecto, muchas gracias.

– No tienes nada que agradecer, nos vemos el lunes – colgué feliz.



Después de cenar, eugenia y yo fuimos al teatro, la obra estuvo entretenida, me gustaban los musicales y la más feliz era mi amiga que cantó todas las canciones. Al terminar, la llevé a su departamento y luego me fui al mío. El domingo no hice gran cosa, no salí, estuve tocando un rato el piano, quería escribirle una canción a mary y Maiquel para el día de su boda, pero no encontraba la inspiración, así que sólo toqué canciones que ya me sabía.



El lunes por la mañana me llegaron a mi oficina los pases para el partido y de inmediato le mandé a pablo los suyos. Casi todo el día estuve con la desesperacion de si iría lali con él, no quería llevarme una desagradable sorpresa como la vez de la cena, así que decidí averiguarlo, estaba afuera del edificio de eugenia esperando a que saliera cuando tomé mi movil y le marqué a lali.



– Hola – contestó un tanto nerviosa.

– ¿Estás libre esta noche? – pregunté sensualmente para escuchar su reacción.

– No… lo siento, un… compromiso previo – eso me indicó que sí iría.

– Entiendo – respondí haciéndome el ofendido.

– ¿Podría ser mañana? – no preciosa, será hoy aunque no precisamente en el hotel.

– Quizá… buenas tardes – fue mi respuesta y le colgué.



Sonreí, al fin se había llegado el momento de terminar de mandar al demonio las dichosas reglas, hoy lali conocería mi nombre, hoy yo entraría de manera formal a su vida y me daría una idea de cómo era su relación con pablo y que tanto significaba yo para ella.

eugenia subió al coche y me miró desconcertada, me preguntó de qué me reía y le dije que de nada, encendí el coche y nos dirigimos al estadio.



Al estacionarme sonó mi movil era de la oficina así que lo respondí y estuve explicándole unas cosas a mi asistente, después de colgar nos bajamos del coche y caminamos hacia el palco, antes de entrar eugenia se encontró a unos amigos, los saludé y ella se quedó con ellos.



Cuando estuve dentro los vi sentados, mi corazón se disparó, saludé a pablo que se puso de pie y me dio un abrazo, lali estaba petrificada en su asiento, debió reconocer mi voz y sonreí. Él la ayudó a levantarse y ella me miró sin dar crédito a tenerme de frente, al lado de su novio.



– Cariño, te presento a Peter Lanzani, uno de los inversionistas más jóvenes y exitosos del país, ella es lali, hermosa, inteligente y talentosísima mujer del mundo de la publicidad y, lo mejor, es la dueña de mis quincenas – dijo pablo.



Pobre idiota, ignoraba que a mí me pertenecían su cama y su pasión, eso sí era lo mejor, ser el dueño de sus noches, no de sus días, aunque, claro, yo podría ser feliz teniéndola de tiempo completo, no habría ningún compromiso de trabajo más importante que ella, ni mucho menos una “princesa” que se interpusiera en el camino. La abrazó y eso me molestó, pero tenía que mantener mi farsa, así que agradecí de nuevo las clases de actuación y le estreché la mano que ella retiró rápidamente.



– Sin que me lo tomes a mal pablo, tienes una novia muy linda – tenía que hacerle saber lo que pensaba de ella y se ruborizó al escucharme.

– Oh, yo lo sé, gracias, además es una excelente chica, la única que me aguanta el ritmo de trabajo y casi no se queja, por eso trato de complacerla lo más que se pueda – excepto en la cama o no tendría porque recurrir a mí, pensé mientras les sonreía.

– Sí, se ve que están muy enamorados – aseguré sólo para ver su reacción.



Entonces, lali palideció, pablo le preguntó si sentía bien y ella respondió que se le había subido la cerveza y fue al baño, que ganas de seguirla y hacerla mía ahí mismo, con el novio cerca, ver quien tenía más influencia sobre ella, pero tenía que dejar que asimilara las cosas, realmente había sido una impresión muy fuerte verme ahí y darse cuenta que conocía a su novio.
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BUENO CHICAS MARATÓN DE 6 CAPÍTULOS POR EL PRINCIPIO DE AÑO :) -BESOS Y FIRMEN HARTO :))

32 comentarios:

  1. me encantoo!!! qiieroo mas novee!! me mueroo x saber como siguen las cosas!!! subii mas nove besos

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  2. Que genial esta la nove sube mas mas mas mas.......!!!!!!!!!!!!!!

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  3. me encanta como cuenta Peter el procedo que vivió para darse cuenta que estaba enamorado de Lali...

    MAS MAS MAS MAS MAS!!!!!

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  4. muy buenos los caps mas mas mas

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  5. Buenísimo quiero más soy nueva en el blog y me encanto te juro hoy me la leit de principio a fin y quiero más

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  6. Vaaamooosasi se hace...muy bieen Peteer...jaja..está desesperado..jejeje
    Me imagino la reaccion de Lali u.u ya espero el prox cap..besoos :))
    @pl_mialma

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  7. Ay que bueno quiero. Más pero ya Peter. Lo tenía. Todo pensando massdssddd

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  8. masssssssssssssssssssssssssssssssssssssss por favorrrrrrrrrrrrrr

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  9. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
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    ++++++++++++++++++++++

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  10. Uuuuuuaaaauuuu maaaas!.

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  11. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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  12. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaasss

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  13. Mmmmmmmmaaaaaaaaaaaaaaassssss

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  14. Uno más, uno más, uno más

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  15. Más más más más más más más más más

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  16. No veo la hora de volver al tiempo de la historia "normal", cuando Lali puso la regla de la abstinencia! A ver como se van a aguantar estos doss! :3
    MÁS!
    @susonrisa_pl

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  17. Nunca me imagine q Peter estaba tan enganchado desde el comienzo me encanta la nove subi mas esta re interesante

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  18. MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS!!!

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  19. Ay quiero más, a cada maratón la historia se torna mejor. Subilo otro maratón pronto, por favor. ☺

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  20. Maaaaaaass maaaaasssss

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  21. Me encanta tu nove, me encanta el maraton siempre la leo es lo mas subi mas por fa
    te espero por mi blog tengo nove http://amorporcasiangeless.blogspot.mx/
    besos!

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  22. Me Fascino! Sube maratón por reyes porfaa!!!!! Se buenita andaa :)

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  23. Másssss!
    Maratón por reyes siiii!!
    Toy re enganchada

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  24. Me encanta la novela

    Ojala que allas pasado un lindo comienzo de año :)

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  25. Aiiii me tiene enganchadisima esta novela por favor has maraton!!

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  26. Pobre Lali ,Peter la mete en cada situación.
    K narrador ,con pelos y señales.

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