Cap 63
pablo también dijo que se
iba a dormir y entonces lali le puso de pretexto, para no subir con él, que
lavaría los platos, él quiso darle un beso y ella lo esquivó alegrándome.
Cuando se escuchó que cerró la puerta, me acerqué y le agradecí su ocurrencia, la
besé y luego caminamos a la cocina tomados de la mano.
Empezó a lavar los platos y le pedí que me contara
sobre ella, estaba seguro que aún ignoraba muchas cosas de su vida, entonces me
pidió que primero le contestara una pregunta y acepté, me cuestionó la razón
por la que tenía esos encuentros en lugar de ligarme a alguien de forma
tradicional, cosa que sí había hecho alguna vez y le expliqué brevemente que un
amigo me había involucrado en esa sociedad secreta y que me había gustado el
rollo de los desconocidos, así que aproveché para preguntarle quién le había
dado mi teléfono, eso me había inquietado desde un principio y me contó que fue
una chica en un bar a la que casi ni recordaba, yo no tenía idea de quien
pudiera tratarse, pero, le agradecía su imprudencia porque eso me había llevado
a conocer a lali.
También le pregunté el por qué me había llamado la
primera noche y me respondió lo que ya sabía, que era su cumpleaños y estaba
sola, otra razón para odiar a pablo, aunque a la vez debía agradecérselo,
porque su abandono fue lo que hizo que ella me buscara. Se molestó cuando le
comenté que no imaginaba quiénes estaban involucradas en la secta y me dijo que
se le revolvía el estómago de imaginar con cuantas había estado, así que la
abracé por detrás.
– ¿Ahora entiendes lo que yo siento al pensar que
pablo pueda tocarte?
– No es lo mismo, él es mi novio.
– A eso precisamente me refiero, ustedes han hecho
el amor, sé que suena trillado, pero es la verdad, yo sólo he tenido sexo con
esas mujeres, ninguna había significado nada – ella me había hecho conocer esa
diferencia – hasta que tú apareciste una noche y me cambiaste la perspectiva de
todo – agregué.
– ¿Entonces no soy una más?
– ¿Y todavía lo preguntas?, jamás había roto las reglas
lali, sabía perfectamente que esas mujeres estaban con otros de la misma forma
que conmigo, así que ninguna valía la pena, pero contigo fue muy diferente, por
eso no te dije la última regla, desde un principio supe que no le darías mi
teléfono a nadie, así que no era necesario decirla.
– ¿Y ahora qué va a pasar?
– Lo que tenga que pasar, lo único que debes saber
es que no dejaré que salgas de mi vida – la quería para mí – y espero que el
que salga y pronto de la tuya sea él, no quiero compartirte con nadie – guardé
silencio unos segundos – y menos con él – que era un bastardo mentiroso.
– ¿Por qué lo dices de esa forma?, ¿tú sabes algo
de pablo que yo desconozca?
– No, me gustaría para que de una vez por todas lo
dejaras, pero no sé nada, mejor olvidémonos de él y aprovechemos estas horas
juntos.
Por supuesto que le conocía el historial al tipo,
pero no consideré que fuera buena idea el que precisamente fuera yo quien se lo
dijera, los unía una amistad de años y aunque me doliera, lali le tenía un gran
cariño y no sabía si me creería, tal vez pensaría que lo estaba inventando por
mis celos, lo único que me quedaba era esperar a que ella se diera cuenta, él
no era demasiado discreto que digamos y estaba seguro que en cualquier momento
cometería un error.
Comenzó la seducción a través de los platos, el
jabón y nuestras manos rozándose, yo pegaba mi cuerpo al de ella que
reaccionaba de la misma manera provocando que la excitación se hiciera presente
y aumentara vertiginosamente. La acaricié con las manos mojadas y sentí como se
estremeció, me fascinaban todas y cada una de sus reacciones, que se dejara
llevar, que nos permitiera experimentar otras formas de entregarnos, sin
importar la hora ni el lugar.
La llevé a la mesa y le hice el amor por segunda vez
en ese día, es que jamás me cansaría de su cuerpo, al contrario, con cada
ocasión la deseaba con mayor fuerza, sus besos me embriagaban, su aroma me
enloquecía, la textura de su piel me encantaba y sus gemidos era una deliciosa
melodía, yo se los provocaba y sabía que era el único que podía hacerla sentir
así, en las nubes, en el paraíso mismo donde ambos nos elevábamos cada vez que
nuestros cuerpos se fundían.
Alcancé a taparle la boca para apagar un poco su
grito al alcanzar el éxtasis total que logramos juntos. Volví a besarla
mientras ella me acariciaba, luego la abracé con fuerza, como si quisiera que
nos volviéramos uno solo y después le acaricié sus mejillas al tiempo que
frotaba mi nariz con la suya, algo que jamás había hecho con nadie.
– ¿Qué me hiciste lali?, que me tienes todo
hipnotizado.
– Lo mismo que tú me hiciste a mí, porque yo estoy
igual que tú.
Esa frase me confirmaba que ella sentía lo mismo
que yo y era lo mejor que me había pasado en la vida, ella había sido la única
en abrirse paso en mi corazón y yo también había logrado entrar al de ella, sin
lugar a dudas nos pertenecíamos y era algo realmente supremo.
El momento mágico se rompió cuando alguien encendió
la luz de la sala, rápidamente me subí el bóxer y el pantalón, mi corazón se
aceleró, pero esta vez de nervios y pánico, si era pablo definitivamente se
desencadenaría una tremenda riña, su orgullo de macho estaría completamente
herido al descubrir que su novia hacía el amor con alguien más, alguien que
fingía ser su amigo. Afortunadamente fue eugenia la que entró a la cocina y
entonces volví a respirar tranquilo, tomó la situación con humor y le aclaró a
que no tenía de que preocuparse y le confirmó que entre ella y yo sólo había
una gran amistad.
lali estaba sumamente avergonzada, pero le expliqué
que no habría ningún problema con eugenia, entonces decidió ir a acostarse, le
rogué que se quedara conmigo, pero no aceptó, sus argumentos eran válidos y
corroboré lo que ya había pensado, ella no quería que su reputación quedara
manchada ni quería herirlo tampoco, entonces la hice prometerme que lo dejaría
lo más pronto que pudiera y la dejé ir, aunque el hueco que sentí en el pecho
fue inmenso.
Al día siguiente no tuvimos oportunidad de estar a
solas, muy temprano fui a entregar el auto y al regresar pedimos un taxi para
que nos llevara al aeropuerto, ahí nos despedimos y sentí una gran tristeza al
separarme de ella, pasarían muchos días hasta volver a verla y tenerla conmigo.
Le acaricié su mano y le di un pequeño beso en la mejilla, en verdad esperaba
que la próxima vez que estuviéramos juntos fuera sólo mía.
Mientras eugenia y yo esperábamos para abordar el
avión entramos a una joyería porque ella quería ver los relojes, yo empecé a
mirar, sólo por curiosidad y de pronto me topé con un hermoso conjunto de
aretes y collar en forma de corazón, eran el regalo perfecto para lali, así que
no dudé en comprarlo, se lo daría como regalo de cumpleaños atrasado.
Cuando llegamos al aeropuerto tomamos un taxi para
que nos llevara a buenos aires y nos dejó en el departamento de eugenia, le
pedí una hoja y una pluma, le escribí una nota a lali y la coloqué dentro de la
caja del collar.
– Por favor, ¿puedes envolver esto y mandárselo a
lali? – le pedí entregándole la caja.
– Claro, pero, ¿por qué no se lo das tú?
– Mañana me voy temprano a Londres y regreso hasta
la boda de mary, así que mándaselo el miércoles, pero, sin remitente, quiero
sorprenderla.
– Ok, yo se lo mando ese día.
– Muchas gracias, te quiero amiga – dije y la
abracé.
– Yo también te quiero peter y en serio estoy muy
feliz por ti, hacen una bonita pareja y se ve que ella también te adora, espero
que pronto deje a pablo.
– Me aseguró que en estos días terminaría con él.
– Es lo mejor para todos, ¿sabes?, ahora que tuve
la oportunidad de platicar con él me di cuenta que tenemos muchas cosas en
común.
– No me digas que te gusta ese idiota.
– No lo llames así, el que ande con la mujer que
quieres no significa que sea un idiota.
– Vaya, veo que sí te gusta, pero, no creo que te
convenga.
– Basta, yo he respetado tu relación con lali, no
tienes porque hablar mal de él, ¿ok?
– ¿Tan pronto ya lo estás defendiendo?
– Estoy cansada y me quiero bañar, suerte en tu
viaje, seguimos en contacto.
– Ok, luego nos vemos – no quise decirle lo que
sabía de él, seguro no volvería a verlo.
Llegué a Londres y me instalé en el hotel, le envié
un correo electrónico a mary para que me diera el de lali ya que en la
investigación no venía. Al día siguiente fui al terreno donde ya estaban
construyendo el nuevo hotel de mi empresa y estuve ahí la mayor parte del día,
supervisando. Mi hermana seguía sin responderme el mail y le envié otro más,
estaba desesperado por tener contacto con lali, pero debía entender que mary
andaba ocupada con los arreglos de su boda. Finalmente me respondió el
miércoles por la noche y de inmediato le escribí a lali y le pregunté si tenía
web cam, para, al menos, jugar un poco mientras estábamos separados.
El viernes me sentí inquieto todo el día, como si
tuviera un mal presentimiento de que lali la estaba pasando mal, así que le
llamé y no me contestó, eso me preocupó demasiado, no podría resistir que algo
malo le sucediera, esta vez no encontraría la fuerza suficiente para
sobrellevarlo, definitivamente no podría vivir sin ella..
Cap 64
Ya era lunes y me
encontraba en el aeropuerto de Londres, no tenía ninguna noticia de lali, no
había respondido mis mails ni había podido comunicarme con ella durante todo el
fin de semana y mi preocupación había aumentando considerablemente, de sólo
recordar lo que había pasado con Noelia mi corazón se desgarraba y sabía bien
que no podría volver a vivir lo mismo, esta vez sí moriría, así que me
regresaría a buenos aires para corroborar que lali estuviera bien.
Hice un último intento de llamarle mientras hacía
fila para comprar el boleto y afortunadamente me respondió, mi corazón latió
nuevamente tranquilo al escuchar su hermosa voz, le hice saber sobre mi
preocupación y mi decisión, me dijo que no era necesario que viajara, después
me complació el escuchar que ya había comprado la web cam, otra de las cosas
nuevas y diferentes que experimentaría con ella.
Regresé al hotel y cené, después subí a mi
habitación y miré un poco de televisión, luego me dormí un rato para hacer
tiempo a que fuera de noche en buenos aires y poder, al fin verla, aunque fuera
por una simple cámara. El despertador sonó y me levanté de la cama, me conecté
a la red justo a la hora que habíamos quedado y ella ya estaba conectada, de
inmediato la saludé y después ambos pusimos nuestras manos sobre la pantalla
del notebook, como deseaba estar junto a ella y poder tocarla realmente. Le
propuse mi juego y casi al instante aceptó.
El verla acariciarse mientras la guiaba era una
extraordinaria experiencia y lo suficientemente excitante para que yo me
acariciara también, aunque deseaba que fuera su mano la que estuviera sobre mi
erecto miembro en lugar de la mía. La vi llegar al orgasmo y yo conseguí el mío
segundos después en tanto la miraba con sus ojos cerrados y como su pecho subía
y bajaba por lo descontrolada que se encontraba su respiración. Me dijo que se
lavaría las manos, yo me subí el pantalón y fui a lavar las mías también. Al
cabo de pocos minutos estábamos de nuevo frente a frente.
– ¿Cómo te sientes? – pregunté mientras me
acomodaba en la silla.
– Relajada – respondió con una sensual sonrisa.
– Me encanta haber contribuido con eso – entonces
deseé saber si ya había cumplido con su promesa – lali, no quiero arruinar el
momento pero necesito saber algo que me está quemando – no podía imaginar que
no la cumpliera aún – ¿ya terminaste con él? – pregunté serio.
– Sí, descubrí que andaba con otra, curioso, ¿no?,
ambos vivíamos en una mentira.
– Lo sabía, por eso no quería que te tocara –
exclamé sin pensar debido al entusiasmo que me dio al escuchar la noticia de su
ruptura.
– ¿Qué dijiste?, ¿tú sabías que pablo tenía una
amante? – dijo totalmente desconcertada – ¿cómo lo supiste? – añadió en tono de
enfado.
– Un día lo vi en un restaurante, pero él no se dio
cuenta.
Tuve que mentirle de nuevo, odiaba hacerlo, pero
aún no sabía si podría ser capaz de entenderme, debía reconocer que mi
comportamiento con ella en un principio era frío y en ocasiones hasta cínico,
porque no sabía bien cómo manejar esto, en cierto modo era nuevo para mí, así
que no le había dado muchos indicios de mis sentimientos hacia ella, además la
forma en la que me había enterado era poco honorable, hurgando en algo tan
personal como lo es un celular, otro delito más a mi lista de actitudes
psicópatas.
Empezó a recriminarme y con toda la razón, así que
le dije un par de verdades y se molestó más, al grado que se desconectó sin
despedirse. Inmediatamente tomé mi Nextel y le marqué, pero cortó la llamada
sin contestarme, volví a marcarle y me respondió el buzón, seguramente lo había
apagado y mi corazón se oprimió, entonces comprendí que si supiera que la había
mandado investigar no me lo perdonaría, eso debía callármelo para siempre.
Opté por enviarle mails pidiéndole perdón de mil
formas diferentes, explicándole más detalladamente mis motivos, agregándole
frases que busqué en la red. Ahora no sabía si había sido buena idea
callármelo, es que no era posible que ese imbécil todavía le estuviera haciendo
sombra a nuestra relación y que hubiéramos discutido por su culpa.
Derrotado y casando me fui a acostar, tenía que
levantarme tres horas más tarde para ir al aeropuerto por uno de mis socios que
llegaría para la junta que tendríamos dos días después. De pronto, una idea
cruzó por mi mente, lali y yo no podíamos estar enojados hasta que yo
regresara, no tenía idea si era rencorosa y quizá ya no querría ir conmigo a la
boda de mary, así que me levanté de nuevo y busqué por internet un boleto de
avión para el primer vuelo que saliera rumbo a buenos aires, después de una
exhaustiva búsqueda encontré uno, pero, tendría que esperar un día y de
inmediato lo compré.
Fui por mi socio y mientras nos dirigíamos al hotel
le dije que tenía que regresar a Argentina por un problema familiar y que no me
sería posible estar presente en la junta, afortunadamente, me dijo que no
habría ningún problema y no me pidió detalles. Esa noche no pude dormir bien,
así que tomé una hoja y empecé a escribirle a lali lo que sentía por ella,
esperaba que eso funcionara para que me perdonara.
“Tienes razón en pensar esas cosas de mí, no puedo
pedir tu confianza cuando soy el primero que la traiciona, pero no tienes idea
de lo que siento por ti, es mucho más fuerte que yo y me asusta, porque aun sin
conocerte demasiado te has metido hondo en mi corazón y no sé qué sería de mí si
tú no sintieras lo mismo, lali, hace mucho que rompí la tercera regla,
incluso antes que las otras dos, eres lo más importante para mí y estoy
dispuesto a hacer lo que sea con tal de demostrártelo.
Tuyo por siempre
Peter Lanzani”
Si supiera que rompí la tercera regla casi desde el
primer día que la conocí, que mi corazón late con más fuerza tal sólo al pensar
en ella, que su pañoleta la llevaba conmigo a todas partes y que ahora la tenía
debajo de mi almohada con tal de sentir su presencia, de embriagarme en su
aroma, sí, era demasiado fuerte lo que sentía por ella, me había enamorado
completamente sin poder evitarlo, sin saber cuándo ni cómo, simplemente lali se
había convertido en mi razón para existir y me asustaba ese hecho, me daba
miedo que ella no me correspondiera y más que nada, que pudiera perderla,
prefería mil veces perder un negocio y millones de dólares antes que quedarme
sin ella.
Quería sorprenderla no sólo con mi presencia, sino
con algo más, pero no se me ocurría que podría comprarle, las flores eran algo
tan trillado y es lo más típico que se regala cuando se quiere obtener el
perdón, yo debía ser original, que se diera cuenta de mi esmero con tal de que
olvidara lo que había sucedido.
Me encontraba ya en buenos aires, iba en un taxi
que me conducía a su trabajo, en un semáforo en rojo me dio por voltear del
lado derecho y vi en el aparador de una juguetería un hermoso y enorme oso de
peluche, entonces le pedí al taxista que se orillara para poder bajar y a
regañadientes lo hizo porque estábamos del otro lado de la calle. Me bajé
rápidamente y compré el oso, el taxista se molestó más cuando lo puse en el
asiento de adelante, a su lado, así que le dije que le pagaría el doble de la
tarifa y fue cuando se le paso un poco el enojo.
Fui el blanco de todas las miradas al entrar al
edificio cargando el enorme oso, pero, no me importó. Mientras me registraban,
saqué el sobre que tenía la nota que le había escrito y anoté encima “Léeme por
favor”, el oso sería mi emisario.
– ¡Qué hermoso detalle!, sin duda su novia es muy
afortunada – dijo una de las recepcionistas en tanto yo caminaba al elevador.
Ese comentario me llenó de alegría, lali mi novia,
sí, al fin ya no había ningún impedimento para que fuera así y seguro se
derretiría en cuanto viera su regalo y me perdonaría. Mientras subía el
ascensor se incrementaban los latidos de mi corazón ante el hecho de tenerla
nuevamente frente a mí y estaba sumamente nervioso, ¿y si el regalo no
funcionaba y no me perdonaba?, no importaba, ya encontraría otra forma de
hacerla cambiar de opinión.
Me bajé en el piso de la agencia y caminé rumbo a
su oficina, a mi paso fui escuchando murmuraciones, todos estaban sorprendidos
y se preguntaban para quien era el oso hasta que vieron que me paré fuera de la
oficina de lali, se quedaron callados, afortunadamente tenía la puerta abierta
y coloqué al oso frente a ésta y toqué escondiéndome para aguardar a que leyera
la carta. Escuché como sacaba la hoja del sobre y la desdoblaba, me paré bajo
el marco de la puerta y la vi leyendo con una expresión indescriptible en su
rostro.
– Perdóname por favor, nunca fue mi intensión
herirte, pero cuando se trata de ti pierdo la perspectiva de todo, no puedo
pensar coherentemente, se me ocurren las más extrañas locuras, por eso estoy
aquí, no me importó faltar a la junta de socios con tal de venir a aclarar las
cosas contigo – le expliqué mientras ella seguía con la cara clavada en la
carta.
– Por mí puedes regresarte a tu junta – exclamó
dándome la espalda sin mirarme – yo también tengo mucho trabajo – agregó seria
y casi me da un infarto al escucharla, quizá la había subestimado y sí era
rencorosa.
– No me digas eso lali, por favor, si tú no me
perdonas lo demás ya no importa – dije abrazándola y pegándome a su cuerpo, de
inmediato noté su tensión al sentirme – ya perdóname, ¿sí corazón? – musité en
su oído asegurándome que mi aliento se colara por él.
– ¿No más mentiras ni engaños?
– Te lo prometo – aseguré y así sería en adelante.
Se giró y nos besamos desesperadamente, con
urgencia, mientras le acariciaba la espalda y ella deslizaba sus dedos por mi
cuello, sentí como mi miembro empezó a despertar ante el contacto de nuestros
cuerpos, pero, el grandioso momento fue interrumpido por su jefe.
Me presenté con él, me reconoció y me miró con
desconfianza, me dio la impresión de que yo no le caía muy bien. Me asomé
después de que salió de la oficina y cuando me aseguré que había entrado al
ascensor, cerré la puerta de la oficina y le puse el seguro para que nadie nos
interrumpiera, no podía esperar un segundo más para hacerle el amor.
– Tengo que terminar unos pendientes – objetó lali,
aunque no muy convencida.
– Este es el más importante, todo lo demás puede
esperar.
Cap 65
Nos besamos nuevamente,
tan ávidos y frenéticos como minutos antes para culminar haciendo el amor de
una forma presurosa, pero no por eso menos satisfactoria. Después que
terminamos tomé su rostro con mis manos y bromeé con ella, diciéndole que la
haría enojar más seguido sólo para poder reconciliarnos de esta manera, ella me
advirtió que quizá la próxima vez no sería así.
– Te amo lali, te amo – le dije finalmente, ya no
podía callarlo más.
– Yo también te amo peter – respondió haciéndome
sumamente feliz.
Otra vez nos fundimos en un beso, pero esta vez sin
segundas intenciones, cargado de emoción, de ternura y porque no decirlo, de
amor, ambos nos queríamos y esa era una manera de demostrarlo, después nos
abrazamos fuertemente y de pronto ella se separó y me miró un tanto asustada
señalando el hecho de que no había usado condón esta vez, lo había olvidado, no
me había llevado ninguno a Londres porque sabía muy bien que no los necesitaría
y a decir verdad, no me importaba si la embarazaba, porque sería el fruto de
nuestro amor y así se lo hice saber, aunque no exactamente con esas palabras
porque el miedo seguía presente en su cara, tal vez no se sentía preparada para
eso y le afirmé que seguiría usando si eso la tranquilizaba.
Me preguntó cuando regresaba a Londres y no me
gustó para nada su comentario ni el tono de su voz cuando le expliqué los
motivos por los cuales estaría sólo un par de días en buenos aires.
– lali, yo no te voy a dejar sola, ¿ok?, siempre he
sabido administrar mi tiempo y debes creerme cuando te digo que nada es más
importante que tú, nunca, grábatelo bien, nunca mis negocios han estado por
encima de las personas que quiero, tengo todo planeado y organizado para poder
pasar el fin de semana entero en Miami para la boda de mary, a la que tú me vas
a acompañar, por cierto.
Le expliqué y una traviesa sonrisa se dibujó en su
rostro y me respondió que no sabía si iría, así que le comuniqué que estaría
ahí sin importar como, entonces aceptó acompañarme, pero agregó que la dejara
trabajar. Yo aproveché para llamar a Londres y revisar mis mails en el movil,
había algunos urgentes y los respondí.
Como hora y media después salimos de su oficina, ella
me tomó una foto cargando al oso mientas se reía, me encantaba verla así de
contenta, adoraba su sonrisa. Le pregunté si podía quedarme en su departamento,
ya que eugenia me había enviado un mail pidiéndome permiso para quedarse en el
mío porque habían fumigado el suyo, así que no era opción ir ahí porque no
quería que nada nos interrumpiera estos días que estaríamos juntos, sabía que
sería poco el tiempo que compartiríamos porque lali estaba trabajando y yo
quería que esos momentos fueran perfectos.
Al llegar al departamento dejé el oso en su
habitación y después me dijo que no tenía nada para cenar, así que le sugerí
que pidiera una pizza, mientras lo hacía yo le besaba el hombro por encima de
la blusa, pero ella me hacía gestos para que me detuviera porque no se podía
concentrar en hablar por teléfono. Cuando me dijo que llegaba en media hora le
indiqué que era tiempo suficiente.
– Eres insaciable peter, ¿te tomas algo?
– Tú eres mi mejor estimulante y esta noche lo
único que quiero es hacerte feliz, amarte como mereces – respondí, a decir
verdad me tomaba unas vitaminas, que aunque no fueran estimulantes sexuales, me
ayudaban.
La despojé de su blusa y de su sostén, mi lengua
impaciente recorrió uno de sus senos y jugueteé con su pezón, mordiéndolo y
succionándolo, después hice lo mismo con su otro seno en tanto mis dedos se
abrían paso por su centro que se humedecía poco a poco y sus gemidos se dejaban
escuchar. Bajé lamiendo por su abdomen, me entretuve en su ombligo y luego le
quité el resto de la ropa, dejándola completamente desnuda. Le abrí las piernas
para sumergir mi cabeza y mi lengua fue recorriendo su cavidad, sus paredes y
su clítoris que lamí y saboreé como el mejor de los manjares.
– Oh, peter, ah, – exclamaba lali estimulándome a
seguir.
Era tan fascinante escucharla decir mi nombre con
la voz entrecortada, así que continué dándole placer hasta que sentí que
llegaba al orgasmo y bebí sus líquidos como si se tratara de una ofrenda de su
parte mientras la escuchaba chillar por el intenso momento que estaba
experimentando.
Llegó la pizza y cenamos mientras veíamos
televisión, después ella se fue a lavar los platos y al regresar se sentó en mi
regazo y fue besándome el cuello, excitándome, entonces la cargué y la llevé a
la habitación. Le hice el amor luego de recorrer su cuerpo con besos y
caricias, al terminar me acosté a su lado.
Después de que lali subió al taxi para ir a
trabajar, regresé al departamento y me dormí, necesitaba recuperar las energías
que había gastado de manera exquisita la noche anterior con ella. Desperté
justo a tiempo para ponerme de acuerdo con ella y encontrarla para almorzar
juntos. Me di una rápida ducha y me dirigí al restaurante que me indicó. Otra
cosa se agregaba a la lista de lo que nunca antes había hecho, pedí una mesa
sobre la acera, por lo regular pedía en un discreto rincón, pero ahora no tenía
nada de que ocultarme, por el contrario, quería que todo el mundo se diera cuenta
de lo feliz que era con mi lali.
– ¡Peter Lanzani! – escuché una voz femenina
exclamar y levanté la vista que tenía clavada en el menú – no lo puedo creer,
¿qué haces aquí? – agregó y me levanté para saludarla al reconocerla.
– Esperando a mi novia – respondí extendiéndole la
mano y nos dimos un beso en la mejilla.
– Es una broma, ¿verdad? – exclamó incrédula
riéndose.
– No, hace un par de meses que tengo novia… formal.
– ¿En serio ha sido cazado el irresistible Peter
Lanzani? – dijo subiendo sus manos por mi pecho – es una verdadera lástima,
aunque – se lamió los labios – eso no es impedimento para que tú y yo algún día
volvamos a divertirnos, como en los viejos tiempos – añadió acercándose
peligrosamente a mí y giré la cara para evitar que me besara en los labios.
– Buenas tardes – escuché la voz seria de lali decir.
– Corazón, al fin llegas – dije feliz y la tomé de
la mano para luego besarla en los labios, quería que quedara muy clara mi
relación con ella – mira, te presento a una vieja amiga, Amanda, ella es
Mariana Esposito, mi novia.
– Mucho gusto – respondió Amanda sin extenderle la
mano.
– Igualmente.
Amanda agregó un comentario bastante desagradable y
después me dio un beso en la mejilla de despedida, en seguida noté como lali se
enfureció más y tuvo toda la intensión de, ¿golpearla?, ¿sus celos podrían
llegar a tanto?, quizá era tan psicópata como yo. Traté de tranquilizarla, pero
seguía reclamándome, a pesar de mis explicaciones.
– lali, hace mucho que dejé de estar con otras
mujeres – mi cuerpo ni siquiera respondía a otras – grábate esto muy bien aquí
– señalé su sien con mi dedo – y aquí – señalé su corazón – la única que me
importa eres tú, a la única que quiero es a ti, con la única que me interesa
compartir mi cama es contigo – musité en su oído y la abracé – aunque para
serte sincero, me da gusto que esto haya pasado, porque tus celos me demuestran
cuanto me quieres.
– ¿Y todavía te atreves a dudarlo?
– No, pero me encanta confirmarlo – aclaré y la
besé.
– ¿De verdad no ibas a dejar que te besara?
– Por supuesto que no, te lo juro, entiendo tu
desconfianza, pero si de algo debes estar segura es que jamás te engañaría, no
tengo ninguna necesidad de hacerlo, ya vamos a comer, anda.
Cap 66
Nos sentamos y en tanto
nos llevaban la comida, lali me contó lo que le había dicho su jefe sobre mí,
indudablemente el mundo era un pañuelo, jamás me imaginé que él fuera familiar
de una de las chicas con las que salí. Entonces opté con aceptar mi realidad
frente a lali, le expliqué que en efecto era así, pero que había cambiado por
ella, que ya ni siquiera tenía el celular al que me llamaba cuando éramos un par de desconocidos y le di el
número de mi blackberry.
Cuando terminamos de comer la acompañé a su
trabajo. Había decidido prepararle algo especial para la cena, así que fui a
comprar todo lo necesario, incluido un hermoso arreglo de alcatraces, que
coloqué en la mesa al igual que los cubiertos para dos personas. Me dirigí a la
cocina y me puse manos a la obra. En cuanto terminé fui por ella a la oficina y
al regresar la sorprendí gratamente, ya que no se esperaba que yo preparara la
cena ni mucho menos que supiera cuáles eran sus flores favoritas.
Le serví y hablamos mientras comíamos, le comenté
mis planes de llegar desde el viernes a Miami para el ensayo de la boda de mary,
ya que era el padrino, ella hizo un comentario gracioso sobre que era mi novia
y después me cuestionó el por qué le había dicho eso a amanda y luego de una
serie muy divertida de preguntas que nos hicimos ambos para no dar una
respuesta concreta le expliqué que aunque no se lo hubiera preguntado así la
consideraba.
Me hizo saber sus temores sobre lo que mi familia
pensaría de ella por no ser de mi nivel económico, esas eran patrañas, ella era
mucho mejor en todos los aspectos que cualquier niña mimada de sociedad,
caprichosa y berrinchuda. lali era toda una mujer en el sentido extenso de la
palabra, trabajadora, entregada, comprometida, me había dado cuenta de esas
virtudes en el desfile de mary, así que aunado a su belleza y a su sensualidad
la colocaban muy cerca de la perfección y era mía, por fin podía decir que era
sólo mía y, que al igual que yo, mi familia la adoraría, porque si algo nos
habían inculcado mis padres era a no tener prejuicios y tanto ellos como mis
hermanos eran las personas más cálidas, amables y amorosas que existían en el
mundo y estaba seguro que no le pondrían ningún pero a mi lali. además, ya la
conocían.
No la dejé lavar los platos, quería consentirla y
mimarla un poco, al día siguiente regresaría a Londres y pasaría un mes
completo alejado de su lado, así que estas horas las haría mágicas para ella.
Había terminado de lavarlos cuando sonó mi blackberry y me sorprendió
sobremanera ver que era ella, “¿qué tenía en mente mi ángel seductor?”, pensé
mientras sonreía y le contesté.
– ¿Estás libre esta noche? – preguntó con ese tono
sensual que tanto me gusta.
– La verdad no, estoy en casa de mi novia –
respondí siguiéndole el juego.
– Es una verdadera lástima – exhaló de manera
excitante – ardo en deseos de verte, acariciarte, besarte, desnudarte, recorrer
tu cuerpo.
– Uf, no sigas que me harás hacer algo que no
quiero – dije mientras sentía como mi miembro empezaba a endurecerse sólo de
escuchar sus insinuaciones.
– Vamos, no tiene porque enterarse tu novia… además
lo prohibido es más excitante, ¿no crees?
– Definitivamente – y con ella podría probar todo
lo prohibido que existiera.
– Me han dicho que eres un dios en la cama y me
encantaría comprobarlo y por tu tono creo que no exageraron, tienes una voz endemoniadamente
sensual, has despertado más mi deseo por ti.
– ¿En serio piensas que mi voz es sensual?
– Demasiado – exhaló de nuevo – mi cuerpo ha
empezado a – hizo un extraño ruido incitador – alterarse sólo de escucharte.
– Tu voz también es muy sexy, ¿así eres tú?
– ¿Por qué no vienes y lo compruebas por ti mismo?
– Está bien, ¿cómo te reconozco?
– Sólo traigo puesto un abrigo negro.
Escuché que colgó y salí de la cocina, la miré
parada bajo el umbral de la puerta del dormitorio, mirándome sensualmente en
tanto se lamía los labios, me encantaba que fuera así, atrevida, sugerente,
traviesa, entonces recordé las palabras que me había dicho mi tío años atrás:
“¿Quieres saber el éxito de un matrimonio?, la
fidelidad, que tu pareja pueda ser tu esposa y tu amante a la vez y para
encontrarla tienes que conocer a muchas mujeres hasta que encuentres a la que
tenga esa cualidad”.
Sin duda alguna lali la tenía, se mostraba de una
forma ante la gente y su lado pasional y sensual sólo me lo mostraba a mí y no
es que fuera hipócrita, simplemente reservaba esa parte para los momentos
íntimos que compartíamos como el que a continuación seguiría.
Hicimos el amor jugando a los desconocidos,
recordando nuestros primeros encuentros, cuando ignorábamos el rumbo que
tomarían, que se convertirían en algo mucho más poderoso que sólo sexo, que se
transformarían en un profundo e inmenso amor, aún sin conocernos demasiado,
pero, ¿quién dijo que para amar a alguien había que conocerle por completo?,
con lo que sabía me bastaba para adorarla, para querer compartir mi vida con
ella y se lo manifesté.
– Al demonio con las reglas, me fascinas lali, me
vuelves loco y cada vez tengo más ansias de ti – musité en su oído abrazándola.
– Tú también me enloqueces como nadie peter, te amo
– sonreí al escuchar esas dos palabras, mi corazón brincó de gusto y emoción.
– Yo te amo más – le aseguré y la besé.
A la mañana siguiente seguimos con el juego,
sonriente aceptó que nos bañáramos juntos y lo hicimos lentamente, entre besos
y caricias furtivas, enjabonando mutuamente nuestros cuerpos y después la vestí
y ella a mí, como si fuéramos niños pequeños, definitivamente ella podría ser
mi esposa y mi amante, era la primera vez que pensaba en el matrimonio y podía
visualizarme llevándola al altar y compartiendo una vida juntos, llena de amor
y aventuras.
Desayunamos casi en silencio, un tanto angustiados
porque se avecinaba la separación, deseando que el tiempo pasara velozmente
para poder estar juntos de nuevo. Tomamos el mismo taxi y nos dirigimos a su
oficina, la acompañé a la entrada del edificio y nos besamos, después nos
abrazamos fuertemente.
– Te amo lali, te voy a extrañar mucho.
– Yo también te amo y te extrañare, pero me
consuela el hecho de que podremos vernos por la web cam.
– Tienes razón, así no será tan tortuoso estar
alejados, cuídate mucho por favor.
– Tú también, pórtate bien, ¿sí?
– Eso ni siquiera tienes que mencionarlo, la única
con la que me puedo portar mal eres tú – respondí frotando su nariz con la mía
y le di un corto beso en los labios.
Subí de nuevo al taxi y me llevó al aeropuerto.
Llegué a Londres y cumplí con mis compromisos laborales y sociales. mary estuvo
cinco días conmigo y le conté que lali y yo ya éramos novios, me abrazó
emocionada y me felicitó por haber decidido finalmente rehacer mi vida amorosa,
no era mi intención francamente, el destino hizo de las suyas y me colocó
frente a la mujer que me transformaría en lo que ahora era.
Una noche tomé papel y pluma, la inspiración me
había llegado y escribí la canción para la boda de mary, recordando la plática
que habíamos tenido aquella vez que anunció su compromiso, aunque debía reconocer
que me había inspirado en lali y nuestra historia, junto a ella no había ningún
camino que no pudiera recorrer, sentía que mi pecho podía estallar de todo lo
que sentía por ella y no buscaba ninguna explicación para eso, nuestro amor era
real y seguro.
Otra noche nos encontrábamos frente a la web cam y
de inmediato noté su cara de angustia, jugaba con sus manos y evitaba mirarme,
me sonreía, pero sus ojos lucían apagados.
- lali, ¿qué te sucede? – pregunté preocupado.
– Nada, ¿por qué? – respondió evasiva.
– Porque estás visiblemente nerviosa y asustada,
¿qué pasa?, dímelo con confianza.
Cap 67
– Es que – guardó silencio
y se mordió el labio – peter… tengo un retraso, debí tener mi período un día
después que te fuiste, ya han pasado diez y nada…
– ¿Eso significa que puedes estar embarazada? –
exclamé sorprendido.
– Sí… no nos cuidamos, hace mucho que dejé de tomar
pastillas y…
– Tranquila corazón, no tienes nada de qué
preocuparte, no estás sola, me tienes a mí, yo no voy a dejarte sola, un hijo
tuyo sería un regalo, un pedacito de ti y de mí.
– Que cosas dices peter – exclamó sonrojada.
– Es la verdad, ¿no te gusta la idea?
– No es eso… aún no me siento preparada para esa
responsabilidad, un hijo no es un juguete, es algo para toda la vida y siento
que todavía no soy capaz de cuidar y educar a alguien.
– Nadie nace sabiendo eso lali, se aprende con el
tiempo, ¿por qué no te haces la prueba para salir de las dudas?
– Me asusta.
– Pero no puedes estar angustiada pensando si estás
o no embarazada, no te van a salir antenitas para saberlo, tienes que
confirmarlo y, por favor, piensa que yo te apoyaré al 100%, ¿vale?, jamás
evadiré mi responsabilidad, es algo que hicimos los dos y nos haremos cargo los
dos, te amo, recuérdalo.
Me respondió aliviada con una sonrisa. Esa noche
casi no pude dormir pensando en esa posibilidad, hasta pensé en bauty, la cara
que pondría al enterarse que yo sin estar casado sería papá, en cambio él
seguía sin heredero, una sonrisa traviesa se dibujó en mi rostro imaginando su
reacción. Mis padres seguro nos apoyarían y mary sería la más feliz, a cada
rato le preguntaba a bauti y Diana cuando la harían tía, así que su sueño se
vería cumplido por mí.
Si a lali le tranquilizaba, le propondría que nos
casáramos, aunque fuera algo sencillo e íntimo, moví la cabeza, ¿en qué momento
mi vida y mis pensamientos habían cambiado tanto?, hace no muchos meses yo era
todo un Don Juan, un Casanova, un Valentino y ahora estaba pensando en comprar
pañales, en efecto, lali había llegado a cambiar mi vida de cabeza y había sido
lo mejor que me había pasado, ella había descongelado mi corazón y logrado que
volviera a latir por amor.
Ese día anduve ansioso en todo momento, así que
cuando vi que era una hora prudente en buenos aires le marqué a lali, me
contestó y me dijo que la prueba había salido negativa, que sólo había sido una
falsa alarma, mis planes se desvanecieron, pero, ya habría tiempo para eso, las
cosas llevaban un orden, aunque no era reglamentario, nos casaríamos en un
futuro y cuando ella se sintiera lista vendrían los hijos.
Al fin había llegado el ansiado día en que volvería
a estar con mi lali, me encontraba en el taxi camino a su departamento, para
luego irnos al aeropuerto y volar a Miami. En cuanto me abrió la puerta se
arrojó a mis brazos y nos fundimos en un beso frenético, cargado de emociones,
como añoraba sus besos, sus caricias, había sido muy divertido el jueguito de
la web cam, pero nada comparado con tenerla en la realidad, embriagándome con
su sabor y disfrutando de su olor, la pañoleta lo había ido perdiendo
paulatinamente, estar entre sus brazos era mi paraíso personal y que ganas de
hacerla mía, de hacerle el amor, sin embargo, teníamos un vuelo que tomar.
Al llegar al aeropuerto registramos las maletas y
caminamos hacia la sala de espera, lali se sentó y yo fui a comprar unos
dulces. Debí tardarme menos de cinco minutos y al girarme para regresar a su
lado la vi muy sonriente abrazando a un tipo que después la sostuvo de las
manos, la sangre comenzó a hervirme y la ira me inundó por completo, ¿quién
demonios era ese idiota que se atrevía a tocar a mi mujer?.
– De verdad luces maravillosa y radiante – le dijo
muy entusiasmado.
– Porque la felicidad se refleja en el rostro –
intervine abrazándola – y lali y yo somos muy felices, ¿verdad corazón?, por
cierto, ¿no me vas a presentar?
– Sí, claro, el, un ex compañero de la
preparatoria, él es Peter Lanzani..
– Su novio, para mayor información – me enfureció
más el que ella no lo aclarara.
Reconoció mi apellido y empezó a alabar a bauti,
¿estaba pretendiendo quedar bien conmigo?, ¿pensaba que por eso iba a pasar por
alto lo que acababa de ver? Cuando se marchó no pude evitar recriminarle a lali,
la muy inocente no se había dado cuenta de las miraditas de ese idiota, me
importaba muy poco si habían estudiado juntos, eso no lo eximía de haberle
coqueteado. En respuesta, lali me recriminó lo de amanda, entonces respondí sin
pensar con un muy desagradable e hiriente comentario del que fui consciente al
momento de sentir la fuerte bofetada que ella me dio con toda la razón.
– No quiero volver a verte en mi vida – exclamó
molesta y se alejó.
– Perdóname lali, por favor, perdóname no quise
decir eso – dije corriendo y abrazándola.
Había sido un completo idiota, pero no tenía idea
de cómo manejar los celos, me cegaban completamente y perdía totalmente el
raciocinio, no sabía cómo canalizarlos y la herí sin proponérmelo, me odié en
ese momento por ser tan estúpido, mi única justificación era el inmenso amor
que sentía por ella y haría lo imposible por lograr su perdón, no me importaba
arrodillarme y recorrer todo el aeropuerto de esa manera con tal de que me
perdonara, la amaba con todo mi ser y me aterraba la idea de perderla, mucho
más si yo era el causante por mis estúpideces.
Accedió a subir al avión, pero no me dirigió la
palabra para nada, eso me dolía, aunque no podía esperar que su actitud fuera diferente
después de la gran estupidez que le había dicho, me daban ganas de romperme yo
solo la boca por no saber tenerla cerrada. Se levantó y supuse que iba al baño,
esperé unos minutos y después la seguí, otra de mis locuras se había hecho
presente en mi mente y, más que nada, estaba buscando reconciliarme con ella,
así que toqué discretamente la puerta del baño, me respondió que estaba ocupado
y seguí insistiendo hasta que me abrió y la obligué a entrar, me dijo que
estaba loco y le respondí que sí, por ella, no había otra verdad.
Comencé a besarla, pero su boca permanecía cerrada,
sin un pequeño atisbo que me indicara que en algún momento me correspondería,
mis manos recorrían su cintura y sus muslos, las de ella estaban a sus costados
y ese rechazo me dolió mucho más que la bofetada que me había dado. Pero no me
iba a rendir, no quería que siguiera enojada conmigo, mi lengua recorría sus
labios tratando de entrar a su boca y mis manos subieron a sus senos, entonces
lali se rindió finalmente y su lengua recibió la mía que se unieron presurosas
al tiempo que ponía sus manos en mi cuello y lo hicimos con urgencia en ese
estrecho baño, cuanto había echado de menos su cuerpo.
Volví a pedirle perdón y me pidió que no abusara de
ella, le di mi razón, aunque quizá no era suficiente para que me perdonara y
finalmente me dijo que dependería de mi comportamiento, como deseaba volver el
tiempo atrás para cambiar las cosas.
Regresamos a nuestros asientos y la abracé, después
le entregué la letra de la canción y le comenté mis planes de cantársela a mary,
pero se negaba a aceptar porque le daba vergüenza cantar en público, hasta que
debido a mi insistencia terminó por decirme que lo pensaría. Después le conté
la historia de amor de mary y ella me hablo sobre sus padres, la información
que me dio yo ya la sabía, lo que ignoraba era la relación tan fría y distante
que mantenía con ellos.
Llegamos a la casa y tomé su mano para entrar, de
inmediato sentí sus nervios al ver a toda mi familia en la sala, se la apreté
para infundirle confianza, yo sabía muy bien que la recibirían cálidamente.
Todos la abrazaron y yo estaba emocionado viendo las muestras de cariño para
con ella, no podían faltar las bromas de bauti, pero, ni siquiera me
incomodaron, toda mi atención estaba puesta en ella, que no daba crédito a la
actitud de los Lanzani.
Cap 68
Después Diana nos dio la
noticia de que estaba embarazada y mi hermano orgulloso y feliz la abrazó, así
que ahí me desquité un poco de sus comentarios, me daba tanto gusto que al fin
fuera a ser padre, estaba seguro que sería el mejor.
Subimos a la recámara a arreglarnos para el ensayo,
lali de inmediato salió al balcón y yo fui tras ella y la abracé, le encantó la
vista y a mí me encantaba tenerla ahí, conmigo, completando mi mundo, no podría
pedirle más a la vida en ese momento. Le pedí que nos bañáramos juntos, pero se
rehusó argumentando que teníamos poco tiempo, así que ella lo hizo primero y
mientras tanto desempaqué. Luego fue mi turno y al salir, quedé maravillado al
verla, estaba radiante con ese sencillo y bonito vestido de color beige, que no
pude contenerme y la hice darse una vuelta diciéndole lo hermosa que se veía
mientras ella se sonrojaba.
Bajamos a la terraza, donde ya se encontraban los
principales invitados, mary la presentó y yo no podía sentirme más orgulloso de
mi novia, se sentía tan raro pensar en ella con esa palabra, antes creía que
había salido de mi vocabulario. Mi mamá se acercó a mí y me puso su mano en mi
hombro.
– Que gusto me da verte enamorado, hijo, siempre
había respetado tu forma de ser, aunque no estuviera de acuerdo con ella así
que no tienes idea de la satisfacción que siento en este momento por ti.
– Gracias mamá, francamente soy muy feliz y te voy
a confesar algo, lali es la mujer con la que quiero estar por siempre, así que
pronto habrá otra boda en la familia.
– Me da mucha ilusión, este ha sido uno de los días
más felices de mi vida, mi pequeña hija se casa, voy a ser abuela y tú estás
planeando tu futuro.
– A mí también me da mucho gusto ver a mis hermanos
realizados y en cuanto a mí, sólo te puedo decir que la amo demasiado.
– Y se ve que ella también a ti, además se nota que
es una buena chica.
– Muy linda, mamá, ya la irás conociendo con el
tiempo.
Después del ensayo, pasamos al salón para comer, al
terminar, lali y yo cantamos la canción, aunque era para mary, la interpretamos
para nosotros, en cada estrofa nos acercábamos más y cuando terminamos
estábamos a milímetros de distancia.
– Junto a ti quiero estar el resto de mi vida, soy
capaz de cruzar el Atlántico nadando sólo para llegar a ti, estoy profunda y
totalmente enamorado de ti, lali – susurré en su oído, ella no respondió nada,
pero no era necesario, su mirada de asombro me lo decía todo.
Cuando nos quedamos solos le toqué el piano, una
melodía que había compuesto para ella, después la besé y acaricié ahí mismo, me
detuvo diciéndome que alguien podría vernos, así que cerré todas las puertas y
regresé a su lado, ella se rehusaba a que lo hiciéramos ahí, sin embargo,
terminó cediendo y nos entregamos de una manera increíble, muy al estilo de una
escena de la película Mujer bonita, sobre el piano.
– La noche apenas empieza corazón y juro que no te
daré tregua – dije al terminar.
Luego de vestirnos, me pidió que le mostrara la
casa, así que hicimos un pequeño recorrido por la planta baja y la llevé a la
piscina, le sugerí que nadáramos y de nuevo puso de pretexto a mi familia y a
la gente que andaba ahí trabajando, pero, otra vez la convencí. No sólo nadamos
un poco, sino que hicimos el amor ahí mismo, entre el agua y la compañía de la
luz de la luna que hicieron más memorable el momento.
– Te amo lali – le dije finalmente, venciendo mis
demonios.
– Yo también te amo peter, con todo mi corazón –
respondió y la emoción fue tal que podría jurar que mi corazón se detuvo por un
segundo.
Íbamos subiendo a la habitación cuando nos topamos
con bauti, quien salió con uno de sus típicos comentarios, logrando incomodar a
lali, pero le dije que no le prestara atención, que él y diana también tenían
sus anécdotas. Entramos a la habitación y nos dimos una ducha rápida porque
ambos estábamos tiritando de frío.
– Ni se te ocurra vestirte corazón – dije mientras
se secaba.
– Estoy empezando a sospechar que sí ingieres
alguna sustancia prohibida.
– Juro que no, sólo tomo vitaminas, además la
comida fue de mariscos, se sabe muy bien cuáles son sus propiedades – aclaré y
le quité la toalla mirándola sensualmente – y lo principal, te amo y eso es el
mejor afrodisiaco – añadí lamiendo su cuello.
– Yo también te amo y me encanta que seas así –
aceptó con una risita.
La besé apasionadamente y después la cargué para
llevarla a la cama, la deposité ahí y me comí sus senos alternadamente mientras
mis dedos se deslizaban hasta su intimidad que invadí con ellos y comenzó a
jadear y a susurrar mi nombre, después me llevé mis dedos a la boca para
disfrutar de su sabor. Dibujé sus labios con la punta de mi lengua entrando en
su centro, lali se arqueó al sentirme y se aferró a mi espalda, casi
enterrándome sus uñas, fui embistiéndola lentamente en tanto la besaba, luego
puse mi cabeza sobre su hombro, gimiendo ante la magnificencia de su cuerpo que
se movía al unísono con el mío, apretándome con sus piernas y llevando sus
manos hasta mis nalgas que empujaba para que llegara aún más adentro de su muy
húmeda cavidad. Le hice a un lado unos cabellos que tenía sobre el rostro.
– ¿Te gusta? – le pregunté con voz ronca debido a
la excitación.
– Me… encanta – respondió con dificultad.
– ¿Quieres más? – inquirí sobre sus labios,
mirándola.
– Sí… mucho más… un poco más rápido.
– ¿Así? – cuestioné acelerando mis movimientos.
– Sí… así…peter
– Oh lali… eres exquisita.
– Tú me vuelves loca… te amo.
– Y yo te amo a ti.
Aceleré aún más las embestidas, entrando y saliendo
de ella de tal manera que se escuchaba el chocar de nuestros cuerpos que ya
estaban cubiertos de sudor. Hice unos cuantos movimientos más y descargué en su
interior, inundándola por completo mientras ella gemía delicioso, indicándome
que también había llegado al mismo tiempo que yo. Después de unos segundos,
bajé de ella y me acosté a su lado, pegándome a su cuerpo, con nuestras piernas
entrelazadas hasta que nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente desperté y ella aún dormía,
me acomodé para mirarla, definitivamente era un ángel reflejando paz y
tranquilidad, con su labios color carmesí y no pude evitar sonreír al reconocer
que ese ángel era sólo mío y que yo era de ella, sin ninguna duda, ambos nos
pertenecíamos, nos completábamos y nos amábamos.
– Buenos días corazón – dije cuando despertó y le
di un pequeño beso.
– Buenos días mi amor.
– Me encanta como suena eso.
Sí, me encantaba que me dijera así, saber que yo
era su amor, ella era mi corazón, el motor de mi vida. Me fascinó que sugiriera
que nos bañáramos juntos y lo hicimos de una manera sublime, con cada gesto, mi
amor por ella se intensificaba. Después de vestirnos y peinarnos bajamos al
comedor, donde ya se encontraba toda la familia. No podían faltar los clásicos
comentarios de bauti y hasta le dio lata a mary, que me encantó su amenaza de
subir un video de él a la red para que vieran como consentía a su esposa, ni
quien se lo imaginara con lo rudo que es en el campo de rugby. Al terminar, le
mostré a lali el resto de la casa, le indiqué de quien era cada recámara y
luego entramos la biblioteca, la cual tenía varios cuadros pintados por mi
madre.
– Qué hermoso pinta tu mami – exclamó mirándolos
maravillada.
– ¿Y tú como sabes que los pintó mi mamá? –
pregunté sorprendido.
– Porque aquí dice – respondió señalando la
ininteligible firma.
– Eres muy mala mintiendo, ¿lo sabías? – dije
abrazándola por detrás.
– Bueno, yo también sé algunas cosas tuyas, señor
vicepresidente de la fundación Lanzani
– Con que me googleaste, ¿eh?, ¿cuándo? – cuestioné
dándole un beso en el cuello.
– Cuando supe tu nombre y quedaron rotas las
reglas, necesitaba saber más de ti.
Así que ella estaba igual que yo, también quería
saber todo sobre mí, claro que había usado métodos más tradicionales, la verdad
a mí no se me había ocurrido que podría conseguir información de ella en esa
página. Ambos estábamos locos el uno por el otro y lo ignorábamos, los dos
teníamos nuestros propios miedos y demonios, quizá nos pudimos ahorrar tantas
cosas de haber sido sinceros desde un principio, pero, ¿cómo podíamos serlo con
las reglas de por medio? Me agradó tanto saber eso, me sentí menos psicópata,
tal vez algún día le contaría que la había mandado investigar, sólo esperaba
que me comprendiera.
lali fue a la habitación de mary para que la
arreglaran y yo me dirigí a la terraza, ahí estaba mi padre, bauti y mis tíos,
así que me puse a platicar con ellos, les conté que ya tenía novia y me
felicitaron. Después entramos a la sala, donde se encontraba la amiga de mary
que no tardó en acercárseme.
Cap 69
– Vaya, veo que hoy sí
viniste acompañado, pensé que esta vez sí se me haría.
– Pues no, ya es mi novia y por supuesto que
tenía que acompañarme – dije serio.
– ¿Así que por esa me rechazaste?, pensé que
tenías mejores gustos, es tan insignificante.
– Retira lo que dijiste, no me hagas olvidar que
eres mujer y que eres amiga de mary, no te voy a permitir que la insultes, ella
vale mucho más que tú, no es una… buscona.
– Vaya, sí que te tiene comiendo de su mano, no es
pecado expresar una opinión.
– Lo es cuando se trata de un muy mal comentario
sobre la mujer que amo.
– Sí que es afortunada, la defiendes con tanto
ahínco.
– Porque la amo, pero, no espero que tú entiendas
eso, no sabes lo que significa.
Me miró con rabia y en eso vi entrar a eugenia con
su hermano así que fui a su encuentro a saludarlos, le dije a ella que subiera
a la habitación de mary y de inmediato lo hizo. Entonces, me puse a platicar
con mi tío y le comenté que al fin había encontrado a la mujer que él alguna
vez me había descrito y me dijo que le daba mucho gusto y que ya quería
conocerla.
Luego de un largo rato de platicar con él subí a mi
habitación para cambiarme y ahí estaba lali ya lista. Le hice saber lo preciosa
que se veía y me lo agradeció al igual que el dejarla entrar a mi vida, no
entendí porque me decía eso ni la manera en la que me abrazó, así que le
respondí que el agradecido era yo y me cuestionó desde cuando había roto las
reglas y le dije la verdad, incluso le confesé que le había mentido el día que
había llovido y le di mis razones para hacerlo. Me dijo que me amaba, quizá
desde el primer instante en el que me vio y le contesté que al parecer yo
también.
Minutos más tarde bajamos a la terraza, recibimos a
varias personas y después se la presenté a mis tíos. Luego nos acomodamos en
nuestros respectivos lugares y la boda dio inicio, en el momento indicado le
coloqué el lazo a mi hermana, quien irradiaba felicidad a kilómetros a la redonda.
Al término de la ceremonia nos dirigimos al salón; platicamos, bebimos, comimos
y di mi discurso, se me había dificultado hacerlo, pero ahora, al tener a lali
ahí conmigo, todo se me aclaró y dije las primeras palabras que me salieron del
corazón y que fueron muy bien recibidas porque todo mundo aplaudió emocionado y
la expresión en el rostro de mary era grandiosa. Luego le propuse a lali que
bailáramos y se dejó llevar. Más tarde bailé con mi madre, con mi hermana y con
eugenia que se veía ilusionada, supuse que había conocido a alguien, pero lo
negó.
Llegó la hora de aventar la liga de la novia y lo
que nunca, me acerqué, yo no creía en esas tradiciones y jamás me había llamado
la atención participar, sin embargo, sentí el impulso de hacerlo esta vez, algo
que no creí sentir algún día me había sucedido, la ilusión de casarme. La liga
le tocó a un amigo de mary que la presumió. Después fue el turno de las mujeres
para variar el ramo y le tocó a eugenia que se entusiasmó sobremanera, ahí
confirmé que sí había conocido a alguien.
– Gracias por el discurso y por la canción– dijo
mary abrazándome.
– No tienes nada que agradecer duendecillo, fue de
corazón.
– Y sé muy bien quien fue tu musa, me alegra
muchísimo que al fin hayas abierto tu corazón, sobre todo a alguien como lali que
se ve que te ama.
– Lo sé, te quiero mucho hermanita, diviértete, en
verdad te deseo lo mejor.
– Yo también te quiero mucho, gracias por todo, nos
vemos en Navidad.
Abracé a lali mientras mary y Maiquel partían rumbo
a su luna de miel. La fiesta continuó otro rato y después tomé una botella, un
par de copas y la mano de lali, caminamos a la playa, al pequeño recinto que
teníamos para descansar y tomar un poco de sol. Brindamos y luego nos amamos de
manera celestial, experimentando una nueva forma, recorriendo nuestros cuerpos
con múltiples besos y caricias, repitiendo nuestros nombres, gimiendo,
disfrutando no sólo del momento, sino del ambiente, de la luz de la luna, del
sonido del mar, del aroma de la playa que se mezclaba con el del sexo y después
colapsamos juntos una vez más.
Le comenté que faltaba poco para que amaneciera,
así que después de vestirnos nos sentamos a la orilla del mar para presenciar
ese magnífico hecho que jamás había apreciado como esta vez, con la dueña de mi
corazón entre mis brazos luego de haberla amado de forma tan gloriosa. Me
percaté que se quedó dormida, me levanté con sumo cuidado y la cargué hasta la
habitación, la dejé cuidadosamente en la cama y me acosté a su lado,
durmiéndome casi de inmediato.
Otra vez desperté antes que ella, bajé a la cocina
y le preparé el desayuno, aunque por la hora que era, más bien debía llamarlo
almuerzo. Tomé una rosa del arreglo que había en la mesa del comedor y en las
escaleras me topé con mis papás que ya regresaban a Seattle, vi como mi madre
se conmovía ante mi gesto para con lali, mi padre me palmeó y me dijo que la
invitara a pasar las fiestas decembrinas con nosotros, les di un beso a ambos y
terminé de subir.
Ella aún dormía, miré el reloj y teníamos que estar
en dos horas en el aeropuerto, así que la desperté, acariciándole el rostro con
la rosa, me sonrió sin abrir los ojos, entonces la besé en los labios y le dije
que ya era hora de levantarse, que el desayuno ya estaba listo, se enderezó y
miró sorprendida la charola, que coloqué sobre sus piernas. Desayunamos
mientras comentábamos sobre la boda y después nos alistamos para regresar a
buenos aires. En la sala nos encontramos a bauti y Diana que miraban televisión
y nos comentaron que se quedarían ahí el resto de la semana, así que nos
llevaron al aeropuerto, nos despedimos dándoles un abrazo y lali le recomendó a
Diana que se cuidara mucho.
En el avión le comuniqué a lali sobre la invitación
de mi padre, pero le dije que no había problema si ella iba a pasar esas fechas
con sus padres y me dijo que no lo tenía planeado, que lo más probable es que
sí fuera conmigo y eso me hizo muy feliz, me apenaba que no tuviera una buena
relación con sus padres, sin embargo, mi lado egoísta era más fuerte y prefería
mil veces que estuviera conmigo que con ellos, este fin de semana había
terminado de comprobar lo importante que era ella para mí y que la amaba con
locura y desenfreno, pasar la Navidad y el Año Nuevo con ella sería mi mejor
regalo y ya estaba ansioso porque llegaran esas fechas.
El tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos, mi
relación con lali seguía fortaleciéndose, a veces ella se quedaba dormir en mi
departamento y en otras ocasiones yo me quedaba en el de ella.
La semana que pasamos en Seattle con mi familia fue
maravillosa, despertar a su lado en Navidad definitivamente fue mi mejor
regalo, mirando su rostro angelical, su cabello enmarañado y esa hermosa
sonrisa que me fascina. Toda mi familia se portó sensacional con ella, la
llenaron de regalos, abrazos, besos y no pudieron hacerme más feliz por
aceptarla tan bien y lograr que se sintiera como una integrante más, mary ya la
consideraba como una gran amiga, bauti le hizo bromas como si la conociera de
toda la vida y mis padres platicaron de lo más a gusto con ella, mi lali los
cautivó tal como lo hizo conmigo.
Estuvimos en abstención unos días debido a su
periodo menstrual, así que sólo nos besábamos y acariciamos, aunque no era lo
mismo, a mí me bastaba con eso, me conformaba con el hecho de tenerla en mi
cama, de dormir abrazado a su cintura, con su exquisita fragancia saturando mis
sentidos, sabiendo que era mía y lo más importante que me amaba con la misma
intensidad que yo a ella.
Una noche me desperté porque la escuché sollozar y
empezó a insultarme, pero me di cuenta que estaba dormida y se movía agitada,
así que la tomé de los hombros y la moví para que despertara, me costó un poco
de trabajo, pero cuando finalmente lo logré, me abrazó, le aclaré que había
sido una pesadilla e intrigado le pedí que me la contara, me dijo que me había
soñado con otra y le aseguré que jamás la engañaría, que la amaba.
Entonces, empezó a besarme con una desesperación
única y me pidió que le hiciera el amor, así que la recosté y la besé con
pasión y dulzura, ella ansiaba tenerme dentro y casi me obligó a que la
penetrara, empecé a moverme lento, pero ella aceleró sus movimientos, no
entendía su urgencia, sólo la complací y le repetí varias veces que la amaba,
tal como ella me lo había pedido, cuando ambos llegamos al clímax bajé de ella
y me acosté detrás, abrazándola por la cintura, entrelazamos nuestras manos y
nos quedamos dormida.
Cap 70 L
Al día siguiente tuve que
viajar a Chicago a una convención que duraría tres días, así que sólo estuve en
contacto con ella por el celular, cuando tenía tiempo libre le mandaba mensaje
o le llamaba, empecé a notar algo extraño en el tono de su voz, pero cuando le
pregunté me aseguró que no tenía nada, que sólo estaba atiborrada de trabajo,
quizá estaba siendo yo demasiado aprensivo y haciendo personal algo que no lo era.
Cuando regresé de viaje, fui a mi departamento a
dejar la maleta y ducharme, al bajar por mi auto al estacionamiento, vi que una
pareja estaba dentro de otro besándose y acariciándose acaloradamente, solté
una risita porque saltaron cuando escucharon que quité la alarma de mi carro,
así que subí y me dirigí al departamento de lali.
Me recibió con un gran abrazo y su aroma inundo de
golpe mis fosas nasales que aunado a la escena que acababa de presenciar
provocaron que las ganas de hacerla mía se incrementaran considerablemente, así
que no puede aguantar más y terminé haciéndoselo de forma presurosa en el
sillón.
Después comenzamos a cenar y le fui platicando
sobre la convención, en la cual, me había encontrado a nico, que iba del brazo
de una hermosa rubia a la que me presentó como su novia.
Noté que lali estaba como ausente, de hecho apenas
y había probado bocado y eso que yo era el que estaba hablando, por lo que le
pregunté en que pensaba y me respondió que en nosotros para luego preguntarme
qué era lo que había extrañado de ella y después que le respondí empezó a
contarme la historia de su amiga Candela que había conocido a su ex esposo en
condiciones parecidas a las que nos conocimos lali y yo, francamente no
entendía adónde quería llegar con eso y me quedé sorprendido cuando me dijo que
no quería que nos pasara lo mismo que a ellos, que nosotros no nos conocíamos y
que ni siquiera sabía cuál era mi color favorito, se lo dije aunque seguía sin
comprender cuál era el punto de todo eso, ¿acaso ese dato es trascendental para
amar y estar con una persona?
No di crédito cuando me preguntó sobre Noelia y no
es que quisiera ocultárselo, algún día se lo contaría, cuando me sintiera listo
para hacerlo, no es algo que platique con frecuencia, a decir verdad, sólo lo
he contado una vez, pero mary tenía que adelantárseme y encima contarle lo mal
que me había puesto, al menos había servido para que terminara de corroborar
que entre euge y yo sólo hay una gran amistad.
Y casi me caigo de la silla cuando me preguntó que
si lo que nos unía era amor o sólo sexo, no me imaginé que se cuestionara algo
así, ahora entendía el porqué de su tono de voz cuando hablamos mientras yo
estaba en Chicago.
–lali, ¿cómo puedes preguntarme eso?, te he dicho
que te amo, te lo he demostrado y no sólo acostándome contigo, te he llevado
con mi familia, ¿cómo puedes dudar si es amor? – era completamente inaudito que
me cuestionara eso, con todas las locuras que había hecho por ella, claro que
algunas las ignoraba.
– Porque lo primero que hicimos ahora que
regresaste fue tener relaciones, ¿eso es lo que extrañabas de mí?, la mayor
parte de tu lista son cosas físicas.
– Por supuesto que no, lali, en verdad no entiendo
a que viene todo esto.
– A que debemos descubrir si este amor es auténtico
o sólo es algo físico.
– Ok, entiendo tus dudas por la forma en que nos
conocimos, pero hasta ahora sólo me has cuestionado a mí, ahora yo te volteó la
pregunta, ¿qué fue lo que tu extrañaste de mí durante mi ausencia?
– Muchas cosas, tu voz, tu mirada, tu sonrisa, tus
besos, tus caricias, tus palabras.
– ¿Tienes dudas de amarme? – pregunté con miedo,
tal vez esa era la razón de sus argumentos.
– No es eso, simplemente hemos basado nuestra
relación en la pasión, recuerda la nota que me dejaste un día, la vida es un
equilibrio y eso es precisamente lo que estoy buscando, que realmente nuestra
relación sea equilibrada y no sólo física.
– ¿Y entonces qué propones para descubrirlo?
No estaba preparado para escuchar su respuesta, me
dijo que así como una vez yo le impuse unas reglas, ahora era su turno de
hacerlo y empezó a dictármelas.
– Regla número uno: no mentiras ni engaños – sonaba
lógico, había algunas cosas difíciles de confesar, pero se las diría – regla
número dos: no arranques de celos – sonaba más lógico aún y con toda la razón –
regla número tres, la más importante… no sexo durante un tiempo, quizá un par
de meses.
– ¿Qué?, ¿no sexo? – exclamé sin comprender que
pretendía con eso.
Me argumentó que si nos amábamos podríamos
soportarlo, ¿acaso no habíamos soportado el tiempo que estuve en Londres?, ok,
lo hacíamos a través de la web cam, pero no es lo mismo, aguantamos los días de
su período, ¿cómo podía decirme que esa sería la prueba máxima para determinar
nuestra relación? Le hice saber que no me imaginaba que fuera tan influenciable
y su respuesta fue que no quería volver a vivir una mentira como con pablo, que
esas serían las reglas del juego, que si las aceptaba.
– Es un poco extremo lali, pero para que veas
cuanto me importas y no sólo por el sexo, acepto, es más te propongo algo que
realizaremos en lugar de hacer el amor, porque hace muchísimo tiempo que eso es
lo que hago contigo, no es simple sexo – le aclaré.
– ¿Y cuál sería esa proposición? – preguntó
mirándome fijamente.
– Te voy a contar mi historia, un poco cada noche,
para disipar tus dudas, para que me conozcas y seguiré las reglas, tal cual, no
quieres mentiras, perfecto, de hoy en adelante sólo la verdad, pero de tu parte
también, porque no me dijiste que mary te había platicado sobre Noelia , no
quieres arranques de celos, los controlaré, no quieres sexo y en su lugar
prefieres que salgamos como dos adolescentes, lo haremos, porque entiendo tus
argumentos y comprendo que estés asustada por la forma en que terminó tu
relación con pablo y por lo que le pasó a tu amiga, pero ni tú eres ella ni yo
soy él.
– Lo sé, no me estoy comparando con ellos, pero vi
tan devastada a candela que no quiero pasar por lo mismo y sí, también tiene que
ver con la manera en que terminaron las cosas con pablo, no quiero que se
repita la historia y la verdad sí me asusta que lo nuestro no tenga un final
feliz, por eso las nuevas reglas, es mejor saber ahora lo que realmente nos une
que después cuando haya pasado más tiempo y nos arrepintamos.
– Yo jamás me arrepentiré de haberte conocido, sin
importar las circunstancias, quizá esa era la única forma en que hubiéramos
coincidido en la vida, entonces, ¿estás dispuesta a escuchar todo lo que tenga
que contarte?
– Sí… pero no quiero detalles sórdidos.
– Está bien, esos los reservaré para mí.
– Ok, te escucho.
Cap 71
Y así empecé a contarle
mi historia, sus reacciones fueron diversas; de tristeza y pena cuando le conté
lo de Noelia, incluso se le llenaron sus ojos de lágrimas, ahí fue cuando
comprendí la forma en que me había abrazado en Miami, seguro mary acababa de
platicarle ese episodio.
Pasó a la sorpresa y molestia cuando le aclaré
la forma en que había entrado a esa sociedad. Se quedó boquiabierta cuando le fui explicando lo que me hacía
sentir, no daba crédito a lo rápido que yo había roto las reglas, incluso mucho
antes que ella. Se quedó impactada al enterarse que la había mandado investigar
y su rostro expresó miedo y confusión.
– No puedo creerlo peter, ¿fuiste capaz de mandarme
investigar?
– Sí, sé que fue algo indebido, pero no encontré
otra forma de averiguar sobre ti.
– Si ya habías roto las reglas, ¿no era más fácil
hablarlo conmigo?, decirme lo que pasaba por tu mente y preguntarme lo que
quisieras saber de mí.
– Sí lo era, sé que fue incorrecto recurrir a eso,
pero, fue lo único que se me ocurrió y cuando decidí romper las reglas y
buscarte, te vi con pablo.
– ¿Ahora es mi culpa? – exclamó cruzándose de
brazos.
– No estoy diciendo eso lali, debes creerme cuando
te digo que no sabía que me estaba enamorando, sólo tenía claro que quería
conocer todo sobre ti y no tenía idea como manejarlo, lali, la primera vez que
me enamoré tenía catorce años, fue un romance juvenil que terminó en tragedia y
no se compara con lo que ahora siento por ti, ni siquiera estaba consciente que
lo que sentí fueron celos cuando te vi con pablo la primera ocasión, no he
tenido citas convencionales con nadie y quizá no sea suficiente para que me
entiendas, pero mi único argumento es que te amo, aunque lo dudes.
– Tal vez es un amor enfermizo peter, perdóname por
no entenderte, pero si tus arranques de celos ya me habían dado miedo, ahora
que sé que me investigaste, ese miedo aumentó y… no sé si pueda estar contigo.
– ¿Qué?, ni siquiera he terminado de contarte toda
mis historias.
– Por el momento no necesito saber más, permitiste
que un extraño me siguiera, que me tomaran fotos, que averiguaran hasta que
flores me gustan, ¿cómo pretendes que siga a tu lado después de saber eso?
– Por nuestro amor lali, sé muy bien que actué como
un psicópata y créeme que haría las cosas diferentes si el tiempo regresara,
pero, no sabía si yo significaba algo para ti.
– ¿Y cómo ibas a saberlo si no me lo preguntaste?,
yo tenía la misma incertidumbre que tú, no me habías dado ningún indicio, hemos
vivido esta relación a base de apariencias, de mentiras y es precisamente lo
que no quiero.
– ¿No me amas lali? – la tomé de las manos – mírame
a los ojos y dime que no me amas y entonces me alejaré para siempre.
– Ese no es el punto peter, sí te amo, pero estoy
asustada, necesito unos días para procesar esta información, ¿ok?
– ¿Entonces no es definitiva tu decisión? –
pregunté con el corazón en la mano examinando sus ojos.
– Aún no, tienes razón en decirme que te faltan
cosas por contarme, pero, por ahora no quiero escucharlas, necesito estar sola.
– Está bien, si así lo deseas, lo comprendo, sólo
ten presente que aunque nuestros primeros encuentros hayan sido sexuales, eso
no es lo que me une a ti, sí me encanta la forma en la que hacemos el amor,
porque grábatelo bien, hacemos el amor, no es sexo lo que tenemos y te pido
perdón por mis conductas irracionales, de verdad lamento mucho haberte mandado
investigar, haberte espiado… sólo recuerda muy bien que te amo, tómalo en
cuenta para cualquier decisión.
– Lo haré porque yo siento lo mismo por ti, después
te llamo.
– ¿Cuándo? – pregunté desesperado.
– No lo sé, cuando me sienta lista para volver a
escucharte, tal vez en una semana.
– Está bien, esperaré – le di un beso en la frente
y me fui de su departamento.
Sabía que eso era lo más difícil que me perdonara,
casi todo lo demás ya lo sabía, excepto algunas mentiras derivadas para ocultar
la investigación. No podía culparla por sentir miedo, francamente yo lo había
sentido por mí mismo y por todo lo que estaba haciendo por ella, su reacción
era lógica, sólo esperaba que su amor fuera más grande y pudiera perdonarme, no
podía imaginar mi vida sin ella, ¿qué haría?, ¿adónde iría?, ya ni siquiera me
llamaba la atención ser un mujeriego, ya estaba harto de eso. Frustrado llegué
a mi departamento y eugenia estaba ahí.
– Que carita, ¿qué te pasó? – exclamó al verme
entrar cabizbajo.
–lali me pidió tiempo para pensar y analizar las
cosas.
– ¿Sigue con la duda del amor o sexo?
– Tal vez, creo que aún no le cuento lo suficiente
para que sé de cuenta que es amor.
– ¿Y por qué te pidió tiempo? – preguntó curiosa.
– Porque le confesé que la mandé investigar y se
asustó.
– ¿Qué?, no puedo creerlo – exclamó sorprendida.
– No me mires así, tú hiciste lo mismo con tu
exnovio, ¿no?
– Sí, pero jamás me imaginé que tú lo hicieras, a
mí también me has ocultado muchas cosas de esa relación, ¿eh?
– Pues ya estamos iguales, tú también me has estado
ocultando con quien sales últimamente.
– Ya suficiente tienes con lo que estás pasando con
lali para que yo te dé otra preocupación.
– ¿Pues de quién se trata?, ¿lo conozco?
– Te lo contaré en su debido momento, por ahora
tienes cosas más importantes que resolver, yo sé cuidarme sola, así que
tranquilo.
– Claro, si has convivido con este psicópata por
tantos años y sigues a salvo, no tengo de que preocuparme, no creo que te
encuentres a alguien más loco que yo.
– En efecto no – se rió moviendo la cabeza – además
no has sido psicópata toda la vida, fue a partir de que te enamoraste de lali.
– Espero que ella lo vea así, que todo ha sido
locura de amor.
– Verás que sí, lali también te ama, en la boda de
mary no sé quiénes derramaban más miel, si ella y Maiquel o tú y lali.
– Pero, ¿crees que me perdone lo de la
investigación y las mentiras que le he dicho?
– Yo digo que sí, pero en el supuesto caso que no
lo hiciera y terminara definitivamente contigo, al menos ya sabes que eres
capaz de enamorarte, de abrir tu corazón.
– No sé si pudiera hacerlo de nuevo, fue casual
euge, no es algo que yo hubiera buscado.
– El amor siempre es casual peter, llega en el momento
preciso y si no fuera con lali, en algún lado estará tu alma gemela, yo pensaba
que él era la mía y ya ves, me equivoque y ahora… la vida me ha dado otra
oportunidad.
– Yo no quiero otra oportunidad si no es con lali.
– No seas dramático peter, verás que sí te perdona.
– Estoy muy mal, ¿verdad?
– Sí mi amigo – soltó una carcajada – pero el amor
así nos pone.
– eugenia, ¿estás enamorada? – dije mirándola
fijamente.
– Tal vez – respondió con una sonrisa mirando al
vacío.
– ¿No me vas a decir de quién?, soy tu mejor amigo.
– No, ya te dije que a su debido tiempo.
– ¿Andas con un casado?
– Por supuesto que no, te prometo que cuando las
cosas se resuelvan entre lali y tú, organizo una salida para que… convivamos
los cuatro.
– Que misteriosa.
– Bueno, ya me tengo que ir, sólo vine por unas
cosas que se me habían olvidado, nos vemos luego – me dio un beso en la mejilla
y se fue.
Pasó una semana completa y lali no me buscó,
respeté su decisión y aunque me estaba muriendo por verla, yo tampoco la
busqué. Todas las noches me dormía con su pañoleta y debía reconocer que
algunas veces me acariciaba pensando en ella, eso no me lo había prohibido, así
que no estaba rompiendo ninguna regla. El siguiente lunes finalmente me llamó y
no pude evitar sonreír al reconocer su número.
– Hola corazón, ¿cómo estás? – fue lo primero que
le dije.
– Bien gracias, ¿y tú? – respondió en tono casual.
– Extrañándote, me da tanto gusto escuchar tu voz.
– Quizá no te dé el mismo gusto lo que tengo que
decirte – dijo seria y mi corazón empezó a latir descontrolado por la zozobra.
No pude decir palabra alguna por la impresión que me causó lo que me
dijo, en un instante pasaron varias posibilidades por mi cabeza, sólo una lo
suficientemente poderosa que no me daría gusto escuchar, que terminaría conmigo
definitivamente.
–peter, ¿sigues ahí? – exclamó haciéndome reaccionar.
– Sí… te escucho.
– pablo ya se enteró de lo nuestro.
Otra vez me quedé en silencio tratando de procesar lo que acababa de decirme,
nada que ver con lo que yo había pensado, ni siquiera me acordaba de la
existencia de ese tipo.
– ¿Me escuchaste? – preguntó insegura.
– Sí… pensé que ibas a decirme algo grave – le aclaré y me volvió el alma al
cuerpo.
– ¿Cómo qué?
– Que no me perdonabas y ya no querías saber nada de mí.
– Bueno… aún no decido eso, sólo quise comentarte que él ya lo sabe.
– ¿Y tú cómo sabes eso?
– Porque anoche coincidimos casualmente en un evento de mi trabajo y me lo
dijo.
– ¿Y cómo se enteró?, ¿te lo reprochó?
–Rocio le mandó la foto de un periódico donde salimos juntos en la boda de mary,
pero no me reprochó nada, ya está saliendo con… otra chica, sólo me preguntó
que desde cuándo y cómo se había dado lo nuestro y luego me comentó que ya
habías prescindido de sus servicios, algo que no me habías dicho, por cierto.
– Aún no llego a esa parte de la historia… ¿ya estás lista para seguirme escuchando?
– Sí, pero tendrá que esperar unos días, va a ser el aniversario de la agencia
y estoy en el comité organizador de la fiesta, así que estoy hasta el tope de
trabajo.
– Entiendo, no te preocupes – dije resignado.
– ¿Quieres acompañarme a la fiesta?
– ¿Tú quieres que te acompañe?
– ¿Crees que te lo preguntaría si no lo quisiera?
– ¿Otra vez vamos a respondernos con preguntas?
– Tú empezaste – exclamó riéndose – ¿sabes?… te he extrañado mucho.
– Yo también lali, no tienes idea de cuanta falta me haces, te amo.
– Yo también peter– suspiró – debo estar loca, pero no me importa que seas un
psicópata, no tengo nada que perdonarte, te amo y te necesito.
– ¿Podemos vernos más tarde? – pregunté con el corazón latiéndome
descontroladamente por sus palabras – paso por ti a la oficina y vamos a cenar.
– Está bien, aunque no puedo desvelarme mucho, mañana tengo que estar a las
ocho de la mañana en Nueva York.
– Yo te llevo, si quieres… me puedo quedar a dormir en tu departamento.
– Ya no soportas la tercera regla, ¿verdad? – exclamó con una risita.
– Apenas van trece días, aguanté un mes en Londres, así que aún puedo soportar
más.
– No puedo creer que los estés contando, corrijo, sí puedo creerlo, me estoy
dando cuenta que eres capaz de muchas cosas.
– Todas por amor lali, no sé cómo puedes dudarlo.
– Sólo quiero estar completamente segura, no quiero otro desengaño.
– Te entiendo, ¿entonces a qué hora paso por ti?
– No sé a qué hora salga, te mando mensaje, ¿sí?
– Ok, lo esperaré.
– Hasta la noche, te mando un beso.
– Y yo cien.
Escuché que se rió y después colgó. Suspiré y luego me reí solo, no sé si lo
había hecho con alevosía y ventaja, pero definitivamente había logrado meterme
un buen susto con esa frase de que no me daría gusto lo que me diría,
francamente me tenía sin cuidado que lo supiera ese tipo, lo único que me
importaba es que no quisiera hacerle daño a mi lali, pero si no le recriminó
seguro es porque no le importó enterarse, además él también ya estaba haciendo
su vida con otra persona.
A las 8:30 me mandó mensaje lali para que pasara por ella, así que salí de mi
departamento y me dirigí a su oficina, la esperé afuera del edificio y de
inmediato salió cuando le avisé que ya había llegado, me saludó con un rápido
beso en los labios y fuimos a un restaurante cercano. Ordenamos la cena y
mientras estuvimos ahí le conté otro episodio de mi historia, vi como paso de
la rabia a la risa y de nuevo al enojo cuando escuchó lo que le platiqué.
– Yo pensé que habías conocido a pablo por casualidad, jamás me imaginé que lo
habías contactado a propósito – exclamó cruzándose de brazos.
– Quería conocerlo, saber si era un fuerte rival.
– ¿Así que desde un principio supiste que me engañaba? – preguntó seria.
– Sí y eso fue lo que me motivó a seguir contigo.
– O sea que si no me hubiera engañado, ¿te habrías alejado de mí?
– No lo sé, probablemente no.
– Esculcaste su celular, sí que eres un psicópata.
– Estoy consciente de ello – acepté avergonzado.
– Jamás me imaginé que alguien hiciera ese tipo de cosas por mí.
– Para que veas cuán grande es mi amor por ti – respondí y la besé en los
labios.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------
BUENO CHICAS AQUÍ LES DEJO UN MARATÓN :) FIRMEN Y COMENTEN HARTO :)